Lo que el viento se llevó
Opinión

Lo que el viento se llevó

Una mirada al futuro

Por:
marzo 24, 2016
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Por supuesto, no estamos haciendo referencia a la clásica novela de Margaret Mitchell, en donde en una plantación del estado de Georgia, un romance se presenta, en condiciones de especial dificultad; víspera de la guerra de Secesión —1861—; embargada el alma de la juventud que, veía venir la demostración de valentía y hombría —como si la guerra fuera vecina de algún valor—; se atraviesa la viudez temprana de la enamorada, lo único que le dejó la guerra; los hechos se precipitan entre hambre, dificultad y desamor… en fin, en fin; pero dijimos, no estamos, no es nuestro predicamento volver a relatar la historia, sería más que empobrecerla o, en el mejor de los casos, dañarla.

Estamos haciendo referencia a lo que el viento se llevó últimamente, en el Ente de investigación o, como se dice, de acusación, como si fuera esa su única función.

La puesta en escena es grave. Un propósito constitucional de la Carta de 1991 que ha escapado de su alcance; desde luego: lo que se debe decir primero es que no cabe, ni es posible otra reforma, pues una más y, la verdad, se llegaría al tope de lo inenarrable. Miren ustedes señoras y señores, el Ente posee uno de los presupuestos más altos del sector oficial, con una nómina que solo es comparable con la del sector de defensa y, en tanto, dejó de lado la experiencia y trascendencia de su factor humano, el más caro y prestigioso que se tenía, pues de los muchos sistemas intentados, fue creando uno propio que, según los expertos, debería operar casi por fuerza de su propio empeño. A pesar de ello no fue así. Un pesar… una entidad que, según la rica y nutrida fuerza, y el alcance otorgado por las cortes, especialmente por la Suprema, en concreto y, la Constitucional que otorga garantía, se ha tornado en una saga sin que la justicia, la que esperan los colombianos, se perciba, se alcance, pues, en el empeño de buscar la negociación, ha pasado la función de investigación a una aspiración vacía; un prisma institucional diseñado para el resalto a la víctima y a los sujetos pasivos del procedimiento, en postura de logros de reparación, justicia y verdad, pasa a una máquina de reducción de pasos procesales, en donde una imputación, que era la entrada al procedimiento, como la antigua captura o, con  ella misma, hoy como afirman en la calle, no se le niega a nadie.

No sin detalle y, dotado de visón contundente, como lo retrata y de qué manera, el maestro Osuna, denomina el sistema como el “radial acusatorio”. Con este solo epíteto, nos preguntamos, les pregunto, ¿será que algo o mucho no está bien?

Y ahora, en el tránsito a una justicia de transición a la que ya había dado ruta por la Corte Suprema, la Constitucional y —debo decirlo— la propia Fiscalía, en época de la denominada ‘Justicia y Paz’, puso de presente la posibilidad y, entonces, en concreto, la realidad de la existencia de víctimas, dentro de las que se podían contar desde desplazados, hasta víctimas de masacres, de una noche terrible de nuestra historia y, se bosquejó una justicia con capacidad, montada al lomo del conflicto. Sus resultados están en la memoria de los colombianos, en el juicio histórico de lo que se realizó y, aún se realiza, justicia dentro del marco de la institucionalidad que, ante la mirada y el escrutinio de la comunidad internacional se ha puesto. ¿Será que lo efectuado por nuestra justicia, la nuestra, es o fue descabellado, cuando se encuentra como punto de referencia en los centros de la comunidad multilateral? Es para no creerlo.

¿Qué clase de justicia se requiere
en el ya tantas veces citado posconflicto?
¿Será que la justicia debe ser otra? ¿Si es otra, cuál?

Entonces nos preguntamos, ¿qué clase de justicia se requiere en el ya tantas veces citado posconflicto; será que la justicia debe ser otra? ¿Si es otra, cuál? Pero lo cierto es: el operador de la norma a nivel de investigación debe volver por los fueros de la investigación integral, es decir, tornarse en garante de su propio objeto.

Muchos son los retos para la Fiscalía General de la Nación: su profesionalización se impone, es decir, el cuidado por la carrera y, lo de fondo, un punto de especial consideración, lo que deparará la suerte de la nueva forma que resulte de la negociación de La Habana, pero que en todo caso debe garantizar la existencia de la justicia.

Publicada originalmente el 10 de marzo de 2016

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Fragilidad y reconocimiento

Fragilidad y reconocimiento

Nuevo cuatrienio

Nuevo cuatrienio

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--