El título no es el más taquillero para vender hora y media de emociones frente a una pantalla, pero, aparte de eso, hay que decir que al final sales tocado en lo más profundo de tu ser, puedes darlo por seguro.
Porque si se entiende Litigante (del latín litigäre), derivado del verbo transitivo-intransitivo litigar, que determina la acción de altercar, disputar, pleitear, querellar por algo o por alguien en un juicio, Colombia es el país por antonomasia de los litigantes. No necesariamente de los abogados abiertos a la disputa en un estrado judicial, sino de aquellos anónimos de a pie, usted o yo, el que da la pelea diaria por el ruido del vecino del piso de arriba, por el cobro descarado de un taxista, por la tarifa imposible del impuesto predial, o por el viacrucis en la ventanilla de una EPS, entre la paciencia y la exasperación, para que después de infinidad de trámites te den luz verde con el tratamiento y los medicamentos de un familiar que se debate entre la vida y la muerte.
Justamente de la dureza de la vida, del amor y la muerte habla esta película, Litigante, el segundo largometraje del joven realizador bogotano Franco Lolli, después de Gente de bien, que este año abrió la Semana de la Crítica en el Festival de Cine de Cannes, y desde entonces, con resonancia de ovaciones y premios, se ha placeado en más de una veintena de festivales del mundo.
Crudo y desgarrador retrato de familia, réplica de los cuadros familiares colombianos que se ven a diario en una sociedad machista, manipuladora, acosada de temores y conflictos, de corrupción sistemática, de desamor y soledad, donde la mujer, en su tránsito sin treguas, silente ante la indiferencia de los otros, lleva la carga más pesada.
Litigante es un homenaje de Franco Lolli a la mujer: a la mujer-madre, a la madre soltera cabeza de familia, a la profesional que se enfrenta a la amañada corruptela del establecimiento, del que termina siendo víctima. Y en especial, a su progenitora, la abogada Leticia Gómez, que en 2016 le fue diagnosticado cáncer de seno, evento desolador que al director de cine le cambió su rumbo.
Un oportuno cuestionamiento sobre la devastadora enfermedad de la que nadie está exento, y que cada día, no obstante los avances de la ciencia médica, cobra más vidas en cualquier edad. Alrededor del terrible mal, Lolli construye una historia en la que cualquier colombiano directa o indirectamente podría verse reflejado: la decisión y el derecho a una muerte digna, el conflicto, las tensiones y los enfrentamientos alrededor del entorno familiar, con recapitulaciones en conjunto de un pasado que no ha sido el más afortunado.
El drama de Silvia, protagonista de Litigante (interpretado en su debut actoral con admirable magisterio por la reconocida escritora y docente de literatura Carolina Sanín), es la piedra de toque de la película.
Atribulada por el padecimiento en fase terminal de su madre Leticia (Leticia Gómez, madre de Lolli, otra extraordinaria interpretación), tiene que resolver, como asesora jurídica, los entuertos de prevaricato y cohecho en que está envuelto su jefe, al frente de una entidad pública; a la vez que velar por el enrevesado comportamiento de su pequeño hijo que no conoce su padre, un batallar que ella eligió en solitario.
En el curso de su tempestad, como en el poema de Darío Jaramillo Agudelo, una noche cualquiera aparece el amor y todo estalla, y algo se ilumina…Y Silvia se aferra al amor como el náufrago a la tabla que le ha sorteado la marea, que no le es suficiente cuando los problemas acrecientan: su madre se resiste a cumplir con las quimioterapias, el enfrentamiento con ella se vuelve más candente, su crío toca fondo en el colegio, y para rematar se queda sin trabajo.
A Silvia se le ha vuelto un nudo ciego la existencia, pero el amor propio y el amor de madre reafirman fortalezas para no dejarse vencer. Es la riña de una mujer con el mundo que le ha dado la espalda por el solo hecho de ser mujer en una sociedad proclive a utilizarlas, excluirlas y desecharlas a su antojo.
Franco Lolli vivió al límite la gestación de su película desde que se enteró del diagnóstico nefasto de su señora madre. La invitó para que fuera su coprotagonista en el duro rol de su propia realidad. Escrito el guion se lanzó a rodar con una necesidad imperiosa; una contienda a pulso con la urgencia del tiempo y de la vida, como si a él también se le estuviera escapando. De hecho se involucró con otros proyectos laborales y personales, como el deseo de ser padre, que se cristalizó una semana después de finalizado el rodaje que duró ocho semanas. De ahí que en Litigante se perfile un espejismo de documental, como sucedió con el recordado Luis Ospina en su obra maestra Todo comenzó por el fin.
Rodeado de un grupo de amigos de antaño que no habían incursionado en el terreno escénico —salvó Vladimir Durán (que también es director de cine)—, entre ellos la curadora de arte Alejandra Sarria y Carolina Sanín, que al principio no estaba en los planes de representar a Silvia, Lolli dio vía libre a la interpretación de los parlamentos de sus actores naturales, con el sentir y la espontaneidad que cada uno pudiera expresar, sin memorizaciones ni ataduras histriónicas, con esa fluidez del que actúa sin actuar, al decir de Al Pacino, no obstante haber sido uno de los aventajados alumnos de la prestigiosa academia neoyorkina de Lee Strasberg.
Silvia es el fortuito hallazgo de una prueba que Franco realizó con Leticia, su madre, y con la escritora, después de ver 300 ensayos con aspirantes. Sanín lo convenció de inmediato. Ella era la hija que estaba esperando para su progenitora. En ese periplo, Carolina Sanín se descubrió con creces en un talento del que quizás, por su dedicación literaria, no había reparado. A partir de su incursión en el set no han cesado los elogios del público y la crítica, y reconocimientos como el de Mejor Actriz en el Festival de Cine Fine Arts de República Dominicana.
“Había pensado mucho sobre la actuación: sobre su significado y sobre de qué manera es condición para las otras artes. El papel de autor de un texto es un rol que implica una intención dramática, y también una clase es una función teatral. Quería tener la experiencia de actuar: saber desde qué lugar se interpreta un personaje, cómo se construye una escena y cómo se determina un tono emocional en una escena creada por otro. Además, quería saber cómo se hace el cine”, manifiesta Sanín.
Tíldese coincidencia, Litigante se estrena en salas colombianas en una fecha neurálgica, la del 21 de noviembre, cuando la inconformidad y la protesta se hacen sentir en las calles de provincias y capitales. Un país de abogados de todas las estirpes y pelambres, de los escasos litigantes que aplican con honestidad y dignidad los principios y las leyes ineludibles en el esclarecimiento de la verdad, y de los llamados abogangsters que abundan en las esferas del poder y de las fortunas mal habidas, diestros en comprar testigos y falsear documentos al mejor postor.
La marcha de un pueblo que pone de presente su moral desvanecida ante la mentira, la corrupción, la burocracia, la ineptitud y lentitud administrativas; la violencia y la inseguridad rampantes, las muertes sistemáticas de indígenas, reinsertados y líderes sociales. La marcha de una gran parte de la nación que no se siente representada por un gobierno inverosímil, irresoluto, que propende por la guerra, la discordia y la estigmatización. Una sentida marcha que clama por la paz y la unidad nacional.
En Litigante, el poema cinematográfico de Franco Lolli, hay pedazos del espejo roto de nuestras propias vidas: la aventura épica de levantarse, no a vivir sino a sobrevivir; el temor y la incertidumbre ante el destino y el lugar que nos ocupa; el desastre de las enfermedades terminales, el conflicto derivado de las fracturas familiares; y la indiferencia y el desamparo de muchas mujeres inmersas en dramas como el de Silvia: una valiosa reflexión ante la fragilidad humana, sus conflictos y temores, el desamor, la soledad y la finitud irremediable
Litigante, ficha técnica
Dirección: Franco Lolli
Guion: Franco Lolli, Marie Amachoukeli-Barsacq, Virginie Legeay
Fotografía: Luis Armando Arteaga
Protagonistas: Vladimir Durán, Leticia Gómez, Carolina Sanín, Alejandra Sarria
Coproducción: Colombia, Francia
Año: 2019
Género: Drama
Duración: 93 minutos
Compañías aliadas: Productora Srab Films, Evidencia Films, Les Films Du Worso
A partir del jueves 21 de noviembre de 2019 en salas de cine.