Cuando vi el vídeo por primera vez fue un shock grandísimo. El periodista colombiano que más admiro, de quien he aprendido un montón en cuanto periodismo investigativo y social, está diciendo descaradamente que los medios “solo son para hacer plata”. Como diría un meme “o sea ¿qué pedo?” ¡Es inaudito! Entré en negación, ese no podía ser Felipe Arias, era un gemelo o algo así, un clon, un imitador, lo que sea menos él. Estaba decepcionada
Luego lo acepté. “Okay, es él, ya deja de hacerte la boba y acéptalo”, pronunció mi subconsciente. Lo miré una segunda vez y aún mi consciente no asimilaba del todo las palabras de este gran periodista. ¿Qué moral le estaba dando este hombre a la sociedad y peor aún a los estudiantes de comunicación social y periodismo (o otras carreras) que soñamos con ejercer en unos pocos años?, ¿qué se supone que hagamos si el periodista “corazón” (como yo lo veo), ese que presenta Teletón, el mismo que dirige la sección Valientes en Cuatro Caminos, piensa eso? Entonces, ¿qué pensarán los demás, los que realmente realizan este hermoso oficio por dinero?
Lo vi una tercera, pero con ojos de periodista (o estudiante de periodismo, para el caso es lo mismo). Analicé detalladamente la situación. Primero, él respondió una pregunta malintencionada con lo que parece ser sarcasmo, incluso se le ve un poco molesto con la pregunta. Segundo, ni siquiera sabía que lo estaban grabando, así que déjenme decirle que el “señor” que lo grabó tampoco es que sea una perita en dulce. Tercero, él le dio cero importancia a la pregunta, solo respondió y ya, él iba pensando en su vuelo, no en el tipo de la foto y la pregunta que puf…
Sin embargo, Felipe Arias no dijo nada que no fuera cierto. Ahora mismo no entiendo cúal es el escándalo. Para nadie, por ingenuo que sea, es un secreto que los medios están polarizados y censurados. Tampoco, que los grandes medios de este país hacen parte de grandes emporios económicos (es decir que son vistos como negocio) o cuando menos son propiedad de adinerados empresarios. Esto provoca que los pobres periodistas estén a merced de la conveniencia de los jefes pluma blanca. Eso es así aquí y en todos los países del mundo. De eso hay miles de estudios. Cada año se publica uno nuevo sobre la concentración de medios. Si no me cree googleelo y verá.
Ahora, los medios pequeños se ven expuestos a otros tipos de censura además de los mencionados en el párrafo anterior. Por ejemplo la inclinación política, religiosa, etc, de los dueños del medio; la manipulación de los que pautan, y el miedo a ser asesinado porque no tienes un medio grande que te respalde (ojo, a los periodistas famosos también los matan, solo que es menos frecuente). Entre otros tipos de censura, como por ejemplo que simplemente no te publiquen la noticia bajo un argumento tonto.
Se los digo yo, que apenas he trabajo para unos cuantos medios universitarios y un par meses para un medio normal, y ya he padecido varios de esos tipos de censura. Esa es la triste, cruda y decepcionante realidad. A eso nos enfrentamos los periodistas. A este punto ya no me siento decepcionada de Felipe Arias. Me siento decepcionada es de los ciudadanos que salieron a quejarse en redes sociales por lo que dijo él, pero no se atreven a repudiar a los medios en general por obligarnos a hacer eso que dijo Arias. No ve que los que se dedican a esto (o como yo que planeamos dedicarnos a eso) también necesitamos comer, y si a nuestro jefes o dueños del medio les empieza a ser una piedrita en el zapato nuestras noticias, nos echan y adiós el problema, eso cuando menos, si es que, de nueva cuenta, no nos matan o matan a alguno de nuestros familiares.