En los primeros veinte minutos de Chef es inevitable no compararla con Ratatouille, El festín de Babette o La gran comilona: una orgía visual que sobrecogerá a todos los gordos del mundo, un elogio a los placeres del gusto y la gula, una reivindicación fabulosa del arte de la cocina. Veinte minutos en los que ríes a carcajadas pero también te angustias, sientes vergüenza ajena y unas ganas enormes de ser como Carl Casper.
Es alto y corpulento como James Gandolfini, gracioso y serio como nadie. Chicas hermosas como Scarlett Johansson y Sofía Vergara se derriten por su sazón y carisma. El hombre tiene su pasión que es la cocina, y que ningún hijito solo y desprotegido vaya a llamarlo para reclamarle El tiempo perdido que él está muy ocupado tratando de convencer al crítico más severo e influyente de California, como para pretender ser El mejor padre del mundo.
En la noche en que el crítico va a ir a probar su comida, él está preparando a su orquesta para que toque nuevos y exóticos números. Lamentablemente su jefe, el veterano Dustin Hoffman, le advierte que él no es ningún artista sino un simple cocinero y que el restaurant es su negocio y ningún perro, mi querido amigo, muerde la mano que lo alimenta. “Además si vas a un concierto de los Rolling Stones y no te tocan Satisfaction sales decepcionado… así que esta noche toca tus hits”. Un sabio concejo que el chef obedece y entonces salen los mismos platos y desde la cocina se asoman sus ayudantes y comprueban que la gente está feliz. Ahora solo queda celebrar hasta la madrugada y esperar que el especialista publique su crítica, pero esta distará mucho de ser un elogio.
Herido en su orgullo, decide enfrentarse públicamente con el escritor (en uno de las mejores monólogos que hayamos visto en mucho tiempo) y después lo pierde todo y ahora sí, que ya no tiene nada, pues debe aprovechar para quedar bien como padre y de pronto volver a seducir a su esposa, irse a Miami a convertirse no solo en un referente de la comida callejera sino a rebajar esta película —cuyos primeros veinte minutos son magníficos— a la categoría de comedia ligera.
Hay que decirlo con sinceridad, uno de los grandes problemas que tiene Chef radica en la pobrísima actuación de Sofía Vergara. Ella es todo nervios, exageración y clichés. La barranquillera, quien al lado de Jon Favreau parece una aficionada intérprete de sainete colegial, le cuesta oír los diálogos de sus compañeros, y si una actriz no escucha, simple y llanamente no puede actuar. Durante cuatro temporadas consecutivas estuvo magnífica en su papel en Modern Family, pero al parecer, como tantas veces ha pasado en la historia de la televisión, ella es una mujer de un solo personaje. Gloria será el momento cumbre de su carrera y de ahí no va a pasar. No es la primera vez que vemos su incompetencia: una de las razones por las cuales me salí de Casi un gigoló fue verla convertida en una gigantesca, perfecta e inexpresiva muñeca.
Acá encarna a una estrella de Hollywood de la que no queremos saber nada. Ella no es graciosa, ni sexy, ni memorable, ella es solo una preciosa figura que ilumina la pantalla en los microsegundos en los que logra estar callada, sin que podamos escuchar su voz irritante. Sí, cuando Sofía aparece Chef deja de ser un clásico de la cocina para convertirse en una agradable y olvidable comedia romántica.
Pero la Toti no es el único problema. Llega un momento en que la historia se queda sin gasolina y mientras los muchachos recorren La Florida haciendo sánduches cubanos notamos que nos están blufeando, que están recurriendo a la postal barata para mostrar a los latinos como los gringos creen que son. A punta de clichés logra avanzar hasta encontrarse con un abrupto final en donde todos vivieron felices y comieron perdices… y lechona.
Ojo, aclaro, Chef es mucho más de lo que uno puede esperar pero mucho menos de lo que pinta su primera parte. Una comedia en donde todos van a pasar un rato agradable y los chauvinistas van a pensar que Sofía es la nueva Grace Kelly. Lamentablemente esto no es así, ella es otra latina más de sensualidad salvaje, como lo fueron Lupe Vélez, Sonia Braga y tantas otras actrices que tuvieron su momento en Hollywood solo por su exotismo pero que su falta de talento les impidió convertirse en verdaderas estrellas.
A pesar de sus defectos, Chef es una opción más que aconsejable en medio de la pobreza de nuestra cartelera nacional.