La prueba reina de la falta de democracia en los partidos políticos son los días finales de las inscripciones de candidatos y listas. En estos días se ve de todo: candidatos que se merecen el aval y no se los dan, candidatos que no se lo merecen y lo reciben, candidatos que nadie conoce en un partido y sin embargo, mediante coima, reciben el beneplácito de los “dueños” del partido (porque no nos digamos mentiras los partidos siguen teniendo dueño). Ah y candidatos supermerecedores y que tienen que rebuscarse el aval con firmas porque nadie se los quiere dar.
Son pocos realmente los casos que funcionan de manera correcta, es decir, que las personas aspirantes a un aval pertenecen juiciosamente a una agremiación política, comparten sus ideas, se rigen por sus estatutos y reciben el respaldo electoral.
Con estas situaciones lo de las listas cerradas no funciona para cuerpos colegiados porque la composición y el orden de la lista lo establecen esos dueños que aplican sus querencias y malquerencias para conformarlas.
Las listas con voto preferente, al menos, da la posibilidad de que a alguien lo manden para la cola y resulte sacando más votos que el primero. Afortunadamente ya hay la obligación de incluir mujeres, pero esto es un requisito bastante flojo porque se buscan rellenos a última hora que no pintan ni ponen en la elección.
El caso de la hija de Angelino, Ángela Garzón, es una muestra de la arbitrariedad de uno de los partidos más importantes de la política colombiana. Puede que uno no esté de acuerdo con el Centro Democrático, pero hay que reconocerle sus fortalezas como grupo político, aunque una de ellas no sea precisamente la democracia. A la pobre exconcejal le quitaron el aval en la puerta de la Registraduría prácticamente. ¡Y a quejarse al mono de la pila! En este caso su papá que es embajador del gobierno del mismo partido y si se pone bravo le quitan la chanfa.
En Cali, la inscripción de Jorge Iván ha sido bombardeada por muchos, dentro y fuera, del partido Verde. Inclusive su designación como candidato hizo que una parte del partido se fuera a otras toldas y con candidato propio. En el liberal los problemas comenzaron antes y ahora hay dos colectividades dando avales, pero una sola se quedó con el nombre y con el jefe “natural” César Gaviria.
Para los concejos y asambleas las cosas no están fáciles, pues en muchos casos los nombres penden de un hilo que lo puede cortar en cualquier momento un o una jefecita con alardes de cacique. Y en otros, como los pequeños partidos de movimientos étnicos ha quedado en evidencia que hay que pagar por entrar. Y el pago no es para el partido, sino para el dueño de la representación legal.
Sería muy raro que en un país con democracia restringida como el nuestro,
donde ser líder social, es tan peligroso como tener sida,
los partidos políticos funcionaran en forma democrática
En fin, sería muy raro que en un país con democracia restringida como el nuestro, donde ser líder social, es tan peligroso como tener sida, los partidos políticos funcionaran en forma democrática. Pero qué importante que esto fuera cambiado para que el ciudadano o la ciudadana de a pie pudiera aspirar sin tener que lagartear, comprar o pelear por un puesto en el tarjetón.
Esa es una tarea nunca resuelta en el Congreso que cada que hablan de reforma política se hacen los bobos, porque allí están precisamente los que se creen dueños del balón y organizan los campeonatos a su antojo y según sus intereses. Mejor dicho, la Fifa es un grupo de honorables caballeros al lado de la dirigencia de los partidos en Colombia.