Recorrer la FilBo 2022 en busca de títulos, es toda una aventura. Se trata de un ejercicio enriquecedor donde la sorpresa puede saltar en cualquier momento.
Por ejemplo, en el campo del humor hay títulos que impactan. Es el caso de Enrique Jardiel Poncela, dramaturgo, cuentista, novelista y ensayista español. Para muestra, algunas obras de teatro: El sexo débil ha hecho gimnasia, Como mejor están las rubias es con patatas, Los tigres escondidos en la alcoba y Eloísa está debajo de un almendro, entre otras.
¿Qué decir de sus novelas? Van varios botones: Amor se escribe sin hache, Un adulterio decente, Historia cómica del Derecho, Agua, aceite y gasolina, Los ladrones somos gente honrada, Usted tiene ojos de mujer fatal, Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Espérame en Siberia vida mía y Pero, ¿hubo alguna vez once mil vírgenes?
Este autor fue prolífico porque también regaló títulos que erizan, como diría una conocida actriz y presentadora colombiana. Que lo digan los siguientes: Una tumba en el aire, El cadáver del Vaticano, Tú me has matado, El cadáver del señor García y Por Dios que no se entere nadie.
No se nos escapa de esta búsqueda un autor colombiano que sigue divirtiendo a todos. Se trata de Daniel Samper Pizano con títulos sonoros como El discreto encanto del liguero y el lanzamiento en Filbo 2022 de Locos Lindos, sobre 10 personajes geniales como Aimé Bonpland, que se fascinó con la naturaleza salvaje de América, incluidas las chicas nativas; Graciela Olmos, que acompañó a Pancho Villa y fue madame de un burdel y compositora de boleros: Mané Garrincha, quien deslumbró al mundo del fútbol y protagonizó una ruidosa historia de amor, entre otros.
Entramos ahora en el escenario donde el miedo es amo y señor. Está, por ejemplo, Rubem Fonseca, autor brasileño que ilustra la crueldad y las situaciones corrosivas. Es un referente obligado de la novela y el cuento policíaco:
“Lo mejor de la obra de Rubem Fonseca es no saber a dónde nos va a llevar. Siempre que comienzo un libro suyo es como si sonara el teléfono a medianoche: Hola, soy yo. No vas a creer lo que está sucediendo” escribió Thomas Pynchon en la contracarátula interior de uno de sus libros: Carne cruda. En éste habla un caníbal que no solo se come un perro sino que asesina a su dueña para comérsela también.
O El cuarto mono de J.D. Barker, autor también de La sexta trampa. No podía faltar el libro del escritor chileno Simón Soto titulado Matadero Franklin, donde se narra la historia del narcotraficante más grande de su país: el Cabro Carrera, mundo violento y machista donde el límite entre civilización y barbarie desaparece. Escenario que se podría sintetizar, atrevidamente, con otro título: Brutal honestidad, del compositor y cantante Andrés Calamaro. Y que no tiene nada que ver con lo relatado por Simón Soto. Valga la aclaración.
Vamos ahora con un plato fuerte: Efraín Medina Reyes, escritor cartagenero con amplia trayectoria en el ejercicio de llamar la atención de entrada: Érase una vez el amor pero tuve que matarlo, Técnicas de masturbación entre Batman y Robin, Sexualidad de la Pantera Rosa, Lo que todavía no sabes del pez hielo y Pistoleros, Putas y Dementes. Este último, dice la contra carátula, es una magnífica colección de poemas cuya inquietante atmósfera, lenguaje puro y fino humor se apartan, al igual que sus novelas, de cualquier tradición.
Lo que impresiona en este autor es el desparpajo con que aborda los temas más profundos, logrando conmover y divertir. Los libros de Medina “huelen a espíritu joven” porque desdeña las poses y desmitifica su propio oficio.
No podía faltar Héctor Abad Faciolince con Tratado de culinaria para mujeres tristes y Laura Restrepo con La novia oscura y Dulce compañía. Ella llega este año con Canción de las amantes tristes, donde protagoniza la leyenda de la Reina de Saba. O a Mario Vargas Llosa con Travesuras de la niña mala. Y Jonas Jonasson con dos títulos que hacen difícil escoger cuál leer primero: El abuelo que saltó por la ventana y se largó o El abuelo que volvió para salvar al mundo. O El curioso incidente del perro a medianoche, escrito por Mark Haddon.
Acá ponemos punto final. Ahora, le toca a usted arremangarse los pantalones -gajes de la lluvia- ponerse el tapabocas y buscar, con lupa, otros títulos fuera de lo común y corriente. Buen viento y buena mar.