¡Lo importante, no debe confundirse con la euforia!
Colombia se encuentra entre los países que más invierte en deporte en la región latinoamericana. Para el 2013 se designó alrededor de 160 millones de dólares, de los cuales más de 4 millones son para la preparación mensual y manutención de cada deportista, algo mínimo al esfuerzo que se hace en Venezuela, que invierte alrededor de mil millones de dólares anuales en el deporte de su país, monto que permite a los deportistas mantener una estabilidad económica para dedicarse a entrenar y no buscar fuentes de ingresos .
Momentos de júbilo se han logrado acumular en los pálpitos del pueblo colombiano durante los últimos años, gracias a las excelentes actuaciones deportivas y competitivas ante distintas instancia de nivel internacional . Sin embargo, el fútbol es el escenario de mayor incidencia, pues en el convergen desde los niños hasta los ancianos, sin importar la condición social, la gran mayoría se pone la camiseta, llora de nostalgia y alegría, pero lo importante no debe confundirse con la euforia de lo coyuntural (ser campeón de la copa del mundo de la FIFA).
Han pasado gobiernos totalmente desinteresados de la población, del bienestar social y económico de los colombianos, desarraigados de los intereses colectivos de los niños, de la juventud, sin darle prioridad a la educación y el deporte, elementos de formación y desarrollo que necesariamente deben ir de la mano, para impulsar el progreso de un país.
En ese orden de ideas, lo importante es que necesitamos gobernantes desde lo local y a nivel nacional comprometidos con la educación y el deporte, desde lo rural hasta la ciudad, que se promueva con las garantías suficientes para poder ejercerlo. Un ejemplo de ello es: En el colegio se seleccionen a los mejores e ingresen a las selecciones de las ligas por mérito, que en el barrio no falte el polideportivo y en la comuna el coliseo, que exista el estímulo y remuneración a los deportistas, educación, alimentación, implementación deportiva entre otros, al igual que todas las actividades competitivas integrales sean prioridades, de la misma forma que nos volvamos y reconozcan como una potencia a nivel mundial en la educación como en el deporte. Es por ello que la euforia no debe dejar a un lado lo importante, de lo contrario solo vamos a tener gobernantes dedicados a celebrar triunfos (reelecciones) y a dar al pueblo “pan y circo” (tarde cívica) .