En estos tiempos de pandemia, la circulación de una revista académica, antes restringida a la realidad impresa, ahora permite la virtualidad lectora con los registros de ley para ambos formatos. Acá vale preguntarse si un lector cotidiano la llevaría fácil con una revista académica. Como egresado del departamento de Literatura de la Universidad Nacional de Colombia, les comparto unas reflexiones de la Literatura: Teoría, historia, crítica, volumen 23, número 1, para abordar una experiencia lectora provechosa.
Una revista académica aunque cargue un nombre como director de la edición respectiva, en este caso la profesora Ángela Robledo, tiene un comité editorial amplio y una guía de sustentación para lograr estar incluida. O sea, no es un ejercicio de egos sino de estudio y consensos.
En una revista se conciben textos de diversa dificultad lectora, en este caso ensayos, notas y reseñas, lo que permite a un lector cotidiano medirse.
Con una tranquilidad lectora se hallarán conceptos básicos para abordar una obra literaria cómo la ironía, desde fuente primera. “Entre las formas más reconocidas de la ironía de situación se pueden mencionar la inversión del rol, bajo la figura del cazador-cazado, o el proceso de desenmascaramiento (…) 'exige al lector que cree su realidad y destile su verdad a partir de los significados contradictorios que yuxtapone' Schoentjes” o de manera aplicada a la historia de una novela como el primer ensayo sobre La ironía como instrumento de crítica social en Recursos humanos de Antonio Ortuño del profesor Julio Zárate en Francia.
En el género literario de la poesía, por ejemplo, más allá de las imágenes se busca dialogar sobre los símbolos, “pero tú no eres tú, y eres lo que/yo empiezo (Cirlot, Anahit 262)… en alguno de los textos del poemario que nos ocupa, de hecho, parece que el demonio Anahit no es más que un doble del yo que, al mirarse, descubre ese lado inferior de la conciencia” como el trabajo sobre el poeta catalán Cirlot hecho por Sergio santiago Romero. Universidad Carlos III, Madrid, España.
Dos reglas son precisas, al dar dos ejemplos sobre los géneros literarios se debe respetar al citar la revista. Quienes publican por ejemplo y es un buen ejercicio lector para quien aborda una revista académica es citar la obra literaria cuando se trabaja una traducción colocando el texto original.
Una de las notas que más me agrada es aquella que reflexiona sobre las fronteras del escritor con otras ciencias en este caso con la medicina, ya que varios médicos han sido escritores, y les pido visiten este texto Usos de lo literario en las humanidades médicas: leer a William Carlos Williams y A Fortunate Man de John Berger y Jean Mohr del profesor Francisco Gelman de Argentina y les comparto un fragmento, “¿cómo encuentra el tiempo, doc?”, le preguntaban siempre al genial médico de New Jersey, mientras publicaba libro tras libro en el medio de su atareada carrera en la salud. “No se trata de encontrar el tiempo, sino de usarlo”, respondía Williams con brusquedad. “Dos partes de un todo” llamaba a La medicina y la poesía”.
También hallan ensayos en otros idiomas.
La literatura no es un monstruo o un arte cerrado, y en esta revista académica del departamento de Literatura UN (bajo la dirección del profesor Jorge Rojas Otálora, quien fue mi director de tesis) pueden acercarse con libertad a una profesión de fronteras amplias, de categorías conceptuales aplicables y por tanto entendibles, y que no dudo un estudiante de educación básica de colegio puede revisar sin asustarse.
Siendo coherente con el primer párrafo, encuentran el acceso a la revista completa en la página del departamento de Literatura UN recién salida. Vale la aproximación lectora.