Alejandro Gaviria (actualmente ministro de educación) acaba de publicar en octubre del presente año un libro titulado No espero hacer ese viaje y su dedicación dice: a Álvaro Castillo Granada, un librero sin igual. Álvaro Castillo tiene una librería en Bogotá llamada San Librario, donde vende libros leídos, y es un escritor muy conocido en el gremio editorial, de libreros y de muchos lectores.
En su libro Con los libreros en Cuba cuenta historias de librerías e inmortaliza libreros (proletarios) al servicio de la cultura que venden textos en casas, calles, aceras y escaleras de La Habana. Cuba, un país aislado económicamente desde hace décadas, puede leer más que cualquier país capitalista desarrollado? Una pequeña isla donde las grandes editoriales no llegan y los bestsellers actuales no entran en sus fronteras.
El librero, el albañil de la cultura (por hablar en términos marxistas-leninistas) conserva y construye puentes para que sus lectores tengan su libro indicado en el momento adecuado. Un oficio que de pronto no es tan valorado, pero cumple una función esencial en la sociedad. Llevar el conocimiento a los lectores, a los docentes, a las nuevas generaciones.
Castillo nos muestra algo de la cultura cubana por medio de sus librerías, muchas muy sencillas en infraestructura, pero que conservan textos fósiles que solo se encuentran en las excavaciones que hace Álvaro Castillo cuando las visita. Un vistazo a Cuba y sus librerías es un modo de entender parte del sistema cubano y su desarrollo cultural, que a pesar de su linchamiento económico internacional a puesta por la lectura como forma de no alineación frente a occidente.
Hombres y mujeres libreros en Cuba con diferentes profesiones, unos ya fallecidos (que ya están en el cielo de los libreros), otros que cambiaron de oficio, y otras librerías que desaparecieron en el tiempo, pero que Álvaro Castillo dará testimonio de ellas por toda la eternidad en su libro.
Trabajo comolibrero hace algunos años, y me ha fascinado este oficio proletario, y así como varios libreros cubanos le pedían a Álvaro contar sus vidas e historias, ojalá algún día pueda nombrarme en algunos de sus futuros libros y ojalá pudiera escribir un texto titulado 'Con los Libreros en Colombia' si la economía y el tiempo lo permiten.