El pasado 5 de junio Sergio Zuluaga Peña regresaba, después de una suspensión de diez meses, a su cargo como Contralor de Antioquia. Estaba tranquilo, creía que la tormenta había quedado en el pasado. Ni siquiera tuvo en cuenta una orden de captura que pesaba en su contra. Entre el 2017 y el 2018 la Fiscalía le había abierto expediente: al parecer Zuluaga había pagado para que funcionarios de la Contraloría no denunciaran irregularidades que habían encontrado en su gestión. Sin embargo, no era su primer lío.
En el 2016, la Procuraduría lo suspendió por haber mostrado un título falso. En su hoja de vida aparecía el grado de doctorado en Derecho Administrativo de la Universidad San Pablo CEU de Madrid realizado presuntamente en octubre del 2012. El título no resistió la más leve revisión: nunca se había efectuado. Cinco años después Zuluaga presentaba una excusa poco creíble: él no había llenado la hoja de vida y la persona que lo hizo agregó el doctorado sin su autorización. Pero lo que más llamó la atención general fue una cirugía estética que se realizó.
En abril del 2016 Zuluaga llamó al entonces gerente de la ESE Hospital La María en Medellín, William Marulanda Tobón, para pedirle una rebaja. Él no se haría solo la liposucción, lo acompañaría su esposa y algún miembro de la oficina. Le solicitó a Marulanda Tobón, palabras textuales, “los precios más bajos del mercado”. Además hizo pasar estas operaciones como parte del POS y ocultó que eran operaciones estéticas, de hecho Zuluaga entró al hospital presentando una “alteración del tejido graso”.
La Procuraduría lo descubrió y le formuló pliego de cargos a los dos funcionarios basándose en “presunta falta disciplinaria por obtener beneficios adicionales a las contraprestaciones legales a las que tenía derecho, por cuanto presuntamente obtuvo tarifas especiales y más bajas a las habituales para la operación en una entidad que era auditada por la Contraloría Departamental”. El gerente también quedaba en evidencia por incumplir sus funciones de servidor público, no tenía ningún derecho a ofrecer rebajas de ese tipo. Su familia también había recibido este tipo de beneficios. Era, nada más y nada menos, que un carrusel de cirugías estéticas.
Sí, había vuelto creyendo que era invencible pero más de dos meses después de regresar a su cargo el cerco se cerraba sobre él. Por eso este miércoles 21 de agosto se entregó a la Fiscalía. No fue el único que cayó. Zuluaga era la cabeza de un entramado de corrupción que tenía como epicentro la Contraloría de Antioquia. Paralelo a lo que pasaba con Zuluaga cayeron tres alcaldes: la de San Carlos, Luz Marina Marín, el de Jardín, William Enrique Agudelo y César Augusto Zapata de La Pintada.
A todos los pecados de Zuluaga se le suma otra investigación: un viaje a España con dinero de contribuyentes antioqueños. Zuluaga dijo que había viajado a Europa a unas charlas ONU-Habitat, sin embargo, se comprobó que nunca existió ese evento, lo que llevaría a pensar que el viaje de Zuluaga fue sólo de placer.