Esta no es una época para andar exaltando políticos, quizá el sector social más desprestigiado del país solo por encima de las FARC en las encuestas. Hoy hablar bien de un político es hasta sospechoso. Sin embargo, cuando un funcionario público hace las cosas bien, pues también hay que decirlo. Prueba de ello es que en los últimos días dos alcaldes en las orillas opuestas, Alex Char de Barranquilla y Rafael Martínez de Santa Marta, han elogiado con vehemencia a la misma persona, Clara Luz Roldán, la vallecaucana directora de Coldeportes, ¿por qué?
Pues porque contra todo pronóstico la Sra. Roldán está sacando adelante dos grandes eventos deportivos internacionales que implican 24 nuevos escenarios deportivos entre Barranquilla y Santa Marta, con una inversión total que sobrepasa nada menos que 200 mil millones. Hablamos de los Juegos Bolivarianos de Santa Marta 2017 y los Juegos Centro Americanos y del Caribe de Barranquilla 2018. Sacar adelante estos eventos es muy significativo por la envergadura de la inversión pública, por lo que representan para estas ciudades y sobre todo teniendo en cuenta el fiasco de los pasados Juegos Nacionales de Ibagué y Chocó donde en las narices de la pasada administración de Coldeportes se robaron la plata.
¿Pero por qué todo esto por qué es tan relevante? Por Santa Marta, esta pobre ciudad por la que no se ha hecho nada serio en décadas, luego de estos Juegos Bolivarianos será otra. Los samarios tendrán nuevo estadio de fútbol, de softball, béisbol, coliseo menor, coliseo mayor, coliseo de raquetas, patinódromo, pista de bicicross, piscinas olímpicas, pista de atletismo y el Coliseo Gaira. ¡12 nuevos escenarios deportivos! Además, la ciudad recibirá miles de visitantes entre deportistas, entrenadores, árbitros, periodistas. Se dinamizará el empleo, el turismo y sobre todo será una ciudad con mejor imagen y más autoestima. Lo más importante es que no obstante lo anterior, hace apenas unos meses estos juegos estaban a la deriva y destinados a desaparecer.
Los Juegos Bolivarianos de Santa Marta iban rumbo al fracaso, era más fácil no complicarse la vida y renunciar a ellos ya que los tiempos eran (y son) muy justos. Pero fue que llagara la señora Roldán para darle otra dinámica, para que fluyeran los recursos y se agilizaran las tareas de modo que lo que parecía imposible ya hoy parece probable. En la última visita el ODEBO, la organización internacional que supervisa los juegos, se dio un parte positivo, los cronogramas se están cumpliendo y pese a las dificultades, al parecer las obras llegarán a tiempo. Por otro lado hasta el momento no hay indicios de corrupción, un enorme temor del país que se reflejó en el reciente debate de control político que el Congreso le hizo a los Juegos cuando (con Uribe incluido) visitó las obras.
En el caso de Barranquilla la cosa es menos compleja, las obras de los Juegos Centroamericanos y del Caribe avanzan a buen ritmo y estarán listas meses antes y la arenosa quedará con una infraestructura deportiva totalmente renovada.
Clara Luz no tiene los recursos que tuvo Germán Vargas, ni el pedigrí de Gina Parody y Cecilia Álvarez, ni el abolengo de Aurelio Iragorri, pero con perfil bajo, trabajando duro y sin hacer tanto show, está realizando una gestión bastante buena. Si los Juegos Bolivarianos salen avantes dando una gran sorpresa al país y los Centroamericanos de Barranquilla se constituyen en el evento del 2018, Clara Luz será la gran triunfadora y se perfilará como una líder emergente y dura jugadora política del Valle del Cauca.
