Invitado por el precandidato a la alcaldía Santiago Zambrano a una serie de charlas programadas cada ocho días durante dos meses con exfuncionarios de diferentes secretarias, del acueducto, Emtel y otras dependencias del municipio de Popayán, así como con directivos de movilidad, las empresas de transporte, del comercio, turismo, del Hospital San José, líderes juveniles, entre otros, pude refrescar datos y observaciones ya tocadas en algunas de mis anteriores columnas de prensa y conocer de fuentes autorizadas y con estadísticas la difícil situación administrativa, financiera y socioeconómica que deberá enfrentar el candidato que logre convencer con sus propuestas y armar una coalición representativa para ganar las elecciones de octubre.
Con las obligaciones financieras pendientes, después del préstamo de $75.000 millones que hizo la administración saliente y los cerca de $120.000 millones que sin apelar y negociar deberá pagar por la demanda de los Solarte, el municipio no está para piñatas burocráticas ni de contratos y requerirá de un administrador de pobreza hábil en sortear obstáculos. Además, para cofinanciar obras y proyectos de beneficio comunitario deberá gestionar nuevos ingresos ante entidades locales, nacionales, internacionales, etc.
Así mismo, el nuevo plan de ordenamiento territorial que deberá entregar aprobado la administración actual tiene que servir de guía para superar la ausencia de planeación a largo plazo y el despelote urbanístico y de movilidad que sufre el municipio con el centro histórico caótico y el problema del centro comercial pendiente y en más de 30 urbanizaciones piratas en los alrededores del casco urbano y numerosos condominios que cada vez ocupan más la abandonada área rural (donde los campesinos reciben pocas obras, programas y proyectos productivos y educativos que los incentiven a permanecer trabajando en sus parcelas junto a sus familias).
Para potenciar su desarrollo, la planeación deberá enfocarse como ciudad-región que busque acuerdos con los municipios de la meseta de Popayán y otros cercanos cuyas actividades económicas, productivas y su actividad turística giran en torno a Popayán, que ante el poco atractivo que presenta para la gran industria debe fortalecer su imagen de ciudad turística, universitaria y centro de servicios regional (comercio, salud, educación, etc.) y en el área rural fomentar cultivos apropiados al clima y suelos y agroindustrias que procesen las materias primas.
En cuanto a movilidad urge acelerar la construcción del tramo hacia Chune, la carrera 8ª y otras obras ya financiadas, para complementarlas con las iniciadas por la actual administración para descongestionar el tráfico de sur a norte y viceversa y acelerar la entrada del nuevo operador del servicio de transporte urbano, que según informó uno de los directivos de Sotracauca, al finalizar este año ya podrían poner en circulación los primeros nuevos buses. En la medida que mejore el transporte público los usuarios migrarán del vehículo particular al colectivo y a la par con la construcción y habilitación de ciclorutas y parqueaderos, debe favorecerse el uso de la bicicleta y concertar con los mototaxistas. La ampliación de la peatonalización en el centro también servirá para reafirmar la vocación de ciudad turística y universitaria y de paso favorecerá a los comerciantes del centro.
El manejo y protección de las cuencas de los ríos para prevenir desastres, especialmente en el río Molino y la adecuación de un parque lineal arborizado a orillas del río Cauca y otros afluentes es otro punto fundamental al igual que lo relacionado con el reciclaje y procesamiento de residuos sólidos y orgánicos.
Pero nada logrará el nuevo alcalde si no despierta el civismo y amor por la ciudad donde la mayoría de habitantes no tienen sentido de pertenencia, ni se sienten orgullosos de haber nacido o de vivir en la ciudad que cada vez se vuelve más cosmopolita e intercultural, con visitantes y colonias de diferentes municipios y regiones del país y el exterior.
