En el mundo de los poderosos no existen reglas sino intereses. Manda el más fuerte. El derecho internacional ha buscado siempre establecer unas normas de conducta obligatorias para todos. El ius cogens o derecho imperativo internacional comprende ese cuerpo normativo sin el cual la civilización no merece su nombre. La lista de conductas proscritas incluye el apartheid y el racismo, el uso de la fuerza, el genocidio, la tortura y todas las demás que atenten contra el núcleo esencial del derecho humanitario. Por la positiva, el ius cogens comprende el principio esencial de la paz mundial que se fundamenta en el derecho de autodeterminación de los pueblos.
Las Naciones Unidas son hijas del derecho imperativo internacional con su mandato de “Mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz.”
Desafortunadamente, las Naciones Unidas no tiene los dientes para hacer cumplir sus mandatos ni los países que tienen veto en el Consejo de Seguridad de la organización tienen la voluntad de hacer imperativo el ius cogens con el mismo rasero para todos. El caso de Israel frente a Palestina es emblemático. Desde la primera resolución, la Resolución 181 de la Asamblea General de 1947, que ordenó la partición del territorio con unidad económica en dos Estados, uno judío y otro palestino, ninguno de los mandatos internacionales ha sido cumplido. El territorio palestino ha sido ocupado y reducido mediante la guerra (Resolución 242 de 1967, Consejo Seguridad), los refugiados han visto negados sus derechos a volver a su tierra y a ser compensados por generaciones (Resolución 194 de 1948, Asamblea General) y el muro que encierra al pueblo palestino que empezó a construirse en 2002 fue objeto de un fallo de la Corte Internacional de Justicia que ordenó su desmantelamiento y la indemnización de los palestinos afectados por confiscaciones y otros daños. Pero ahí sigue con sus secuelas de dolor y de miseria.
La situación de derechos humanos del pueblo palestino es crítica. Existe un verdadero régimen de apartheid, con reglas y leyes arbitrarias que han significado el encarcelamiento por orden militar, sin juicio ni garantía procesal alguna, de cientos de miles de palestinos y la ausencia de garantías civiles, económicas y sociales a los palestinos que viven en los territorios ocupados y también en Israel. Como una forma de hacerse a más y más territorio, Israel continúa la construcción de nuevos asentamientos ilegales en los territorios ocupados.
Ahora el Consejo de Derechos Humanos de la ONU condena a Israel por su incursión en Gaza que ha producido casi un millar de víctimas fatales, la mayor parte civiles, incluidos niños, mujeres, ancianos, enfermos y discapacitados pues las bombas caen por igual sobre viviendas, hospitales y escuelas. Daño colateral es el nombre que se da a estas muertes para esconder la realidad del castigo colectivo se infringe sobre presuntos culpables, sus familias, vecinos y transeúntes inocentes.
Está circulando una petición para reunir firmas con las siguientes peticiones al señor presidente Santos que debe ser considerada con seriedad por parte del Gobierno Nacional para ir configurando una política de relaciones exteriores consistente con los dictados del derecho imperativo internacional y la política interna de paz:
1. Condenar en los más fuertes términos la agresión que Israel lleva a cabo en contra de Palestina y particularmente en contra de la población en Gaza,
2. Exigir el fin de la ocupación israelí de Palestina, conforme el derecho internacional y las Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, las cuales son de obligatorio cumplimiento,
3. Facilitar en las Naciones Unidas espacios de discusión y denuncia en contra de los crímenes de guerra que se cometen en el conflicto,
4. Reconocer al estado de Palestina como un Estado de pleno derecho en el Sistema Internacional.
Ha llegado el momento para que la comunidad internacional tome cartas serias en la resolución civilizada de la cuestión palestina. ¡Tanta injusticia! Lloro por ti Palestina.