En su alocución sobre la evaluación al cumplirse un año del Acuerdo del Colón, dijo el presidente Santos que en todo proceso de Paz podían darse descontentos de un lado o del otro, y que en este caso coincidían los cuestionadores por lo tanto consideraba esta como prueba de que se estaba avanzando en la línea correcta.
Evaluando esto podemos decir:
Lo bueno: El Acuerdo está avanzando y se ha mejorado; se ha dado satisfacción a varias de las objeciones y logrado un mayor respaldo y legitimidad del mismo; los descontentos de la derecha (oposición) no parecen tener mucha razón puesto que se han incluido la gran mayoría de consideraciones propuestas, lo cual ha corregido y mejorado buena parte de las falencias o errores que criticaban. Las objeciones en las que insisten son a la naturaleza misma de un acuerdo –que es entre dos partes para ‘cambiar las armas por los votos’, y no una rendición- o de carácter subjetivo –es poca la pena o muchos los beneficios-; es decir en ambos casos más de intransigencia.
Lo malo: La izquierda –principalmente las Farc, sea como suscribiente del Acuerdo o como nuevo Partido Político- tiene razón en cuanto al incumplimiento de lo pactado. El primer Mandatario acudió a informe del organismo que nombraron ambas partes para certificar los avances del proceso (Instituto Kroc especializado en el seguimiento de los procesos de Paz), y afirmó que ahí se demostraba satisfacción con el mismo. Según la metodología acordada para medir los resultados esto dice el informe:
De destacar: El único programa que está en más de 50 % (89 %) en cumplimiento pleno es el que en nada depende del Gobierno, es decir el desarme de las Farc. Exceptuando el montaje de órganos de verificación (41 %) y Derechos y Garantías para la oposición (17 %), todos los demás están en menos del 8 % (158 disposiciones en 0 %). El único iniciado en su totalidad es el desminado. Sin contar los anteriores, el promedio de los que ni siquiera han sido iniciados está alrededor del 70 %.
Lo feo: Que no se tiene en cuenta las causas de inconformismo diferentes a las de los voceros de las partes en conflicto. Es decir, la mayoría de inconformes no los son por ser ‘de derecha’ o ‘de izquierda’ sino por otras razones. 1) Por sentir que se pretende engañarlos con presentaciones falsas o directamente con mentiras como el caso de las conclusiones que se derivarían del informe citado. 2) Porque les parece que más grave para el futuro podría ser el costo en cuanto a la destrucción de institucionalidad y las diferentes formas de degeneración de los órganos del poder. Y 3) que en nada se trata del abandono de todos los otros aspectos de las responsabilidades de gobierno o de lo que se plantea como reformas que prevean alguna expectativa de cambios: el incumplimiento de las reformas esperadas (Pensiones, Salud, Educación, Política, Electoral, etc.); la afirmación de que no se tocarán el modelo político, ni el económico, ni la propiedad privada, ni las fuerzas armadas –es decir que se esperan resultados diferentes manteniendo los mismos esquemas-; ni se reconoce el caos que estamos pasando y lo que afecta a la población –entre ellos la situación catastrófica de la economía y la masificación de la corrupción-.