Luego del retiro del Kun Agüero del fútbol con 33 años de edad, muchos dirán que esta nueva etapa lo acoge siendo millonario, que ya quisiera más de uno “jubilarse” tan joven y con mucho dinero.
Y claro que se va con billete, y seguramente salvando la solvencia de dos o tres generaciones suyas. Pero de esto no se trata, de irse con dinero y ya.
Agüero es un deportista de élite, competitivo y para él no debe ser fácil dejar una profesión a la que se ha dedicado más de 20 años. Reitero: su llanto es conmovedor porque más allá de sus ingresos económicos está el ser humano, que como muchos desde muy pequeño quiso ser futbolista y fue feliz, y de una u otra forma tener que dejar de ser feliz cuesta emocionalmente.
Muchos dirán: pues si está tan amargado que se dé unas vacaciones que para eso tiene dinero, pero resulta que las cosas no son así. Ese vacío, el ya no tener que asistir a concentraciones o entrenamientos, y más en el caso del Kun, que aún le quedaban de carrera unos cinco o seis años para hacer lo que le gustaba.
Y claro, algunos dirán: pues que se dedique a su familia, un proceso de alta valía, claro, lo reconozco; pero insisto: me quedo con el ser humano, que ya no va a tener ese espacio llamado fútbol que lo hizo feliz, y más para un tipo que se retira en momentos que aún estaba en condiciones de competitividad, porque cabe recordar que el patatús cardiaco que le dio fue en pleno partido con el Barcelona.
Ese episodio no le dio en uso de buen retiro.
Algunos se centrarán en el facilismo del dinero que le quedó por el fútbol, que para mí es resultado de un trabajo. Pero me inquieta saber: cuántos están dispuestos a perder una buena parte de su intimidad, de quedar con lesiones, de enfrentarse a jornadas de entrenamiento diarias de 8, 10 o 12 horas; además de los partidos que le exigían correr más de 8 o 10 kilómetros.
Y esa sensación de vacío no solamente la siente Agüero, sino muchos futbolistas de élite y otros que desde otras profesiones están alejados y muy seguramente no tendrán la posibilidad de apoyo psicológico para enfrentar esta nueva realidad.
Sí me conmovió el Kun. Algunos dirán que se secará sus lágrimas con los millones de dólares que tendrá en su cuenta, pero no creo, la desazón por el retiro “prematuro” debe ser dura y sobre todo para un tipo que estaba habituado a la alta exigencia.
