El día de ayer, después del tire y afloje con una acción de tutela, se realizó el examen del concurso para acceder a cargos dentro de la rama judicial. Un grueso número de abogados presentó dicha prueba y las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar, la más llamativa y, un tanto desconcertante, fue la inclusión de preguntas sobre matemáticas dentro de dicho examen.
Las quejas no se han hecho esperar, a los aspirantes les pareció inaudito, incluso injusto (palabra que se derrite y se hace deliciosa en la boca de los juristas) que les pidieran la realización de ejercicios matemáticos en la prueba. Dichos reclamos, materializados en memes y comentarios de Facebook, francamente dejan mucho que pensar.
Si bien la labor del abogado se centra en áreas del conocimientos que requieren capacidades diferentes a las que requeriría un ingeniero, es lógico que la matemática también empapa su profesión (como toca prácticamente toda la vida conocida y por conocer): en cada área del derecho la interpretación de la ley debe dar paso (sino depender) de la matemática para su ejecución: liquidaciones laborales, liquidaciones de sociedad conyugal, procesos de alimentos, daños y perjuicios en procesos de responsabilidad civil y administrativa, quantums punitivos, títulos valores, entre otros.
La profesión de abogado debe dejar su recelo con las matemáticas y asumirlas como parte de su devenir, una parte mucho menor que en la contaduría o las ciencias exactas, pero una parte al fin y al cabo.
De hecho, las críticas de algunos de los aspirantes dentro del concurso muestran la necesidad de incluir componentes de matemáticas en los pensums académicos de la carrera, que urgentemente necesita cambios en su formación, incluso, contemplar la posibilidad de incluir componentes matemáticos en el examen para acceder a la tarjeta profesional de abogado, creado con la ley 1905 de 2018 (actualmente en estudio por la Corte Constitucional tras una demanda que cuestiona su constitucionalidad).
Sumado a ello, quienes trabajen en la rama judicial tendrán una gran responsabilidad, al ser quienes administran justicia, quienes deciden sobre la vida y patrimonio de las personas naturales y jurídicas, añadiendo la crisis de legitimidad que atraviesa esta institución; por ende, es lógico que se les exija una mayor comprensión, no solo del derecho, sino de todo lo que les sirva de herramienta en su ejercicio e interpretación: las matemáticas.
Para finalizar, este tipo de comentarios desdeñando las matemáticas del derecho no son sanos, ni pertinentes, al contrario, refuerzan el estereotipo negativo de que el derecho es la opción de quienes tienen falencias en sus conocimientos de las ciencias exactas y no exclusivamente de quienes tienen vocación de servicio y sentido crítico frente a las instituciones y las injusticias.