Entre los días 6 y el 7 de octubre el aeropuerto de la ciudad vivió la llegada de hombres o mujeres de variadas edades, vestimentas y procedencias con su instrumento musical colgado a la espalda o en las manos.
Talentosos músicos llegaron para participar en el II Festival Internacional de Guitarra, convocado por la Fundación Guitarras por Cartagena. El evento se celebró entre el 8 a 11 de octubre.
El Teatro Adolfo Mejía, el Museo Histórico, la Plaza de la Proclamación, la Institución Universitaria de Bellas Artes y la cárcel para mujeres de San Diego, fueron los escenarios donde se desarrolló con gran éxito el festival. Además se ofrecieron tres conciertos privados.
De manera gratuita, diferentes sectores sociales de la ciudad se deleitaron con el virtuosismo de 22 guitarristas de origen o procedentes de EEUU, Cuba, Israel, Venezuela, Canadá y España, así como también de los 22 integrantes de las escuelas juveniles de guitarra de Cali y 21 de la Escuela de Bellas Artes y Ciencias de Bolívar – Unibac.
Tres artistas llegaron de Bogotá, igual número de Barranquilla, todos ellos recibidos por 10 músicos cartageneros, liderados por el director artístico del festival, Eduardo Jasbon Fadul, y por Boris Fadul, ambos excelentes guitarristas locales.
Algunos de los artistas fueron Chip Henderson y Nate Najar, Jazz; Ricardo Cobo, clásica; Nili Brosh, Rock; Antoine Dufour y Aquiles Baez, y durante dos días se desarrolló un programa académico para los estudiantes de música de la Escuela de Bellas Artes.
Con llenos completos, noche a noche, sonaron las guitarras acústicas o eléctricas y programas variados nos pasearon a los asistentes por un bien diseñado programa de diferentes géneros musicales, exaltando o relajando el espíritu: de lo sublime o lo mundano con excelsitud y bien ejecutados. Maestros en el arte de las cuerdas, la innovación y el rigor, disfrutamos la terapia y champeta de Ludwing Watts y, acto seguido, la sutileza poética de Irene Gómez, la pureza y decantación de Báez y Cobo, la genialidad e imaginación de Dufour y de la hermosa Nili Brosh, con su desbordada pasión rockera. En las noches cartageneras fluyó la guitarra flamenca de Rafi Gómez y el cálido y aterciopelado jazz del dúo acústico y eléctrico de Henderson & Najar o el latino de David Pacheco, la fusión de Camilo Vázquez y Tres Butacas y de la orquesta BFusión, dirigida por el maestro Boris Fadul.
Mención especial merecen Actus Dúo, el cartagenero Juan Pablo Orozco y Laura Velázquez, cubana solista y directora de los 22 jóvenes guitarristas de Cali que, al igual que la Orquesta Juvenil de Guitarras Adolfo Mejía, al entrar en escenas nos sorprendieron con la calidad de su ejecución colectiva.
Mientras debajo de las estrellas o el mural de Grau del Adolfo Mejía me divertía y sorprendía al ver y sentir esa conexión del cerebro con la mano, la memorización de notas, melodías y composiciones, la perfección y rapidez de la ejecución, pensé con gratitud en la concreción del festival, en quiénes lo hicieron posible.
Pues bien, al frente de la fundación sin ánimo de lucro está la dirigente cívica Claudia Fadul, su marido, Eduardo Jasbon, el hijo de ambos Eduardo Jasbon Fadul, como director musical, quienes, con el apoyo de sus hermanos: Mónica, Emilia y Boris, y de amigos comprometidos como Sivia Calvo y Ángela Pereira, lograron la vinculación y la solidaridad de más de 42 organizaciones públicas y privadas que hicieron posible este nuevo aporte a la cultura musical colombiana.