Lunes en la noche, le pregunto a mi esposa, ¿quién de nuestros sobrinos sabe bastante de fútbol? Quiero escribir sobre lo positivo de no tener a Falcao en la Selección. Quiero instruirme antes de escribir la columna ya que personalmente no amo el balompié. ¡Oh sorpresa!, martes en la mañana encuentro una columna de Gloria H. en el periódico El País de Cali, que se titula —“Sin Falcao, ¿mejor?”—. Experimento en ese instante la sincronía de pensamientos, aquella que ocurre a menudo con científicos distantes y no comunicados que hacen igual descubrimiento, al mismo tiempo. Voy a escribir ya que son medios periodísticos diferentes, con público diferente y por la cercanía filosófica que me une a Gloria.
No hay mal que por bien no venga. Suena a frase de cajón hasta cuando se experimenta y se concreta en una realidad tangible. Es bueno no tener a Falcao en la Selección Colombia 2014. Hoy lo digo con convencimiento.
A los colombianos nos hizo creer más, unirnos más y apoyar por encima de una figura única a todos, cuando la incredulidad hizo presencia por un corto tiempo ya que hubo quienes creyeron que se derrumbaban las posibilidades al no estar Falcao. Así no lo expresaran, lo sintieron en su fuero interno hasta que reaccionaron positivamente. Creer en un sueño realizable, ahora ya realizado, muestra que los colombianos somos capaces de unirnos en torno a una pasión. Ojalá esta pasión siga siendo por Colombia como país, por nuestros compatriotas en carencia, por los menos favorecidos.
La prensa siempre resalta a la figura número uno (en este caso era Falcao) en demerito relativo de los otros. Al dar más cubrimiento y titulares a una persona, los méritos de los demás pasan a un segundo plano. Igual sucede en nuestro país, por dar visaje a un personaje, los hechos cotidianos positivos quedan ocultos. Ojalá aprendamos la lección de la Selección cuando vemos las entrevistas a los jugadores luego de los partidos, ellos invariablemente han puesto el triunfo en el trabajo de todos y no en el protagonismo individual, en este caso de quien hace el gol.
No tener un ídolo seguramente dio mayor oportunidad a James, Jackson, Cuadrado, Armero. Los ídolos opacan a los demás en un equipo. Un personaje deificado hace más mal que lo que aporta, nuevamente me refiero a Colombia. No tengo nada contra Falcao, si contra los ídolos o a quienes subimos a un pedestal.
Y llega mi sobrino Julián con sus opiniones: lo positivo de no tener a Falcao hizo vivir la no dependencia de un jugador principal (que para otros equipos del mundial ha sido la ruina) y que el equipo se hubiere volcado en jugar en favor de él, casi que solo para él. Hizo que experimentemos el que nadie es indispensable, el que ganamos si unimos habilidades para un objetivo común, no para el ego de una persona (no me refiero a Falcao en este momento). Superar la ausencia de quien creemos sostiene un equipo, una empresa, un país, es gran ventaja, esto lo logró la Selección. Finalmente me cuenta que los jugadores dicen que tienen diferente nombre (de pila) pero un mismo apellido “Colombia”, significando así que son una familia. A la familia se apoya, no se combate, hagamos esto con nuestro gran país tal como hemos hecho con la Selección.
