Las marchas estudiantiles de los últimos días en Colombia que reclamaban que se sanara la deuda que tiene el Estado con las universidades han sido espacio de miles de críticas por parte de los creadores de opinión. Los colores que le dieron a las instalaciones de RCN radio han sido la causal de un mar de ataques a una protesta justa.
Se aprovecharon de ese suceso para deslegitimar la defensa de la educación superior hecha por los estudiantes en las calles. Siempre le deben buscar un enemigo o un infiltrado a las marchas para tildarlas de pro-algo. Antes eran infiltradas por las Farc, el Eln, disidentes de las guerrillas, vándalos, grupos paramilitares, delincuencia común, en fin, estudiantes comunistas, marxistas, leninistas, utilizados por la ultraizquierda, con el único fin de maltratar la protesta social, justificar que todo lo que ellos hacen es malo, que no hay ningún motivo para salir a reclamar los derechos que brinda la ley.
Tienen tan aprendida la vieja táctica que siempre utilizan la mala imagen (creada por ellos mismos en sus oyentes y televidentes) de algunos sectores sociales o personajes influyentes del país para distraer a la opinión pública. Pues bien, el periodista Luis Carlos Vélez, director de la radio La FM, dijo en su editorial del 18 de octubre de 2018: “si algo le pasa a un periodista de RCN radio es culpa del excandidato presidencial Gustavo Petro”. En todo lo que dijo quedó claro que según él: Petro incita a la violencia, es el causante del odio de clases, es el enemigo de todo, sobre todo de la libertad de expresión. No pretendo defender a Petro, pero con ese comentario el periodista quedó muy mal parado ante sus oyentes (soy uno de ellos) y echó más leña a la polarización que se vive en Colombia y que no para de crecer.
Petro y muchos periodistas de Colombia, sobre todo de RCN, se critican y juzgan de manera fuerte en la redes, en entrevistas o cuando se da la oportunidad, pero siempre han sido los oyentes y los televidentes quienes terminan dando o no la razón a cada uno. Sin embargo, insinuar que le van a hacer daño a la integridad física de un periodista porque Petro los mandó es una burla a la esencia de la protesta, es una burla a los estudiantes, es una burla a la sociedad colombiana.
Está tan ciego el periodista Vélez que aun cree que los estudiantes que participan de la marcha no actúan por su propia voluntad, por su propio impulso. Pareciera que los medios de comunicación no entendieran el mundo actual ni las redes, no interpretaran los números del rating, parecen detenidos en el tiempo. No solo los estudiantes sino también el público en general ya no traga entero. Gracias a las redes tienen las herramientas para crear su propia opinión. Así mismo, han aprendido a ser críticos del sistema, las noticias y los editoriales. También han aprendido a ver el trasfondo de las noticias, por eso han salido a las calles a exigir sus derechos, y esta vez no son solo unos, tres o cuatro peludos, como los trataban anteriormente para denigrar la protesta estudiantil.
Los supuestos vándalos, encapuchados, marihuaneros, guerrilleros y otros calificativos negativos que han utilizado desde siempre en contra de los participantes de las marchas esta vez lo hicieron de frente: rayaron las paredes de un medio de comunicación que hace años no representa el sentir del pueblo colombiano, que monopoliza y manipula la opinión en Colombia, aunque Vélez insista en decir que “tienen libertad de opinión en sus ideas”.
RCN, tanto radio como televisión, ha influido en la forma de darle una lectura a la situación del país y en muchos casos ha defendido a personas que terminaron siendo condenadas o hechos reprochables. Recuerden los falsos positivos, que en su momento fueron mostrados como grandes operaciones militares, que invisibilizaron los grandes errores de un gobierno y acrecentaron su imagen favorable...
No sean ciegos, señores RCN, no borren los colores que les dejó la marcha, aprovéchenlos para darle un giro a sus programas. ¿No se dan cuenta? Los colores que hay en sus paredes pueden servir como un punto de partida para un nuevo renacer.
