Por los medios de comunicación nos enteramos que el Dr. Aurelio Iragorri no desea aceptar la propuesta del presidente Santos de convertirse en el director del Partido de la U.
En sí esto no suena extraño pues la misma respuesta ha recibido el presidente de Sandra Forero para el Ministerio de Vivienda y de Juan Martin Caicedo para el Ministerio de Transporte (y quién sabe de cuántos otros que no han salido a la luz pública).
La diferencia es que el Dr. Iragorri está en el gabinete y el no pasarse al puesto ofrecido ha sido acompañado de no renunciar al cargo actual. O por lo menos es lo que ha manifestado al anunciar que no desea abandonarlo hasta no solucionar el problema de la aftosa.
Esto lleva a una serie de situaciones curiosas:
Para el Dr. Santos podría ser una salida perfecta pues mata varios pájaros de un tiro. Disminuiría el problema del enfrentamiento del ministro con el gremio ganadero —o por lo menos con su vocero, José Félix Lafaurie—, lo cual se convirtió en una de las puntas de lanza de la oposición política.
También resolvería hasta cierto punto la crisis de la Partido de la U. Después de que la expectativa de que Juan Carlos Pinzón asumiera esa posición terminara en aquello de que ‘la política saca lo peor de las personas’, esa ‘traición’ dejó huérfano a ese en principio ‘su’ partido, y a quien supone ser su ‘jefe natural’ con el dilema de a quién candidatizar. (Con esa agrupación en desbandada y esperando la nueva ley electoral la esperanza de los Roy Barreras y Benedettis —incluso Santos mismo— es volver a declararse ‘liberales’ al hacer algún arreglo con la cuestionada Dirección Liberal y así escapar de, u ocultar, el desprestigio que las dos colectividades tienen).
Lo que de todas maneras no soluciona es lo que se puede considerar la crisis del manejo del sector agrícola en el momento que este deberá ser la columna vertebral del proceso de Paz.
La jefatura del cascarón de la U hasta habrá quien se la pelee.
Pero para subir a la cartera de Agricultura
se necesita más valor (o más temeridad)
La jefatura del cascarón de la U hasta habrá quien se la pelee. Pero para subir a la cartera de Agricultura se necesita más valor (o más temeridad): al riesgo real hoy de que a todo funcionario público se le aplica la presunción de culpabilidad, se le suma las dificultades de manejar no tanto la erradicación y control de la aftosa sino de las consecuencias que trae para las exportaciones (que ya se cerraron) e internamente para el gremio.
Y quedan otros venenos como la situación de los arroceros y la repetición de promesas incumplidas. El pacto con Dignidad Arrocera para que el Estado subsidiara el almacenamiento a los industriales (molineros) no se ha cumplido; y parece repetirse la respuesta al Chocó, a la disminución de la cotización para las pensiones, a los maestros — “no hay recursos” —. Eso cuando ya se está acabando de recoger la cosecha más grande que ha habido. Es de prever dificultades para los productores y otra vez un marcado faltante para las próximas siembras. Razón tiene el Dr. Botero de Fenalco cuando dice que es preocupante que el alza de los alimentos sea menos de la mitad que la inflación porque eso significa que se desincentiva la producción y el ciclo hará disminuir la oferta futura.
El Dr. Irragorri fue nombrado por haber sido quien negoció el paro de los agricultores con las promesas que ofreció. Lógico pudo ser encargarlo de cumplirlas. Y aunque no se ha hecho el balance al respecto se podría decir que no le había ido tan mal pues aunque en las encuestas la opinión lo calificaba en el orden de 2.5, le iba mejor que a la mayoría de los otros ministros y del promedio del gabinete que rondaba apenas cerca de un 2.
Además se suponía pertenecer al Partido Liberal lo cual facilitaría la fusión que permitiría la voltereta que parece querer dar el Dr. Santos volviendo al Partido Liberal.
Pero para el ministro la aparición de la aftosa solo aporta un deterioro a su imagen, peor que cualquier incumplimiento de lo pactado en aquel momento. Por eso con bastante razón le parece poco elegante salir como se lo propone el primer mandatario.
Lo paradójico es que al Dr. Santos esa jugada que pudiera ser genial se le puede convertir en un nuevo inconveniente pues le tocaría sacar al ministro Irragorri a las malas. Con o sin el anzuelo de la Dirección de la U, claro que puede hacerlo; pero le queda cada vez más difícil que alguien idóneo le acepte el Ministerio.
