Cátedra en democracia. Sí. Es responsabilidad del Estado impartirla, y establecer la enseñanza de la democracia como una obligación en todos los centros educativos en Colombia.
No estoy delirando, no es una necesidad que comparto por decir algo, lo hago con preocupación. En este país, debo decir que hay una importante mayoría que no tiene idea del valor de la democracia. Confunden el voto con el botox, el concejo con el congreso, las elecciones con un día de fiesta para "echar" tamal, o dormir hasta tarde. Más de un compatriota cree que la inscripción de la cédula es un negocio para "ponerse" 60 mil pesitos.
Son varios los que se inscriben en pueblos que no conocen, para ir a votar por X o Y politiquero, juntándose al repugnante carnaval de la trashumancia electoral. Todo para alterar el libre desarrollo de una auténtica democracia y seguirle el juego a los corruptos, disfrazados de palomas de paz, de verde, de rojo, o de cualquier color.
Con urgencia y más, que a menos de once meses iremos a elegir un nuevo Congreso y Presidente, el Estado debe imponer una cátedra sobre la democracia de carácter obligatorio.
No como un complemento superficial mientras nos enseñan las capitales y los ríos, sino como eje transversal del proceso de formación: Desde la primaria, pasando por el bachillerato e incluyendo los institutos de educación superior. Los colombianos lo necesitan, de lo contrario la clase política seguirá incumpliendo sus responsabilidades, y los charlatanes seguirán manejando las regiones y la nación como se les da la gana.
El Estado debe imponer una cátedra sobre la democracia de carácter obligatorio.
No como un complemento superficial
sino como eje transversal del proceso de formación
Las nuevas generaciones debemos entender cuáles son nuestros deberes, no dejarse alimentar por las emociones que se maquinan desde los despachos públicos, sino sobre las realidades, sus derechos y los instrumentos que ofrece la Constitución para hacer realidad eso que llaman sociedad civil.
No puede seguir creyendo tanto colombiano, que referendo, consulta y plebiscito, son marido, mujer e hijo. Hay que asumir los caminos de la democracia, participar de los procesos que de esta desprenden, y exigir a los representantes del pueblo cumplir a cabalidad sus labores.
Solo cuando se comprenda a plenitud la importancia de la actividad democrática, este país empezará a elegir a verdaderos gobernantes y asumirá la veeduría ciudadana como un deber elemental de todo actor civil. Se entenderá que el mejor alcalde no es el que va más a misa los meses preelectorales, sino el que presenta el mejor plan de gobierno y demuestra el mayor conocimiento sobre la ciudad. Si Colombia aprende sobre los deberes de los congresistas, asumirá con mayor responsabilidad la elección de estos, y dejará de votar por esas vedettes que llevan años en ese capitolio, sin alzar la voz contra la corrupción de las entidades que deben controlar.
Después de todo lo que hemos visto, de observar un país maltratado, asaltado y enmermelado por los elegidos de la democracia, el reto no es reemplazar el sistema, sino enseñarle al país que lo que es ahora, es una impugnable deformación de lo que debe ser.
@josiasfiesco