Sin duda, lo que hemos visto en las elecciones hace más de 8 años en nuestro país, han sido acontecimientos históricos trazados por el escándalo, la traición y el engaño; involucrando candidatos, políticos en el poder y sus partidos; más que hablar de corrupción es un cáncer que carcome al país, síndrome que comienza por altos miembros del gobierno llegando a la dirigencia política, nacional regional y local.
Es evidente que el pueblo colombiano está decepcionado, cansado y abrumado por quienes elige. El colombiano promedio, no quiere más decepciones. Esta fue la principal herramienta utilizada por el consagrado consultor que convirtió en tendencia instaurar negativos en la percepción de los electores, desafortunadamente esta herramienta de ataque fue aprendida por algunos partidos y políticos.
El uso desmedido del poder para deslegitimar y dañar la imagen del contrincante, cobró carrera y se ubicó en la agenda de campaña como prioridad y punto de partida. Atrás quedó la idea de poner al pueblo a soñar, a seguir ideales, a creer y seguir postulados, la consigna ahora es implantar el odio entre los electores.
Bien hace el gobierno de Venezuela en señalar a J.J. Rendón por lo que ha hecho en Colombia y no ha podido hacer por su país, en otras palabras nos hizo el daño a los colombianos con este método.
Pasaron a un segundo plano las propuestas, ahora se busca elegir al menos hundido en escándalos y situaciones de desprestigio.
Esta clase de acciones ha mostrado que no se puede confiar en nadie y que la política colombiana y quienes nos representan son los principales delincuentes de la sociedad, por eso ahora, cualquier delincuente cree que nos puede gobernar.
El pueblo colombiano, cansado de ataques de uno y otro de los diferentes partidos, ataques incluso al interior de los mismos partidos se siente decepcionado por esta reprochable herencia del venezolano desterrado del hermano país.
Partidos de ocasión que ahora solo atinan a otorgar avales para sumar y no crecer, hasta el punto de que olvidan presentar candidatos que se identifiquen con las banderas de los ideales por los que fueron creados. Las colectividades son responsables principales por no hacer los debidos controles y filtros de quienes ingresan a sus huestes, permitiendo el ingreso de personas sin la formación moral y ética para contribuir a regir los destinos de un territorio.
Escándalos que tienen agobiada a una sociedad con el pensamiento de que siempre ha elegido mal.
La falta de certeza de que pasó con los funcionarios del Gobierno de Uribe, quienes cayeron como castillos de naipes, la captura de Luis Alfredo Ramos y la persecución al precandidato principal Andrés Felipe Arias son algunas situaciones que han agitado la política nacional. El sonado caso del hacker es sin duda un lanzamiento de misiles de publicidad sucia donde el autor intelectual es J.J. Rendón, dejando al ex presidente Álvaro Uribe Vélez y a su partido con una imagen desgastada y golpeada.
Sin ser santo el uribismo y conociendo como J.J. Rendón y Germán Chica quien fue quien le trajera a Colombia y ayudando al mismo Uribe a obtener su reelección.
Como una moda y cansados de los mismos escándalos, ataques y situaciones que decepcionan al electorado de sus aspirantes, esta estrategia debe entrar a cuidados intensivos para morirse de una vez por todas. Ya agonizante, está llevando a los colombianos a rechazarla y a preferir elegir el menos peor de todos y es allí donde más preocupante se pone la situación, porque nos estamos tragando el cuento de elegir al menos peor. Lo que abre las puertas a aspirantes sin la capacidad, experiencia y madurez política para representar y ocupar cargos que son de gran responsabilidad. Migrar a movimientos políticos identificados con minorías es una tendencia que va tomando fuerza en el país.
Encontramos candidatos sin la preparación suficiente señalando incluso sus aspiraciones a la presidencia del país sin contar con una trayectoria y experiencia poniendo en alto riesgo al país.
Las próximas elecciones serán definitivas para cerrar la era J.J. y entrar en una nueva etapa, que bien podría ser la de los mediocres por la escasa preparación y experiencia de candidatos y que será la preferida por los electores por no encontrar escándalos y negativos, estos son los candidatos que pasan de agache y sorprenden a la encuestadoras en las urnas , son los oportunistas de ocasión que consideran que sin tener los atributos necesarios pueden ser alcaldes , gobernadores, representantes a las cámara, senadores e incluso descabelladamente presidentes del país; mientras los fuertes y formados para gobernar se destruyen en medio de plagios, demandas, corruptelas y montajes.
Si J.J. Rendón quiere continuar enriqueciéndose con el dinero de los políticos colombianos deberá cambiar y traer una nueva estrategia que además sea diferente al juego sucio y marcar una nueva tendencia en hacer política en Colombia. Porque es un hecho que la misma que ha utilizado durante estos años quedara obsoleta.
Aspirantes a próximas elecciones parlamentarias y presidencia que no quieran estar aislados y de agache deberán jugar un papel muy importante con la capacidad de poder afrontar señalamientos y ataques. En esta nueva etapa deben predominar las bondades y cualidades que identifique al pueblo que los elige.
Algunos candidatos que han sido señalados en el pasado con escandalosas situaciones ahora prefieren no ser visibles para no convertirse en blanco que los conduzca al escarnio público y utilizan la estrategia de pasar de agache y utilizando su posicionamiento y recordación así sea con pocos electores para ser elegidos.
Este es un llamado a mostrar los dientes y las garras a sus contrincantes y escondérselas a sus electores dejando ver su corazón con un discurso de solución a las necesidades de quienes los elegirán.
El papel que deben jugar los próximos candidatos se resume en presentar más propuestas que proporcionen soluciones a la comunidad y estar pulcramente consagrados a ésta y no en búsqueda de coimas.
Ser una alternativa sin que esto signifique concentrarse en hacer política del daño, destruyendo y derrotando la imagen de sus contrincantes políticos. También, retomando la política de antaño, esa que reclaman los colombianos donde las elecciones se ganaban por ideales y en las urnas, no tirándose la imagen en televisión y editoriales durante toda la campaña ni comprando votos el día decisivo.
*Consultor en Comunicaciones y Estratega Político.