“…las estrellas dispersas profusamente parpadean en el celeste espacio con infantil complicidad…”
Diana Rubens
Cada vez que me acerco a una librería, a consultar libros infantiles, me encuentro con ciertos patrones relacionados con la ubicación de los libros, los autores más visibles, la recurrencia de ciertas colecciones, la publicidad focalizada hacia algunas editoriales en particular. Todo esto sería normal, siempre que el mercado tuviera como foco a personas adultas con la capacidad crítica de identificar, filtrar y escoger de forma libre el contenido que va a hacer parte de su compilado cultural y que además, sean conscientes de los elementos ideológicos que subyacen a los libros.
De fondo, como padre, lector, mediador y promotor de lectura me preocupo por las formas de hacer la selección del material bibliográfico que uso en diversas actividades, además de estar atento a los intereses, ideologías y preferencias de un libro sobre otro. Frente a este escenario, me permito en este ensayo poner en tensión algunos elementos que hacen parte del universo de la literatura infantil en Colombia, en forma de apuntes para una revisión crítica en relación con la escogencia de una obra de este género.
Como presupuesto, planteo la necesidad de no acceder a la inmediatez movilizada por el mercado de las grandes editoriales, y poder disfrutar de la posibilidad que da el libre albedrío de escoger, entre los escritores poco mencionados o no visibilizados, una muestra que permita hacer el ejercicio analítico, desde un horizonte de significado alejado de la dinámica comercial. Con ello, intento presentar una modesta mirada frente a las posibilidades que quedan por fuera del mercado, ricas en contenido y significativas para el estudio del género de la literatura infantil y juvenil (LIJ).
La presente propuesta tiene como base tres momentos: Por un lado, situar de forma histórica la obra de Diana Rubens (Isabel Pardo de Hurtado 1910-1993). Segundo, profundizar en los aportes que realiza a la LIJ. Y en un tercer momento, expandir la mirada hacia los retos de la LIJ hoy, en relación con su proceso de elaboración, diseño, promoción y circulación.
Un contexto para comprender el por qué escoger a Diana Rubens y escribir sobre su obra
Para comenzar, quiero exponer que comprendo la literatura como un asunto de creación cultural de carácter ficcional y estético particular, que ofrece a su interlocutor diversas formas de interrelación. Entiendo que esta definición es bastante ambigua, pero quiero situar a partir de ahí las dificultades que presenta la delimitación de un campo de investigación que se mantiene en construcción constante, como el literario. Con ello en mente, la literatura infantil y juvenil (LIJ) hace parte de un campo amplio, con unas características tipo, que le permiten tener alguna identidad dentro del grupo amplio de la literatura.
Consecuente con esta idea, cuando se habla de literatura infantil y juvenil no se recurre a otra conexión más que con el campo de lo literario, en estrecha vinculación con el libro. Pueden aparecer relaciones con todas las disciplinas, pero siempre se aterriza esto a la cultura del libro. De hecho, en gran parte de las librerías existe una sección junto a la literatura, denominada literatura infantil y otro subgrupo, literatura juvenil. Dentro del grupo de la literatura infantil, parece ser recurrente el uso de las ilustraciones, el acompañamiento del texto a partir de la imágen, e incluso la literatura como lenguaje puramente ilustrado. Así que, entiendo lo mismo cuando se habla de literatura ilustrada para niños y literatura infantil. Y siguiendo la idea expuesta por Ana María Machado en una de sus conferencias, hay que reconocer que el niño es anterior a la literatura infantil, y que este tuvo acceso a la literatura mucho antes del fomento y descubrimiento del enfoque cultural que involucra la infancia; es decir que la literatura para niños puede ser ilustrada o no serlo. Me perdonarán la redundancia, pero la diversidad de interpretaciones y lo amplio del campo requiere hacer precisiones sobre estos puntos.
Entonces, cuando llegamos a la librería a buscar libros infantiles, estamos ante un proceso más o menos reciente que se destaca por obedecer a unas dinámicas comerciales donde la exposición, la imagen o ilustración y la historia contada, incluso la interacción multidisciplinar del elemento “libro” pueden influir en la posibilidad de compra y venta del mismo. En ese orden de ideas, la escogencia del libro ilustrado va a depender del expositor o librero que fomenta, expone y dinamiza el espacio en el que el libro puede ser reconocido. De ahí que el color, la forma y la visibilidad de cierta colección sobre otra sí interfiere en la recepción de la obra misma. Dentro de sus categorías de análisis comercial, el editor visibiliza las posibilidades de venta que tiene el objeto y de ahí diseña su plan editorial, escogiendo el tema, revisa los autores, las campañas de marketing hasta realizar la entrega del libro en las librerías. Es en este punto que como lector, padre, mediador y consumidor de este tipo de literatura surgen las siguientes preguntas: ¿qué filtros tiene esa “literatura”, infantil y juvenil, quién la escoge o selecciona para hacer parte del ecosistema del libro? ¿Debe todo libro ser pasado por un filtro, y quién debería hacerlo? ¿Es ese “filtro” editorial también una forma de censurar el contenido?
Frente a estas cuestiones, lo primero que quiero mencionar tiene que ver con la firme convicción de que ningún tipo de literatura debe ser sancionada o censurada. En ello coincido con lo que plantea Perry Nodelman en su texto Todos somos sensores, quien en palabras concretas afirma que en cuestión de literatura “nada debe ser censurado ni reprimido”. En ese orden, creo que hay mucha coincidencia al argumentar que la responsabilidad final del proceso de revisión y escogencia de un libro infantil tiene que estar sobre el adulto, que de manera crítica, revisará qué llevar al niño o joven. La clave no estará en la prohibición del libro, sino de la posibilidad amplia que tenga el mediador y el niño para revisar, contrastar, discutir, comparar y seleccionar sus propios libros desde una perspectiva crítica.
Con estos presupuestos medianamente claros, y bajo los parámetros de lo que es censurable y lo que no, asumimos la investigación sobre el caso Diana Rubens (Isabel Pardo de Hurtado). Nacida en 1910, quien hizo parte de las escritoras de comienzos del siglo XX que lograron posicionar una voz alrededor de la LIJ desde la perspectiva femenina. Como sucede con el panorama del libro a comienzo del siglo XX en Colombia, y bien lo comenta la profesora Zully Pardo en su ensayo sobre el Panorama histórico del libro Ilustrado, el principal interés de los intelectuales en la primera mitad de siglo fue la pugna constante entre liberales y conservadores. Para la fecha en que se edita el libro Alberca de cristal (1953) el país ha pasado por el periodo de violencia más complejo tras el asesinato de Gaitán y padece de hegemonía conservadora que expandió su accionar a lo ancho y largo del territorio con alianzas de grupos armados fuera de la ley. En 1953 se da también un Golpe de Estado y se profundiza la crisis gubernamental. En este contexto, los intereses literarios están volcados al contenido político de las publicaciones. Comienzan a surgir expresiones artísticas que involucran la imágen y el texto en su composición.
Devolvamonos un poco: es sólo a partir de 1930 que empiezan a aparecer libros diseñados con contenido para niños. Y nuestra escritora no hace parte de ese grupo al cual se le edita los libros con ilustración. No pude conseguir la información exacta de cuántos ejemplares se editaron, pero lastimosamente, hoy es difícil conseguir una edición de sus libros. Sería irresponsable afirmar que por su contenido o falta de gestión editorial se dejó de editar, pero para la década del 50 y 60 no se contaba en el país con una editorial enfocada a la literatura infantil. Incluso la Editorial Lerner empieza a publicar libros con ilustraciones después del año 60, cosa que me pone a dudar sobre la posibilidad real de encontrar editoriales interesadas en hacer circular la obra de Diana Rubens. Incluso, cuando la profesora Pardo menciona a los precursores del libro álbum en colombia, cita a tres: El conejo viajero (autoeditado, 1949), Cuentos tricolores (Lerner, 1967) y Qué bonito baila el chulo (Valencia Editores, 1980). Con ello quiero argumentar que la producción y circulación de libros ilustrados tuvo para la época de Rubens diversos retos. Tampoco podemos afirmar con certeza que nuestra autora estaba pensando en ilustrar sus rondas infantiles, o poemas que compuso evidentemente para este tipo de público. Lo que sí resulta evidente es que la obra de Rubens ya no aparece en los catálogos y no hay reedición de las mismas, ni interés en ilustrar sus cuentos y poemas o ponerlos nuevamente en circulación, con una excepción que luego pasaré a mencionar.
De su obra sólo encontramos un ejemplar en la Biblioteca Nacional, que resulta de nuestro interés, Alberca de cristal (1953). Este libro se publicó con el subtítulo “Poemas infantiles”, pero al revisar su contenido encontramos lo siguiente: Es un texto con el diseño de libro de “bolsillo” (17x21 cm) que contiene más de 35 poemas infantiles, algunos de ellos que aparecen en un libro anterior de poesía. Es un libro sin ilustraciones, como ya se había mencionado, que por su diseño parece estar pensado para que lo adquieran los adultos y no propiamente para la lectura o uso de los niños.
Sobre el contenido de los poemas, encuentro una relación frecuente con temas como el trabajo infantil, el juego, la fantasía, y la mención constante a cuentos clásicos. También están presentes la relación madre e hijo y los juegos que se tejen en la edad inicial, como rondas infantiles y canciones de cuna.
En este orden, la novedad que encuentro en Rubens tiene que ver con la capacidad de trascender en el tiempo como propuesta estética de literatura infantil, pese al reto que tuvo debido a la carencia de editoriales especializadas en este tipo de literatura. Dicha resistencia marca la pauta para comprender cómo se fue consolidando una noción de “lo infantil en la literatura” desde la periferia. Ahora, en concreto ¿qué tienen de especial los poemas infantiles de Rubens para ser resaltados en este ensayo?
Literatura infantil y juvenil colombiana: Los temas de Diana Rubens
Debo dejar claro que considero esencial conocer y familiarizar los argumentos que hay detrás de la institucionalización de un autor, al punto de ser reconocido como canónico. El reconocimiento de dicho capital cultural nos permitirá tener un panorama amplio y complejo de la lucha permanente de repertorios que en su totalidad conforman el “campo” de la LIJ. Estos autores bien llamados “del canon” aportan perspectivas de análisis consolidados que nos permiten trazar horizontes de sentido para poder contrastar y leer a aquellos que aparecen desde las periferias. Entonces, ¿cómo contribuye Diana Rubens a este género de la LIJ?
Comenzaré haciendo una revisión de sus poemas infantiles, tomado del libro ya citado Alberca de cristal (1953): La palabra “alberca” es usada como una metáfora del lugar de donde salen los poemas que cantará y contará a los niños. De ahí que entre sus temas están de forma frecuente los sueños. Sueños que dan cuenta del imaginario infantil, en el que relacionan cuentos clásicos y figuras fantásticas como duendes, príncipes, animales que tienen voces humanas, magos, brujas, sirenas, silfos, elfos, entre otros. Para este análisis tomaré cinco de sus poemas:
- Ronda de niños: Considero que este es uno de los poemas más ricos en relación con el juego, que quizás esté dirigido a la primera infancia. Es un juego alrededor de diversas historias que se cuentan, vida de piratas, abejas de oro, gigantes cazando el halcón. Tiene mucha relación con la tradición oral y sospecho que es parte de la literatura ganada. Además, la repetición de versos en forma de estribillo permiten generar un juego de aprendizaje y vinculación de novedades según la destreza de la persona que lo cuenta:
“Cuéntanos un cuento,
Martín pescador”
Al finalizar el poema, la escritora deja la anotación “los niños prosiguen / su ronda feliz / pensando en el cuento / del negro Martín”. Esta anotación parece indicar la posibilidad de continuar con el poema ingresando en su forma poética contenido adicional. La relación con los cuentos orales es muy fuerte y sugiere que el poema tiene raíces con narrativas o cuentos ancestrales.
- Canción de cuna: Compuesto por 12 cuartetos. En este poema, Rubens sostiene una relación constante entre el infante y la inocencia. Se compara al niño con la figura religiosa del Niño Jesus. La visión sobre el niño está atravesada por las características del ángel, con sus alas, corazón inocente. En general, la percepción de la infancia está enmarcada por categorías religiosas que hacen comparable la infancia con la santidad, sacralidad y pureza. Pensando que el público de la época en que fue dirigido no es ajena a este tipo de comparaciones, además que la iglesia católica tenía mucha incidencia en la vida pública y privada de las personas.
- La feria de los juguetes: Se enfoca en relacionar la imaginación y los juguetes como elementos característicos de la infancia. Menciona carros de cuerda y barcos sin motor, pelotas, patines, trenes, coches, entre otros elementos de juego. Como si quisiera describir la infancia alrededor del juego y el disfrute que produce.
- Carbonerito: Su tema es el trabajo infantil y la inequidad económica. Presenta la vida de un niño que trabaja cargando carbón. Un poema en el que parece dar argumentos para que las burlas de otros niños no afecten al chico que trabaja.
- Estampa de nochebuena: Tiene muy presente temas religiosos, como sucede con la Canción de cuna. En este poema recrea el escenario de nacimiento del niño Jesús, según la tradición judeo-cristiana. Menciona a la virgen María y san José, además de su viaje en asno hasta Belén. En general, parece más un villancico por sus estrofas rítmicas y contenido.
Tomando como ejemplo estos cinco poemas, creo que es suficiente para argumentar que no está muy alejado de los temas que en su momento se presentaban como contenido para el público infantil y juvenil. Desde una perspectiva histórica, los temas literarios que presenta Rubens hacen parte de su contexto y por lo tanto tienen una raíz muy arraigada a su contemporaneidad. En palabras de Isaac Bashevis, se afirma que en la literatura, como en la vida, todo es específico y que no se puede escribir literatura sin raíces. Y que “cuanto más arraigado en su entorno esté un escritor, cuánto más lo comprenda su pueblo, cuánto más nacional sea, más internacional será a la vez”. En este sentido, podemos afirmar que no existe una infantilización del niño y que se le interpela con los referentes contextuales que convergen para el niño y el adulto a la vez.
Tomando algunas libertades frente a la comparación, puedo afirmar que en asuntos de temáticas no está muy alejado de lo que encontramos en las librerías hoy. De ahí que la pertinencia de Rubens en la LIJ está argumentada, entre otros aspectos, por la actualidad visión y vigencia que mantiene su propuesta estética. Salvo que estos poemas no están ilustrados, digno es reconocer el potencial que significaron para abonar al público lector que se fue configurando a final de siglo con el auge de las editoriales enfocadas en este nicho.
La emergencia de la editorial como parte de una industria, que más allá de su influencia en la cultura se comporta como una empresa que comercializa objetos, traslada la responsabilidad de validación y verificación al adulto responsable y con mirada crítica que se encarga de agenciar la lectura. De acá puedo deducir que el compilador-autor-ilustrador de LIJ se enfrenta a retos que años atrás no tenía. Revisemos algunos de estos.
Escribir LIJ en colombia hoy, un reto.
En Colombia nunca han faltado figuras femeninas que puedan presentarse con honor para las letras patrias y resulta un honor poder buscar, indagar y resaltar el trabajo realizado por una de ellas, Diana Rubens, en el marco de la comprensión de la LIJ. Como ya se mencionó, desde la perspectiva expuesta, una de sus contribuciones es la consolidación de una noción de lo “infantil” en una selección de poemas. Dicha noción parece que se sostiene en el tiempo y contribuyen en la revisión de las dinámicas de creación, producción, comercialización, exposición y circulación de los libros para niños y jóvenes.
Quizás recuerde, estimado lector, que párrafos atrás dejamos una “excepción” pendiente por retomar. El contexto es el siguiente: Considero que existe un gran interés editorial por generar ventas. Una forma de garantizar la venta de un libro es contratar y retener el trabajo de personas de la vida política y pública, que tengan acogida en los posibles públicos lectores. De ahí que personas con gran reconocimiento cultural, de universidades y ganadores de premios internacionales, sean los llamados a antologar cuentos, poemas y recoger los saberes nacionales que tengan gran valor cultural. Ahí aparece nuestra escritora. En la antología de poesía para niños que lideró Beatriz Helena Robledo para la editorial Santillana, se encuentra quizás el más reconocido de los cuentos de Rubens en la actualidad, titulado La reina del charco.
Como se hizo notar, desde su propuesta estética hay una comprensión clara sobre la noción de infancia que permite tomar distancia de la “moraleja” o carácter pedagógico que parece atravesar a muchas de las propuestas en LIJ. Pero contrario a su espíritu, ha sido usado por la editorial Santillana para generar procesos pedagógicos alrededor del “ecosistema de los anfibios” como lo sugiere la Guía del docente.
Con este evidente cambio de énfasis, quiero relacionar otro conjunto de retos al que se enfrenta el compilador-autor-ilustrador de LIJ hoy, que tienen que ver con la producción y circulación del libro. Pues al tratarse de un foco/género de trabajo e investigación joven en Colombia, la LIJ no cuenta con grandes inversiones en materia de premios y gestión económica. Por el contrario, está ligada la circulación por medio de la gestión comercial (ventas) que realicen en las librerías, círculos de lectura, ferias editoriales y promoción (autopromoción) de sus propias obras. Esto me lleva nuevamente al comienzo de este texto, en el que se resalta la necesidad de fortalecer la capacidad crítica para identificar, filtrar y escoger de forma libre el contenido que va a hacer parte del compilado cultural que se va a movilizar. Además de ser conscientes de los elementos ideológicos que subyacen en estos contenidos literarios que llegan a nuestras manos.
En un estudio bastante amplio sobre el comportamiento de la producción del libro, titulado Relaciones de dominación en la literatura infantil y juvenil, la investigadora Delia Guijarro proporciona datos que son relevantes para analizar la relación con la producción y circulación de la LIJ en latinoamérica. Entre otras cuestiones, menciona que, por mucho tiempo la producción de este género ha estado ligada a lo escolar, pero en los últimos años le ha tocado transformarse para continuar existiendo. También menciona que existe una influencia marcada por grandes editoriales que concentran la participación en el mercado del libro. Me permito traer un párrafo que aporta mucho en este sentido:
…la mayor parte de los libros seleccionados han sido editados por grandes editoriales que publican libros para niños desde hace bastantes años; como es el caso para América Latina de la mexicana Fondo de Cultura Económica o de la Argentina Sudamericana, líderes en esta clasificación. Monopolizan también una gran parte de las menciones de los libros latinoamericanos las filiales de grupos españoles como es el caso de SM, o de Loqueleo (pág. 259 -260).
En este sentido, encuentro que es muy urgente, identificar las sutiles relaciones de poder que se mantienen y extienden en el marco de la investigación en literatura, la creación y circulación del libro. Esto se apoya con la conservación de un canon y el sostenimiento de unas líneas de pensamiento que parecen inamovibles, incluso dentro de los mismos establecimientos de investigación.
A modo de cierre
A modo de cierre, me gustaría plantear dos preguntas que contribuyan a la investigación sobre LIJ y que me motiven en algún momento a continuar indagando sobre el asunto. Primero, en relación con las sutiles hilos de poder que se extienden por medio de las editoriales, y que transitan disimuladamente por los investigadores hasta llegar a sus estudiantes, ¿cómo identificarlos, focalizarlos y romperlos? Y segundo, discutiendo sobre los autores que no fueron tan reconocidos, o que aún hoy no es visible su propuesta estética ¿como garantizar que tengan un espacio equitativo en el corpus de nuestra historia de la LIJ? ¿Cómo hacer que las propuestas en LIJ de autoras como Diana Rubens no queden en un cul-de-sac?
Bibliografía
Bashevis, Isaac. “¿Son los niños los mejores críticos literarios?” Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, https://prensahistorica.mcu.es/es/consulta/registro.cmd?id=1010779. Accessed 21 May 2023.
Castilla Barrios, Olga. Breve bosquejo de la literatura infantil colombiana. Bogotá, Aedita LTDA, 1954.
GUIJARRO ARRIBAS, DELIA. “Relaciones de dominación en la literatura infantil y juvenil: la posición de la LIJ latinoamericana en el subcampo transnacional.” SciELO Colombia, http://www.scielo.org.co/scielo.php?pid=S0123-59312021000200247&script=sci_abstract&tlng=es. Accessed 21 May 2023.
Loqueleo. “Guía del docente. Grados sugeridos: 2⁰ y 3⁰.” Loqueleo, https://www.loqueleo.com/co/uploads/2020/07/gd-antologia-de-poesia-infantil.pdf. Accessed 21 May 2023.
Machado, Ana María. “Ideología y libros para niños.” Gredos Principal, https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/118629/EB12_N112_P24-33.pdf?sequence=1&isAllowed=y. Accessed 21 May 2023.
Minguez-López, Xavier. “El espacio de la literatura infantil y juvenil en el sistema literario.” SciELO Colombia, http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0123-34322016000100003. Accessed 20 May 2023.
Nodelman, Perry. El adulto escondido: definiendo la literatura infantil y juvenil. Translated by Clara Lairla, Pantalia publicaciones, 2020.
Nodelman, Perry, and Liliana Gelman. “Imaginaria » Todos somos censores.” Imaginaria, 28 September 2010, https://imaginaria.com.ar/2010/09/todos-somos-censores/#more-7582. Accessed 19 May 2023.
Pardo, Zully. “Vista de Panorama histórico del libro ilustrado y el libro-álbum en la literatura infantil colombiana.” Revistas Unal, https://revistas.unal.edu.co/index.php/ensayo/article/view/45864/47417. Accessed 20 May 2023.
Pardo de Hurtado, Isabel. Los caminos iluminados. Cali, Imprenta salesiana, 1949.
Robledo, Beatriz Helena. “Antología de poesía colombiana para niños.” Loqueleo, 28 September 2015, https://www.loqueleo.com/co/uploads/2015/11/9789587434729.pdf. Accessed 21 May 2023.
Rubens, Diana. Alberca de cristal. Bogotá, Imprenta Nacional, 1953.