Todavía retumba en mi memoria la banda sonora de esta formidable película. La musica de Ennio Morricone y la actuación como el bueno de Clint Eastwood. La película fue estrenada en 1966, recuerdo haberla visto en el Teatro Asturias en el Barrio Alameda de Cali. A este teatro cariñosamente le llamábamos "El Hueco", por su profunda oscuridad, sus incorregibles goteras y sus condiciones particulares de diseño.
Trata la película de tres hombres violentos que luchan por una caja que alberga 200.000 dólares, la cual fue escondida durante la Guerra Civil. Dado que ninguno por cuenta propia puede dar con la tumba donde se encuentra refundido el dinero, hacen sinergia entre los tres y pese a que se odian trabajan juntos para lograr el objetivo comun. Lee Van Cleef y Eli Wallach, el malo y el feo respectivamente, completan el trío de buscadores de la "Guaca".
¿Pero porque traigo a colación esta añeja película?. La traigo porque si extrapolamos la escencia de esta a nuestra situación actual y a pesar de la improbabilidad de las partes a reconciliarse, puede lograrse la misma colaboracion mutua que tuvieron Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Eli Wallach en la búsqueda de un propósito que beneficie a todas las partes, a pesar de que se aborrescan.
Igual que la película, en nuestro país y en este histórico momento, se dan las tres facetas de la película: lo bueno, lo malo y lo feo. Vivimos un especial momento donde ha aflorado una profunda inconformidad y toma de conciencia que siempre precede a un cambio trascendental de la sociedad.
¡Esto es lo bueno! La galopante corrupción ha dejado al descubierto un estado cooptado y secuestrado, por una clase política indolente que solo busca su beneficio personal.
El proceso de paz, que desmovilizó al más grande grupo guerrillero, desvió el foco de atención de la opinión pública, tomó otra dirección y dejó sin piso el argumento de manipulacion, que era el tema que servía para taparlo todo: la lucha anti subversión.
Desaparecido el tema, por mas intentos protervos por revivirlo, resultan fallidos los lances. Por más que insistan en posicionar las llamadas "disidencias", para que el imaginario colectivo no olvide las exFarc, la trascendencia nunca será igual, aun buscando inútilmente replicarlas.
Este cambio de caballo de troya o estratagema distractor y de engaño generó un despertar especialmente en una juventud ávida de cambio, ansiosos de un timonazo.
La movilización del 28 de abril y sus subsiguientes dias, fue el punto de inflexión que a pesar del afán de unos medios sesgados de reducirlo todo a unos actos vandálicos, su fondo es indiscutible e inocultable e inobjetable: la toma de conciencia de un urgente cambio para Colombia arrasa.
Eso no lo detendrán ni las acomodadas encuestas, ni un posible fraude, ni la inoculacion tradicional del miedo, como arma de dominacion de masas. Lo anterior es LO BUENO.
Atentos a LO MALO: me encontré con Danielito y Víctor, dos jóvenes que estuvieron muy activos en el anterior Paro Nacional. No faltaron pacíficamente a ninguna movilización y una de sus banderas era la defensa de la educación pública, de la cual son beneficiarios, como estudiantes de Univalle.
Convencido de que ellos son sujetos activos y partícipes del cambio que reclaman y se encuentran directamente involucrados, les pregunté si habían inscrito la cédula cuyo último plazo era el 13 de Enero. ¡Oh sorpresa me lleve!: no la inscribieron y el argumento que me dieron todavía es más decepcionante: "Don Germán: para qué inscribimos la cédula, esto no lo cambia nadie". ¡Decepcionante!
Se esperaba la inscripción de 2'500.000 cédulas nuevas para lograr definitivamente el revolcón para el cambio en la composicion del congreso. Para honda felicidad de la politiquera tradicional y corrupta, solo se logró la inscripción de 600.000 nuevas cedulas. LO MALO.
LO FEO: en este momento, puede venir un inducido recrudecimiento del orden público, que perturbe seriamente el ambiente electoral.
Una inseguridad inducida que obligue a gran parte de la ciudadanía a pedir soluciones autoritarias urgentes en aras de recuperar "la tranquilidad perdida" en su mismo gobierno y así beneficiar a los candidatos de la ultraderecha.
¿Se caerá en ese viejo truco? Muchas son las aristas que componen las estrategias que mueven a las masas de votantes buscando conducirlos a objetivos previamente diseñados.
En Colombia es históricamente tradicional que cuando se asoma a la ventana el cambio, como último recurso por evitarlo, pasa lo que tradicionalmente pasó al general Rafael Uribe Uribe, Jorge Eliécer Gaitan o Luis Carlos Galán. Eso por mencionar solo algunos.
