Lo que los medios no dicen del caso Natalia Springer

Lo que los medios no dicen del caso Natalia Springer

Las investigaciones de la periodista que arruinarían el proceso de paz

Por: Sebastián Camilo Leal Daza
septiembre 17, 2015
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Lo que los medios no dicen del caso Natalia Springer
Foto: tomada de elespectador.com

Escuché con gran interés las dos horas de entrevista que le realizó La W, a la cabeza de Julio Sánchez Cristo y su mesa de trabajo, a Natalia Springer, con relación a los “polémicos” contratos contraídos por parte de la Fiscalía con la firma Springer Von Schwarzenberg Consulting Services, que ella dirige, por un valor de 4.000 millones de pesos, según lo afirman distintos medios colombianos.

Después de escuchar la entrevista, me surgieron varias impresiones, se me despejaron muchas dudas y me surgieron otras.

Primero. El equipo de trabajo de La W, parecía más cumplir las funciones de un tribunal mediático, que no solo le preguntó por nimiedades personales haciéndoles parecer como hechos inmorales o descalificadores, si no que también se ensañó también con datos imprecisos, reiterando el porqué del valor del contrato, del porqué la Fiscalía tuvo que recurrir a su firma cuando tenía personal capacitado para realizar las investigaciones. Si dicha entrevista, que parecía más un ring de boxeo, tenía como “propósito” desenmascarar a la “antiprofesional” y “corrupta” Natalia Springer, pues no lo lograron, ya que Natalia de manera paciente y vehemente, respondió con argumentos a cada uno de los cuestionamientos venciéndolos con un knock out.

Segundo. Es importante tener en cuenta, como ella misma lo ha manifestado, que está presta a responder y hacer frente a los señalamientos a los cuales ha sido sindicada, pues “el que nada debe nada teme”, y por ello, tuvo la voluntad de atender a la entrevista, de seguir al frente de la firma y de paso seguir en el país, a pesar de todo el matoneo mediático que del que ha sido objeto, sin caer en “victimizaciones”, como también lo afirmó. Caso que no sucede con muchos personajes del ámbito político y, curiosamente, cercanos al hoy senador y expresidente Álvaro Uribe, que cuando ven que el “agua les llega al cuello” optan por huir cobardemente y pedir asilo en el extranjero.

Tercero. No es necesario entrar en detalle a argumentar si ella tiene los méritos académicos, laborales, morales, éticos para realizar dichos contratos, sobre el porqué de los $4.000 mil millones, que no fueron $4.000; pues para un buen oyente, despojado de todo prejuicio y todo condicionamiento mediático, lo que ella respondió fue lo suficientemente claro y contundente; y no porque lo haya dicho ella, sino porque está respaldado por documentos, testigos y trayectoria que ha sido de conocimiento público.

Cuarto. Lo que no han dicho los medios, y que es el quid de la cuestión, son las investigaciones de la firma en sí. Pero no desde la forma, o sobre su viabilidad de los mismos, como lo han querido hacer ver los medios, sino, por el contrario, por los impactos que estos puedan generar.

Investigaciones que, entre otras cosas, tienen un impacto en los diálogos de paz adelantados entre las Farc y el Gobierno en La Habana, y he ahí la cuestión de fondo: un impacto en procesos judiciales de la Fiscalía que involucra a diferentes políticos y empresarios que tienen vínculos con la ilegalidad y el paramilitarismo.

Tal es el caso de Ernesto Yahmhure, conocido uribista, quien se señaló de ser cercano del desaparecido líder de las Autodefensas Carlos Castaño, y quien hace poco tiempo salió lanza en ristre contra Springer, revelando en su cuenta de Twitter sucesos que no deberían tener trascendencia alguna, como el hecho de que su apellido Springer no sea de nacimiento si no el de su exesposo, un profesor austriaco.

Investigaciones que también involucran, por los mismos vínculos con la ilegalidad, a nada más y nada menos que Santiago Uribe, hermano de Álvaro Uribe. Este último, con quien además Natalia Springer enfrentó de manera valiente en más de una ocasión, como en la sonada entrevista realizada por La F.M en 2013 o el debate realizado junto con la hoy senador Claudia López, el sociólogo Fabián Sanabria en la Universidad Tadeo Lozano.

Para nadie es un secreto que Natalia tenía y tiene posiciones muy críticas al gobierno del expresidente Uribe y a las políticas de sus más cercanos. Críticas que manifestaba desde los micrófonos, sus columnas y desde debates públicos. Posiciones que han hecho que una parte de la sociedad colombiana, de doble moral, por demás, la hayan catalogado como una periodista de izquierda, alias 'Springer', en alusión a ficticios y absurdos vínculos con la guerrilla, pues ella ha sido igual de contundente y crítica con la guerrilla.

Esa es la misma doble moral de un país que tanto ha criticado la supuesta censura que ejercen países vecinos como Venezuela o Ecuador con medios de comunicación, pero que olvida rápida y oportunamente que Colombia se ha caracterizado por asesinar, perseguir y calumniar a periodistas, analistas, sindicalistas, profesores, que no sean del agrado del Gobierno de turno. Y es precisamente cuando no se logran las dos primeras que los medios se prestan para la persecución disfrazada, en un tribunal mediático que hace eco por un lado de rumores y, por el otro lado, de hechos reales pero descontextualizados, imprecisos o intrascendentes, como si apellidarse Springer fuera objeto de ilegalidad o de demérito profesional.

Quinto. Es de mencionar, por ejemplo, el caso del exfiscal Alejandro Ramelli quien, al igual que Yahmure, sacó “los trapitos al sol”, sosteniendo que el informe de Natalia no cumplía con lo exigido y que dentro de la Fiscalía había personal idóneo para desarrollar lo solicitado por el Fiscal. Si bien él ha salido expresando que no se trata de una cuestión de un “producto de egos”, precisamente todo este alboroto desde el interior de la Fiscalía parece tratarse más de un rencor profesional y una venganza visceral que se ha llevado a instancias nacionales pues, como lo manifestó Springer, además de obstaculizarle y sabotearle sus investigaciones, ni él ha leído su trabajo, ni él en los dos años que estuvo al frente de la Unidad de Contexto de la Fiscalía dio resultados significativos. Todo ello sin mencionar el apoyo público que ha mostrado el fiscal Montealegre al proceso de paz y por seguir adelantando procesos judiciales importantes que a círculos del uribismo parece ponerlos muy nerviosos.

Cabe preguntarse, ¿Por qué tanto alboroto con el caso Springer? ¿Por qué los medios se prestan para hacer un tribunal mediático a una persona que, además de demostrar su historial académico, su experiencia profesional en estos temas, ha demostrado no tener ningún vínculo con la ilegalidad en cualquiera de sus formas? Es en este momento, en donde aprovechando una rencilla laboral,aparecen cual “buitres”, todos los detractores políticos que han salido salpicados por las críticas y las investigaciones de Springer. Es en donde también se prestan los medios y a larga una población de doble moral que “tragan entero” cada noticia rimbombante; como se dice popularmente: “al caído caerle”, y medio país se ha prestado para el absurdo. Pero por el momento, contrario a todo ello y a los pronósticos, hoy más que nunca, Natalia Springer responde con la frente el alto y de qué manera porque, como ya se dijo, “el que nada debe, nada teme”.

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