En 1991 se desmoronó la Unión Soviética, marcando el fin de una época y haciendo nombrar a este episodio como “la caída del comunismo”. Ojalá no hubiera sido una simple caída, sino la muerte definitiva de esta doctrina para descartarla de una vez por todas como una opción válida para gobernar. Lastimosamente, tanto el comunismo como su doctrina hermana (el socialismo) siguen presentes en varios territorios, afectando la economía y la calidad de vida en países vecinos como Venezuela y, además, sus políticas de izquierda frenando el desarrollo de nuestra capital colombiana.
El comunismo es solo un régimen opresivo y violento, como bien lo afirmó Leshek Kolkovsky, filósofo que vaticinó la caída de este movimiento. Él explica que esa ideología perdió sustento por los cambios mundiales, lo que ha derivado en un empobrecimiento desgastante de su idea de gobierno. Además, muchos economistas han afirmado que las políticas comunistas se concentran en exceso en la concesión de subsidios, los cuales son el cáncer de cualquier economía.
En una entrevista realizada por el sociólogo peruano Aldo Panfichi al historiador marxista, Eric Hobsbawn, en 1992, donde el tema central era la disolución de la URSS, podemos leer entre líneas que a pesar de ser de tendencia de izquierda, Hobsbawn reconoce algunos de los problemas que le trae a la economía de un país implementar un sistema socialista o comunista. En este sentido, el entrevistado explicó que durante los años 60 el capitalismo empieza a despuntar tecnológicamente, mientras para las economías comunistas todavía no era claro el tipo de problemas y limitaciones que enfrentaban. Lo anterior derivó en la incapacidad de la Unión Soviética para proveer a su sistema económico los mecanismos internos necesarios que le permitieran seguir mejorando por sí sola.
Siguiendo esa línea de ideas, Hobsbawn señaló que la economía comunista se fue haciendo cada día más rígida e ineficiente, ya que no existía un activo vínculo entre ciencia y economía que ayudara a sustentar cierto dinamismo del aparato productivo. Por consiguiente, el nivel de la vida de los países capitalistas desarrollados se fue haciendo marcadamente superior al de los países socialistas.
Por otro lado, en un aparte de la entrevista, Panfichi propone que la ausencia de propiedad privada fue un elemento importante para explicar el pobre desempeño de las economías comunistas, pero Hobsbawm niega que eso fuera así. Además, afirma que no cree que el capitalismo constituya una alternativa, ya que, según él, los países del tercer mundo son mucho más pobres de lo que eran antes y el capitalismo no ofrece ninguna solución al respecto.
Lo que no tiene en cuenta el entrevistado es que la propiedad privada estimula la economía de un país. En el libro Freakonomics, el autor Steven Levitt afirma que todos los seres humanos funcionamos por medio de incentivos. En este sentido, si les restringimos a las personas la posibilidad de aumentar su capital, no van a tener ninguna motivación para esforzarse en el trabajo, dando como resultado un lento desarrollo del aparato productivo.
En cuanto a la afirmación de Hobsbawn, donde dice que el sistema capitalista hace que los países del tercer mundo sean cada día más pobres, se le olvidó mencionar que el comunismo trae consigo aún más estragos en las economías subdesarrolladas. Tiempo después de sus afirmaciones, quedó demostrado que las políticas de izquierda en países como Venezuela, Cuba y Bolivia han traído muchas consecuencias negativas. Apoyando esta idea, Miguel Ángel Santos, economista venezolano e investigador del Centro para el Desarrollo de la Universidad de Harvard, explica que Venezuela es un país que se acostumbró a importar todo lo que consume, pero que se quedó sin dinero para importar. “Es una economía con una escasez brutal, con una deficiencia de 20 puntos del PIB –eso ni siquiera Grecia lo tiene– y el Gobierno para financiar el déficit imprime dinero, por lo que tenemos una inflación de 10-11 por ciento mensual. No tenemos ninguna capacidad de producción, entonces el socialismo del siglo XXI terminó en una calle ciega”, afirma Santos.
Coincidentemente, los mismos problemas mencionados por el economista venezolano, son algunos de los que antecedieron a la caída del comunismo en la Unión Soviética. Por un lado la inflación que se desbocó hasta llegar a un 775 % y, por otro, se presentó una excesiva dependencia de la importación de bienes de consumo cuya producción dentro de la Unión Soviética se había abandonado en beneficio de la fabricación de armas y de los programas espaciales. ¿Pero a quién queremos engañar? Eso no es una simple coincidencia, son problemas típicos que cometen los líderes comunistas y socialistas.
A través de la historia podemos encontrar muchas coincidencias en las acciones de estos líderes. Ahora surge una nueva entre el líder del Nacional-Socialismo alemán, Adolf Hitler y el líder del socialismo bolivariano de Venezuela, Nicolás Maduro. Repudiables actos xenófobos enmarcan sus curriculum. Los de Hitler dieron como resultado el Holocausto, el genocidio en el que aproximadamente seis millones de judíos fueron asesinados. Mientras que las acciones de Maduro derivaron en un millar de colombianos deportados de Venezuela, entre los cuales hubo más de doscientos menores de edad. Empujados por el pánico infundido por las fuerzas militares bolivarianas, unos siete mil colombianos más terminaron saliendo voluntariamente de ese país.
Esos líderes que dicen ser comunistas o socialistas, pero que en su vida íntima muestran ser todo lo contrario, es otra gran mancha a la hora de la ejecución de estas doctrinas. El hombre es por naturaleza capitalista, por más que muchos lo quieran negar y tilden a esta tesis de una simple barrera al pensamiento comunista. La tendencia natural del ser humano es tener deseo por obtener cosas para ellos y sus familias. La idea fantasiosa de que todos deben compartir todo, y que nadie posea propiedad privada solo funciona en la teoría. En la práctica, el animal humano es un ser egoísta, celoso y capitalista. Por ejemplo, es por eso que los cubanos quieren salir de su isla, así sea nadando.
Una investigación realizada por el diputado opositor Carlos Berrisbeitía muestra que Maduro y las hijas de Chávez (Rosa Virginia y María Gabriela) gastan una cantidad desproporcionada de dinero. Por dar una muestra, María Gabriela utiliza los aviones presidenciales –sus fotos en Instagram lo confirman- y viaja constantemente con los fondos públicos, mientras el gobierno no tiene con qué pagar la deuda de 4.000 millones de dólares a las aerolíneas y los venezolanos no tienen cómo viajar por la reducción de vuelos. A ello se le suma la falta de divisas para importar medicamentos y alimentos, afirma un artículo del diario ABC de España.
Por otro lado, los yates lujosos, la veintena de residencias repartidas por toda la isla o las partidas de caza "a lo Luis XV", tanto en las frondosas provincias del norte como en los privilegiados fondos marinos, son algunos de los detalles que saca a la luz el libro: La cara oculta de Fidel Castro, escrito por el guardaespaldas del expresidente cubano, Juan Reinaldo Sánchez junto al periodista francés Axel Gyldén.
Además de lo anterior, la igualdad que propone el comunismo no es posible, porque simplemente no todos somos iguales, y eso es precisamente lo que premia el capitalismo, sin negar que también tenga sus problemas. Los comunistas, esos que están cargados de palabras adornadas y nunca dejan de lado sus ínfulas de intelectuales, dicen que no todos somos iguales, porque no todos tenemos las mismas oportunidades y sí, tienen algo de razón, pero solo en el hecho que no todos contamos con las mismas facilidades.
Ejemplificando, si tú les brindas a 10 estudiantes los mismos recursos tanto físicos como económicos, de ninguna manera esos 10 van a obtener los mismos resultados, puesto que siempre alguno se va a esforzar más que los demás, algunos cumplirán solo estrictamente con lo que se le pide y a otros la pereza no les permitirá hacer absolutamente nada. Es cierto que muchos estudiantes no cuentan con todos los recursos para su formación educativa, pero esa no es la principal razón de que unos destaquen más que otros. La principal razón es que todos somos diferentes. Son muchas las personas que no nacieron en cuna de oro, pero con disciplina y dedicación hoy en día lo tienen todo. En la edad adulta no todos merecen tener lo mismo porque no todos se esfuerzan por igual, y la posibilidad de que esa situación cambie es sólo un utópico pensamiento.