Igual que Salvatore Mancuso, quien ya goza privilegios de hombre libre sin pendientes, según se anticipa en noticias Álvaro García Romero, a quien le dicen el Gordo García y fue parlamentario pagado, protegido y engordado por cerca de dos décadas, tiene cerquita la salida campante de prisión a la que fue condenado por 40 años por la Corte Suprema de Justicia, a raíz de su participación y autoría intelectual, probadas por la Corte, en la masacre de Macayepo.
Lo de Macayepo, Bolívar, Montes de María, ocurrió en el año 2000, durante varios días de sangre y sadismo, con la finalidad de que latifundistas se hicieran a la tierra que querían y el gordo García obtuviera más votos a punta garrotes, de machete y de miedo.
Es que este es país de impunidad, es reino de “usted no sabe quién soy yo”; o mejor, “usted sí sabe quién soy yo” y además quiero que lo sepa bien y se le grabe en la mente y en la sangre para que me tenga miedo, porque tengo licencia para matar, para robar, para aplastar; tengo jueces que me cuidan, tengo políticos que mantengo y me mantienen.
Un juzgado cualquiera decidió hace poco que este criminal anda en bancarrota, no tiene nada para dar a sus muertos encima, ni a las familias de sus muertos encima
Así es que un juzgado cualquiera decidió hace poco que este criminal anda en bancarrota, no tiene nada para dar a sus muertos encima, ni a las familias de sus muertos encima; y por bueno e influyente debería quedar en libertad provisional, irse a una casa lujosa, andar por el parque, cuidar a los nietos, chupar wiski y seguramente hacer más política, más parapolítica, bañarse un buen tiempo futuro en corrupción, recuperar el tiempo perdido para poner más suyos en las alcaldías, en las asambleas, en el Congreso.
¡¡Que plaga!! Por ahora, por una nota rápida, algo que tiene que ver con el desplazamiento de más de 4.000 campesinos, una nota de la Corte parece haber logrado que el tal gordo García, a quien además de sus características corporales también se le reconocía como un mecenas del paramilitarismo en la región, no salga por ahora; pero ya se sabe lo de la justicia acá es como Alicia en el País de las Maravillas, un juego de cartas, una profunda carcajada que va y viene.
Por eso el título de esta columna. Porque en un reino de usted no sabe quién soy yo como este, en un modelo mimético donde todo se amalgama para que nada sea grave y nada pase, lo de Jesurún, el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, quien terminó arrestado en Miami por escándalo luego de la derrota de la selección Colombia y ocupa todas las páginas de los periódicos, termina siendo poco, solo una anécdota.
Aquí ya se sabe, basta venir, echarse una risa, decir “pido disculpas al país” y seguir. Si el gordo García y todos los gordos García pasan de largo con tanta sangre untada, qué más da un showcito nacional como el de Jesurún.