Ya no hay sorpresa de absolutamente nada. Los hechos y las historias se volvieron un coladero de noticias recalentadas que, hasta el día de hoy, pasan como un trago amargo en los noticieros del país. Digamos que todos los días el fiel retrato de nuestra sociedad (ese nuestra sociedad es muy utilizado por aquellas y delirantes personas que, envueltas en la rebeldía, demuestran la inconformidad ante su pueblo) es presentando por un noticiero que no expone un análisis, y que por lo contrario, el cine colombiano sí, por eso- y para quienes me conocen- me gusta el tan osado y tan criticado cine nacional.
No recuerdo cuál película vi. Y más allá de no tenerla presente creo que marcó, para siempre, la necesidad de entablar relaciones con la realidad y la cotidianidad, impartiendo los criterios adecuados para descifrar lo bueno y malo del espectáculo sobre todo cuando los filmes están basados en las viejas costumbres colombianas o, mejor aún, en el conflicto armado.
Lo que queda al descubierto es que la exhibición de nuestro material, propio, producido aquí en este platanal como bien lo dice mi profesor de estudios Juan Carlos Pardo, domina a viejos y ricos, y orienta a gritos a multitudinarias personas que ven en el cine colombiano la superficialidad de un proceso no estructurado, y que por encima de todo, lleva un mensaje implícito y guardado. ¿Qué guarda? Guarda la identidad de ideas justamente dominadas por la creatividad, la razón y la realidad, pues el mundo desconoce, aparentemente, lo que se produce, fuera de la cocaína, aquí en Colombia. Y a veces las historias pueden ser directas con mensajes cortos y precisos, sin embargo algunas carecen de contenido sin desprestigiar lo interesante, porque para la riqueza de muchos, las películas colombianas cobran valor cuando solo un puñado de gente las ve. Y para esto, tendríamos que entrar a lo más profundo de la historia.
Muchas de las historias son recordadas y además porque son clásicos, por ejemplo "La estrategia del caracol" es una de ellas. No voy a dar un listado de películas, solo en los recuerdos se apreciará su esplendor a la hora de fijar los pies en la tierra. Como caballos, la industria en Colombia se ha categorizado en los cientos de escenarios, pues los gustos, ahora, difieren mucho de lo que se presenta en la salas de cine, sin dejar puntada a la reflexión.
En Órbita un programa de la franja cultural del canal público Señal Colombia, realizó una encuesta que arrojó las 5 películas nacionales favoritas entre las cuales están: "La vendedora de rosas, Los viajes del viento, Paraíso travel, la Gente de la universal y La estrategia del caracol". Pero este top dista de los comentarios, porque para otros foristas "Los niños invisibles, Satanás, La virgen de los sicarios y Rodrigo D: no futuro", son las películas “dignas” de un buen escalafón. Ahora, si juntamos todo este material, se puede observar, entre infortunios, que cada historia representa algo del país bien sea bueno o malo; lo exquisito que nutre diariamente los titulares de los principales medios.
Y aunque sea “el pan fresquito” algunos no aprenden a desglosar el mensaje que hay detrás de cada película, o les cuesta en repetidas ocasiones entender por qué y para qué se hizo. Es de total desconocimiento cuando las noticias dejan de ser asombrosas y se convierten en relatos propios de una hora y media, apuntando a utilizar diálogos cotidianos y situaciones cuyo presente varían.
Días atrás en nuestro país se llevó a cabo “La semana del Cine Colombiano”, con películas realmente extraordinarias que me remiten a épocas escolares donde no era recurrente ver en los canales públicos el tan modesto cine nacional. Y que hoy por hoy ha mostrado la grandeza para dejar al descubierto nuestra reputación; es decir, lo que los noticieros tapan con la sección de deportes y algunas marañas de famosos.
Y así como la gente se tomó la libertad y el tiempo para publicar su top 5, yo tomé la decisión de hacer lo mismo. No importa el orden, claro está. "Los actores del conflicto, Estrella del sur, Los colores de la montaña, Los niños invisibles y Como el gato y el ratón son algunos de los filmes que recuerdo con asombro". Se me pueden escapar otros títulos y obras recientes, pero la que se asemeja a un contexto cuestionado y perverso sobre las injusticias es la película "Operación E".
El cine colombiano que analiza, profundiza y reproduce hasta el más mínimo detalle. Que envuelve los problemas sociales y los pone en boca de quienes se atreven a descubrir las injusticias que muchos desobedecen simplemente por no contar con efectos de avanzada tecnología . Pero como esta industria es de entretenimiento, pues tampoco agobiemos las producciones que giran en pro al consumidor, porque así no cuenten con los recursos monetarios, la imaginación y la interpretación golpean de la "mejor relación" al colombiano, y lo mejor, que se identifica plenamente por ser lo qué es: alegre y fiestero.
Son dos vertientes que van por separado y sin desembocadura. Por un lado, la triste mancha de “encuentros marginales”, por otro, el escape y la risa para vernos retratados.
Lo culto y ridículo cuando estas dos vertientes recaen sobre nosotros. Unos con palomitas de maíz; otros, con la mirada crítica y curiosa de por qué pasa lo que los noticieros muestran en segundos.
@sergior1808