Qué tristeza ver a un intelectual como Lisandro Duque disfrazado, por encargo muy seguramente, de comentarista político, hablando de hechos y situaciones que no son de su resorte y conocimiento, y convertido ahora en un petrista purasangre. Y lo digo por su más reciente columna publicada en el periódico El Espectador a la que tituló Bogotá, la peor de todas y que llama la atención pues proviene precisamente de un exfuncionario que perteneció hasta el pasado 31 de diciembre a la pasada administración, como gerente del Canal Capital, entidad cuya gestión contractual calificó la Contraloría Distrital como INEFICIENTE. Es decir, el cuestionado binomio Hollman-Lisandro deberá dar explicaciones a los organismos de control, por toda clase de presuntas irregularidades halladas por esa entidad.
Veamos, por ejemplo, lo que determinó la Contraloría sobre esa llave política que, ante los ojos de todos, manipuló la televisión pública al antojo petrista:
“En relación con el factor Gestión Contractual, se evidenciaron falencias en relación con la falta de soportes documentales que evidencien el servicio prestado por el contratista, deficiencias en planeación de contratos, celebración de contratos sin el lleno de requisitos legales, errores en la cobertura y fechas de los amparos de las pólizas, inobservancia del deber de liquidar los contratos, falencias en las funciones de supervisión e inobservancia de la aplicación del principio de Publicidad; lo que determina, en el marco de la evaluación de los principios, que la Gestión Contractual es INEFICIENTE”.
Pero eso no es todo: “Evaluado el control fiscal interno implementado en Canal Capital en cumplimiento de los objetivos del sistema de control interno y de los principios de la gestión fiscal de eficiencia, eficacia y economía, se determinó que el conjunto de mecanismos, controles e instrumentos establecidos por el sujeto de vigilancia y control fiscal, para salvaguardar los bienes, fondos y recursos públicos puestos a su disposición, no garantizan totalmente, su protección y adecuado uso; así mismo afecta el logro de los objetivos institucionales”
Así mimo: “El incumplimiento físico de algunas de las metas del Plan de Acción de la Entidad son el resultado de un improvisado cronograma en la contratación, toda vez que el Plan Anual de Adquisiciones no está ajustado a la realidad, no contiene la estructura del formato definido en la Circular Externa No.2 del 16-08-2013 de Colombia Compra Eficiente, lo cual dificulta la identificación de la fecha estimada de inicio del proceso contractual”.
Por lo cual: “Los controles de herramientas de seguimiento que debe realizar la oficina de planeación en coordinación con la oficina jurídica son deficientes, no existe retro alimentación en sus procesos, así como la ausencia de una adecuada elaboración en su matriz de riesgos, hacen que se presenten falencias en los procedimientos tal y como se muestra en las inconsistencias en contratación que realiza la dependencia responsable, así como en la programación y ejecución del presupuesto correspondiente a la vigencia, denotando ineficacia en los controles establecidos”.
Todo eso no lo digo yo, valga la reiteración, sino la Contraloría Distrital. Y con respecto a su desafortunada columna, primero que todo quiero informarle que cualquier ambientalista sabe que la conexión entre los Cerros y el río Bogotá se rompió abruptamente cuando construyeron la Autopista Norte en los años 50. Y que por eso se inunda esta avenida cuando llueve torrencialmente. Razón por la cual el alcalde Peñalosa está planteando, como parte de la solución, elevar la Autopista en el sector de la Reserva van Der Hammen para que nuevamente haya conectividad entre los cerros y el río Bogotá que hoy NO EXISTE. Si algo está claro, es que Lisandro sabe de cine, no de gerenciar canales y ahora mucho menos de medio ambiente, con el debido respeto que se merece alguien que otrora inspiró a decenas de realizadores y que ahora, tristemente, forma parte de las criticadas barras fanáticas del petrismo.
En cuanto al estudio sobre el primer tramo del trazado de la línea del Metro, por cuyo estudio pago el exalcalde Gustavo Petro la bobadita de 135.000 millones de pesos, sería bueno que se enterara que dicho estudio disparó los costos de la construcción de la primera línea de $7 billones a $20 billones. ¿En dónde están los recursos? Ni la Nación ni el Distrito tienen esos recursos, y además es claro que a la Nación nunca le generó confianza un metro que nació en el ‘carrusel’ de la contratación de Samuel Moreno, y Petro lo siguió sin reparo alguno. Hasta Emilio Tapia habló de comisiones sobre ese proyecto. Por eso, los ajustes necesarios que encargó Peñalosa y que fueron validados por Santos y el Banco Mundial, con miras a tener un metro más realista y sin riesgos de corrupción y sobrecostos.
Además, ha llamado mucho la atención que el diseño del túnel es tan específico que solo una tuneladora en el mundo, que está varada en Barcelona, podría construir esa obra. ¿No le parece como raro?
De igual manera, en ningún momento el alcalde Peñalosa ha hablado de vender la ETB. Lo que ha sugerido, por ahora, es si la ciudad debe tener una empresa de teléfonos, cada vez más cuestionada por su pésimo servicio y asfixiada en medio de la voraz competencia de las telecomunicaciones, o dineros para hacer vías, hospitales y colegios, las mismas obras que Petro, el ‘director’ del cineasta Lisandro, no hizo.
Lisandro nos ha anunciado a los lectores una nueva columna sobre el Canal Capital. Espero que dé las explicaciones a la pésima gerencia en esa entidad y nos aclare cuál fue la piñata que se gestó allí con la contratación pública.