Desde hace algunos meses el precio de la divisa en Colombia ha tomado un poder alcista incontrolable que, según algunos analistas, seguirá su ascenso, mientras que otros pronostican, aunque no en corto plazo, una disminución que oscilará que dejará al dólar entre 2.500 y 2.800 pesos. Se había estimado que la divisa estaría cercana a los 3 mil pesos a diciembre 2015, pero las consecuencias se han traducido con anticipación a más de 3.003 pesos el dólar al cierre del 18 de agosto de 2015, según el Dane.
Con la divisa sobrepasando 3.000 pesos dólar, el poder adquisitivo de los colombianos se deteriora cada vez más porque al efectuar una compra que costaba 500.000 pesos, antes de la desvalorización, ahora tendrá que obtener más recursos para hacer la misma compra (celular, televisor, ollas, turismo entre otros). Por otra parte, el consumidor nacional que adquiere productos nativos se ve enfrentado a incrementos en los costos de los productos por el aumento en pesos de insumos agrícolas (carbonatos, fosfatos, insecticidas, fungicidas, entre otros), ganaderos (drogas, vitaminas, repelentes de crecimiento etc.), más si tenemos en cuenta que el monopolio de estos artículos importados está en manos cinco empresas.
Otros productos de la canasta económica, financieros, electrónicos, transporte y turismo se verán afectados, y en cuanto al Gobierno y al sector privado que contrajeron deuda externa en dólares, se verá incrementada la obligación.
Aunque el ciudadano se ve afectado por el deterioro se su poder de compra, quien más preocupación tiene es el sector comercial que vive de las importaciones. Un caso latente son los San Andresitos del país: han sentido que las ventas de electrodomésticos y tecnológicos disminuyen entre 25 y 30 %, explica Albeiro Camacho de la Federación de San Andresitos a el periódico El Tiempo. El incremento por unidad se triplica, por lo tanto para poder ofertar los productos a precios de antes se tendría que realizar al por mayor, por lo que el consumidor prefiere abstenerse de adquirir un aparato importado.
Con la caída del peso, sectores que consumen en dólares –importadores de autos, máquinas agrícolas y de carretera, alimentos, arroz, trigo, cebada, biológicos para tratamiento especial de personas con cáncer, VIH, y enfermedades huérfanas y demás, entrarán a sumarse, incrementando, por ende, su valor adquisitivo.
Existen razones complejas para que el dólar se dispare. Por estos días el Banco Federal de Estados Unidos se propuso subir las tasas de interés que estaban en cero, efecto que produjo la salida de miles de millones de divisas hacia la economía mayoritariamente rentistas para los inversores, dejando a los países en crisis devaluatoria. Hay que tener presente que cuando a una economía ingresa muchos dólares, la divisa disminuye, pero si causa el efecto contrario, sucede lo que al país le esta pasando: rebaja en su moneda local.
Existe una segunda consecuencia y es la caída del precio del petróleo en Colombia. Este, al ubicarse en 2014 en 114 dólares WTI, y al día 18 de agosto 2015 encontrarse en 42.13 dólares barril, por ser el principal producto energético de exportación para el país trae incertidumbre a los inversionistas; por lo tanto, se restringe la llegada de capitales al país.
Otra consecuencia que llega por derecho propio al tener TLC con la zona Euro: nos cobijan los problemas de estancamiento comercial y financiero del viejo continente, debido a deudas impagables por los países deudores como Grecia, Italia, España, Irlanda y otras regiones.
Los grandes beneficiados con la devaluación son los exportadores, que al recibir más divisas en el exterior hacen competitivos los productos, con precios más bajos y mejores que los importados; por ende, mayor será el pedido a los exportadores colombianos.
Pero hay un problema de forma y de fondo. El agro pasa por calamidades de altos precios en los insumos. La ganadería nacional no puede competir con la del extranjero, y así todo lo que genera riqueza al país, que según la ponencia del senador Navarro Wolf en control político al ministro de Agricultura y Planeación el 18 de agosto 2015, no se ha hecho nada por mejorar el sector agrario No contemos los servicios porque estos no producen riqueza, solamente empleos de temporada y más volatilidad para el trabajo.
Concluyendo, la salida de divisas hace que el peso tenga una reducción notable contraproducente a la economía nacional, si el Banco de la República no entra a regular los medios de cambio. Por otra parte, la Industria, en informe del 5 de agosto de 2015 se retrajo en 31.5 % con relación al mismo mes de 2014, pasando de 4.698.3 millones de dólares FOB a US$3.218.1 millones de dólares FOB. Entonces, ¿Qué está sucediendo económicamente en el país? Por una parte, hay una burbuja inmobiliaria en la cúspide que está por explotar; es decir, sobrevalorando los predios para la construcción.
¿Qué sucede realmente fuera de la devaluación del peso?