Llegamos tarde, pero estamos abiertos al cambio: Acoplásticos

Llegamos tarde, pero estamos abiertos al cambio: Acoplásticos

Daniel Mitchell, presidente de la organización, admite que el consumo racional es uno de los primeros pasos hacia un desarrollo ambientalmente más sostenible. Entrevista

Por: Octavio Pineda
junio 05, 2019
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Llegamos tarde, pero estamos abiertos al cambio: Acoplásticos

En entrevista, el presidente de Acoplásticos, Daniel Mitchell, admitió que hay muchas áreas de oportunidad donde el propio gremio puede mejorar para un desarrollo ambientalmente más sostenible, lo que incluye campañas masivas de sensibilización para un consumo racional (incluso con apoyo del gobierno), el desarrollo de materiales alternativos y un marco regulatorio que fomente y no inhiba el reciclaje, lo que incluye los esquemas tarifarios de aseo y que el precio de un producto incluya el costo de su tratamiento posconsumo.

Algo que preocupa de las alternativas planteadas por el gremio es que, si bien apuntan en la dirección correcta, la negligencia o falta de compromiso de las autoridades puede retrasar su implementación o no cumplirse, como ocurre con el impuesto a las bolsas plásticas, ante problemas graves, como el plástico en el mar, que requieren acciones urgentes.

¿Qué piensas de iniciativas globales como la Alianza para Acabar con los Residuos Plásticos (AEPW, las siglas en inglés) o la Nueva Economía de los Plásticos en las que participan pesos pesados como P&G, Unilever, Total, ExxonMobil, Veolia, Coca-Cola y Pepsico?

Me parecen muy importantes porque el reto de los residuos plásticos es global y si podemos juntar empresas y diferentes actores en la solución del problema, vamos a lograr unas intervenciones de mayor impacto. En la AEPW hablamos de una inversión de 1.500 millones de dólares y si tomamos iniciativas aisladas de cada país su efecto será menor.

En Colombia se recicla muy poco plástico. ¿Tasas tan bajas no ameritan acciones para que lo no reciclable se evite?

Es cierto que la tasa es muy baja, en el caso del PET está entre 33% y 35%, en empaques rígidos entre 15% y 20%, en empaques flexibles entre 1% y 5%, son cifras muy bajas, y en promedio estamos entre 12% y 15%, pero la información estadística es muy mala porque hay mucha informalidad, mucho reciclaje no se registra…

¿A qué lo atribuyes, tal vez falta de compromiso de las autoridades para crear más conciencia, falta de responsabilidad extendida de los fabricantes, qué está fallando?

En Colombia ya existe una norma de responsabilidad extendida del productor de empaques y envases, la Resolución 1407 de 2018, es decir apenas estamos empezando con esos esquemas, cuando en Europa ya llevan 20, 25 años y han logrado tasas de reciclaje muy altas. Es una mezcla de cosas: tiene que ver la cultura ciudadana de separación o disposición de residuos, el esquema regulatorio de las tarifas de aseo, la falta de recolección diferenciada en los municipios y otras ciudades; apenas empieza y deberíamos estar haciéndolo desde hace rato, promover más el reciclaje y la transformación de residuos en materia prima y avanzar mucho en el ecodiseño de productos y campañas pedagógicas para motivar un cambio.

Por sucesivos fallos de la Corte Constitucional hay restricciones para un mayor reciclaje, pues lo limita a los recicladores, pero otros operadores de aseo quedan con las manos atadas. ¿No es hora de que la Corte revalúe esa situación para que, sin excluir a los recicladores, no se frene la recolección diferenciada masiva?

Es importante evaluar esa decisión y sus implicaciones. Pero no sólo eso, en la formalización de los recicladores hay que ver cómo pueden ser más eficientes y aprovechar más residuos, sus equipos de transporte; se trata también de profesionalizarlos.

En cuanto a lo regulatorio, resaltaría el esquema tarifario de aseo: en los rellenos sanitarios termina entre 85% y 90% de los residuos plásticos, en parte porque a las empresas de aseo les pagan por tonelada, independientemente de lo que haya ahí; hay que cambiar ese mal incentivo. En otros países se llama impuesto al relleno sanitario, pero otra forma es pagar sólo sobre lo aprovechable.

Desde Acoplásticos ¿qué hacen para impulsar esos cambios?

En lo regulatorio tenemos una cantidad de propuestas...

¿Los han escuchado?

Ha sido difícil, incluso lo presentamos a candidatos presidenciales, tenemos estructurado un anteproyecto de ley con estas iniciativas, elevar la responsabilidad extendida del productor a rango de ley y otras que tenemos plasmadas en proyectos de ley, los hemos compartido con congresistas, les interesa el tema y esperamos que en la próxima legislatura, con el Ministerio de Ambiente, se pueda avanzar hacia un aumento de las tasas de reciclaje o aprovechamiento.

Hay cosas que los recicladores no se llevan, como el icopor para comidas o plásticos muy reciclados. ¿Por qué no prohibir aquello cuya recolección no es realista?

Es cierto que en el mercado de reciclaje, en comparación con el PET, el cartón o los metales, el icopor no tiene una valoración tan alta, pero sí se puede reciclar, incluso a veces paga mejor que el tetrapak o hasta que el vidrio, sí hay un mercado, pero para elevar la recolección debemos apuntar a la responsabilidad extendida del productor. El precio de un producto debe incorporar no sólo lo que costó fabricarlo y llevarlo al consumidor, sino lo que cuesta el adecuado tratamiento posconsumo para cerrar el ciclo. A una empresa que venda este tipo de artículos le va costar más que al que vende PET, mucho más reciclable. Y como va costar más, el consumidor pagará para que se recicle, subsidiando el reciclaje, y decidirá si el valor le funciona.

Eso en el papel suena bien, pero muchas leyes son letra muerta y no se cumplen, implementarlo puede ser más lento que la prohibición. Por ejemplo, el impuesto a las bolsas plásticas no se cobra bien. ¿Por qué no impulsar que la misma industria apueste a soluciones tecnológicas realistas? La Unicauca desarrolla productos biodegradables, ¿por qué no apoyar esas alternativas?

Damos mucha importancia al tema y te doy varios ejemplos: tenemos un Instituto de Capacitación e Investigación del Plástico y del Caucho, el ICIPC, que en ciencia y tecnología es nuestro brazo técnico y tiene una alianza con el Instituto Fraunhofer de Alemania, muy enfocado en sostenibilidad e internet de las cosas, y allí desarrollamos todas esas innovaciones y avances tecnológicos y vemos qué pasa en el mundo para buscar alternativas. Hablamos de economía circular (lo contrario a economía lineal), que incluye convertir el plástico en nueva materia prima, compost, aceite o energía, todas alternativas viables. Afiliados a Acoplásticos hay de todo, empresas que hacen biodegradables, otros con buenos esquemas de reciclaje como Enka, PROPET y Biocírculo, o Ajover, que incorpora material reciclado en sus productos. El tema es que el plástico es un material para el cual a veces es difícil encontrar un sustituto, es la parte buena y mala. Un material tan resistente podemos aprovecharlo muchas veces.

Una herramienta clave es la ‘Jerarquía de Manejo de Residuos’, que consiste en evitar, reducir, reutilizar, repensar, reciclar y por último desechar. ¿Qué tanto tienen esto en cuenta?

Para nosotros es muy importante el consumo racional, es claro que si no necesito el producto, es mejor evitarlo. Esto aplica para cualquier producto, pero especialmente para el plástico por todas las razones que hemos abordado. Segundo, reutilizar…

Después de evitar viene reducir…

Bueno, reducir y luego reutilizar, como una bolsa de mercado, el termo del agua, incluso hay pitillos reutilizables, y por último el reciclaje y la disposición final.

Si lo tienes presente, ¿por qué entre los agremiados no impulsar más esa jerarquía de manejo de residuos?

Tenemos una campaña que se llama Dale vida al plástico…

…pero se centra más en el reciclaje y este está casi al final, sólo antes de la disposición final, ¿por qué no poner antes más énfasis en evitar, reducir y reutilizar?

Es un buen punto y lo tendremos en cuenta. Nos centramos en promover una cultura ciudadana de reutilización y separación de residuos para su posterior reciclaje, pero nos vamos a concentrar más, es verdad, en ser conscientes como consumidores de qué no tenemos que consumir, eso es cierto.

Volviendo a las iniciativas globales, ¿a qué atribuyes que pocas empresas colombianas se han sumado a ellas? ¿Por qué no meterle la ficha al tema? ¿Hay resistencia entre los agremiados o apertura?

Total apertura y varias empresas están en ellas. Por ejemplo Dow Chemical, ExxonMobil que están en Colombia… Berry, Clariant, que fabrican acá y son parte del gremio, así que ya hay muchas con esa visión o conocimiento de lo que pasa en el mundo y participan activamente en esas iniciativas.

En Colombia no hay una sola agremiada contraria al cambio, la transformación se está dando, son conscientes, están transformando sus negocios o haciendo aportes para hacer diferentes campañas y movernos con las tendencias… Puede que hayamos llegado tarde, es una autocrítica que podemos hacer; este sector es negocio a negocio (B2B) y no ha tenido mucho acceso a lo que piensa el consumidor final, nos ha faltado conocerlo mejor. Pero desde hace ya varios años este es el tema más importante de la industria plástica y del gremio y no hay resistencia, por el contrario, toda la voluntad de mirar qué hacer para resolverlo, e incluso somos parte de la asociación de asociaciones de plásticos del mundo, nos vemos cada mes y nos reunimos cada año, miramos los problemas y todos estamos igual, viendo cómo los solucionamos, ninguno es bloquee o frene. Eso es positivo.

No se trata de estigmatizar el plástico, pero sí hay muchas cosas reemplazables. En Tailandia envuelven verduras en hoja de plátano en vez de plástico, algo bello y sostenible, y en Colombia abundan esas hojas frescas? ¿Falta iniciativa de los propios empresarios para nutrirse más de alternativas reales?

Hay total apertura. Pero ya que hablamos de sostenibilidad, hay un tema riesgoso: asumir que el material sustituto es mejor para el ambiente, puede que uno lo sienta así porque se degrada más rápido, pero si uno hace un análisis de ciclo de vida, de pronto los sustitutos en ocasiones son peores. Si uno compara una botella plástica con una de vidrio, esta pesa más, implica más energía, más transporte, así que también es riesgoso asumir que el plástico es el malo para el ambiente y todo lo demás es fantástico. El consumo de agua en el caso del cartón es 20 veces el del plástico y el energético es siete u ocho veces.

Hay sectores donde el plástico es muy necesario, como en medicamentos, pero por qué no hallar en iniciativas en trámite, como la de los congresistas Losada y González (para prohibir los plásticos de un solo uso), puntos de encuentro en lugar de descalificarlas?

No descalificamos, admitimos que hay un problema grave que solucionar. Lo segundo es pensar cómo, no lo veamos como una amenaza sino como una oportunidad, porque si se ve como una amenaza entonces prohíbase todo, pero otra forma es mirar si este producto se puede reciclar, si hay alternativas biodegradables efectivas o aprovechamos que sirve para muchas cosas y más bien le hallamos una solución ambiental vía economía circular.

Ambos representante saben que somos un interlocutor abierto, hemos conversado mucho y estamos en ese proceso natural de intercambiar ideas, soluciones; nuestra posición es regulemos el tema bien, pensando en la solución ambientalmente más sostenible. Si uno habla de prohibir o restringir, antes haga un análisis de impacto ambiental de los sustitutos. Obviamente partiendo de la base de que lo primero es un consumo racional: sino no amerita consumir algo, para qué llevarlo.

Ahí Colombia falla mucho, ves a la gente en la calle comprando comida para llevar en icopor, en el supermercado despilfarrando bolsas plásticas transparentes… ¿Qué invitación harías a la misma industria o a los supermercados para desincentivar esas bolsas más enérgicamente? Acá el pretexto es que la gente se pone brava, pero por hacer caso a los retrógrados pierde el planeta…

Hagámosla, y podemos sentarnos con las grandes superficies. Uno no puede impedir al comercio que las ponga, pero sí hacer el pacto de que si esa bolsa no se necesita no llevarla, o que tenga que ser biodegradable o que se puedan devolver al supermercado con sistemas de recolección, inventar mecanismos.

Muchísima gente en el día a día se comporta como si el problema del plástico en el mar fuera en otro planeta. ¿Qué llamado harían al gobierno para que los apoye a crear más conciencia ciudadana, con campañas masivas, hacia un consumo responsable (algo al final positivo para ustedes, porque si no el tsunami antiplástico se les puede devolver más fuerte)?

Con el gobierno tenemos una instancia llamada La mesa para el plástico sostenible, donde están ONG, universidades, gremios, recicladores, es decir, diferentes actores que tienen que ver con el sector. Es un tema de comunicaciones que podemos llevar a esa mesa para que se oriente hacia allá y el primer componente sea reducir o el consumo racional.

El llamado es sumemos todos. Tenemos incluso unos recursos que aprobamos en la asamblea para un fondo por 2.000 millones de pesos para unas campañas mucho más fuertes y podemos decir al gobierno ‘Ponga usted también y sumemos’.

¿Qué piensas del reciente pacto nacional antiplástico en Francia?

Hay varios por el estilo, hace poco hubo otro en Chile... (Primer país de Latinoamérica en sumarse a una iniciativa global promovida por la Fundación Ellen MacArthur para evitar que el plástico impacte el medio ambiente).

¿Y por qué Colombia está tan rezagada en ese tipo de iniciativas?

Llevamos eso a la anterior junta directiva de Acoplásticos y lo estamos redactando, porque eso incluye unos compromisos que no sean un simple saludo a la bandera.

Lo importante, aunque difiramos en algunos aspectos, es que todos estamos del mismo lado: no es que por un lado estén los ambientalistas y en la otra esquina, nosotros. La invitación es a mirar todas las opciones, porque si uno ve la destinación de recursos en el último Plan de Desarrollo, la relación es uno a seis: seis para rellenos sanitarios y uno para aprovechamiento y eso no se ve que se critique, pero debe revisarse también ese tema o el esquema tarifario de aseo…

¿No ha faltado proactividad a Acoplásticos para mejorar el marco normativo hacia un uso más racional o un mejor aprovechamiento?

Es lo que más tratamos de promover, pero no siempre es fácil hacerlo público, hemos movido eso con candidaturas, hablado con el Congreso, con los Ministros, pero eso casi no se ve.

¿Por qué no abordan el tema de aprovechamiento directamente con la Corte Constitucional?

Lo hemos hecho a través de cartas, no somos un gremio que haya tenido mucha relación con las Cortes, por lo general son temas del legislativo y el ejecutivo.

¿Pero pueden ser más proactivos en impulsar reformas del marco jurídico?

Ya tenemos un texto listo sobre el tema…

…sobre todo porque el desarrollo sostenible es una tendencia irreversible…

Total, es irreversible. Y estamos siendo lo más proactivos posible, pero hay que aclarar que están las alternativas biodegradables y las reciclables, y no podemos concluir que si todos los plásticos fueran biodegradables el impacto ambiental sería mucho menor: la biodegradación es más rápida, pero podría requerir miles de hectáreas de cultivos que al mismo tiempo representen una amenaza. Debemos ver el tema según cada realidad. Cubiertos en una zona donde no hay recolección, pues que sean biodegradables, o las bolsas para basura orgánica, obvio que sean biodegradables, pero no todo puede ser biodegradable, como las tuberías de PVC, porque eso puede tener un impacto en consumo de agua o transporte, todo suma. Así que no descartaría que reciclar es también una buena alternativa ambiental.

¿Por qué no trabajar de la mano con alcaldías como la de Bogotá diciendo ‘muchos de nuestros fabricantes quieren ayudar o invertir en una planta de reciclaje plástico’?

Lo hemos conversado.

¿Y han encontrado resistencia?

No, en absoluto.

Pues esa sería una buena opción, que todo el plástico que se use se recicle…

Este sector se está transformando, hay una empresa en Barranquilla que está invirtiendo fuerte en equipos y bodegas para reciclaje, otra grande en Cali invirtiendo en sistemas, lo mismo en Medellín. De pronto no pensamos en esa planta de manera colectiva, pero las empresas sí están invirtiendo en tener centros de reciclaje con las más altas tecnologías, incluso unos que trabajan con la Fundación Ellen MacArthur para convertir la basura en plástico…

No olviden lo que hace Carvajal con el bagazo de caña, es casi un icopor… hay buenos ejemplos en Colombia que se pueden potenciar o replicar…

Lo vemos también con Recicloplas, que recicla icopor en Buenaventura. Y lo estamos haciendo, con Responsabilidad Extendida del Productor (REP) estamos en el piloto de la ANDI para coger esas mejores prácticas y multiplicar el reciclaje en Colombia en muy poco tiempo en asocio con las marcas, los fabricantes de empaques, envases y otros productos plásticos de corta duración o corto uso y los de materias primas.

Por otro lado, ¿a qué se debió la demanda en Santa Marta?

Hay dos cosas. Una es la campaña para evitar el plástico, que tiene muchas cosas positivas como puntos para llevar residuos, campañas pedagógicas, recolecciones, limpiezas de playa, e incluso empresas del sector están apoyando; se ha dicho que demandamos la iniciativa, no fue eso, sólo la medida que prohíbe algunos plásticos como bolsas, desechables y botellas PET; prohibir las botellas de PET no se ha visto en otros lados, de pronto en un condado de California, Estados Unidos, no es algo común y el PET se está reciclando a buenas tasas, pero las alternativas ambientalmente son peores, no creemos que el camino sea la prohibición, sino más bien metas y compromisos fuertes de la industria y las marcas para avanzar hacia altas tasas de reciclaje, aunque eso implique costos para las empresas y esfuerzos importantes.

¿Se podría revaluar por tipo de producto? ¿Están abiertos a que el icopor para comidas se prohíba…?

Es que no vemos que prohibir sea una solución, porque el icopor se puede reciclar. Claro, hay que regular algunos aspectos y establecer metas de cumplimiento, un cierre de ciclo, pero no prohibir sin tomar en cuenta que los sustitutos pueden ser peores para el medio ambiente o puede que no existan…

Pero en Iza y Nobsa, Boyacá, ha funcionado bien, es algo que ya opera acá, ni siquiera hay que pensar en Nueva York o Vancouver…

Tampoco compartimos la decisión tomada por Iza y Nobsa, pero la reflexión interna que hicimos es que por ser unos municipios más pequeños, alejados, no tenemos tampoco qué decir, por ejemplo que alguien vaya y recoja el icopor, no hemos pensado en una alternativa, así que en esos casos lo evaluamos, lo que hacen es promover la solución del plástico biodegradable y hay que ver cómo funciona.

En Santa Marta prohíben todo sin pensar con qué lo van a sustituir y si eso tiene más impacto ambiental. Sé que es un tema antipopular, pero es peligroso dar esos debates a nivel local con algo de populismo porque abre un espacio a medidas sin conocimiento y fundamento; el debate debe darse en una instancia nacional que es el Congreso de la República.

Pero que al menos fuera algo diferenciado, que digan el PET no lo prohibimos, pero sí el icopor para comida…

Nosotros no acompañamos ninguna prohibición…

¿Pero no es contraproducente cerrarse a la prohibición diferenciada? Y hasta ahora no han hecho nada para reciclar el icopor en Santa Marta…

No tanto porque estamos abiertos y proponiendo soluciones, reconocemos que hay un problema muy complejo que hay que solucionar, debe verse como una oportunidad y no como una amenaza, y que en la oportunidad haya unos compromisos grandes de cierre de ciclo y economía circular.

Pero ya hemos dicho que el reciclaje de icopor no es realista…

Sí es realista, el icopor es reciclable, pero si no hay un incentivo no se va a reciclar: si obligo a los fabricantes y distribuidores a tener unas altas tasas de reciclaje, van a decir ‘no vendo más mi producto porque no me da o invierto para conseguir esas tasas de reciclaje’, y si la empresa no cumplió con la meta, le puedo caer. Por ejemplo en San Andrés están prohibidos los plásticos de un solo uso y uno los encuentra por todos lados, entonces la fortaleza institucional es muy importante: para el tema ambiental debemos fortalecer mucho la autoridad ambiental en Colombia, darle dientes y recursos.

Muchas cosas están en el papel y no se cumplen, falta compromiso…

No sé, pero aun así es importante tener una autoridad ambiental fuerte, técnica, estructurada, con recursos.

 

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