Lina María Rodríguez Sabino siempre fue una niña precoz. El constante contacto con actores, pintores y escritores, cercanos al círculo de su madre, la actriz Miriam de Lourdes, estimularon desde muy temprana edad sus dotes artísticas. En el set de grabación de la novela Gallito Ramírez, Julio César Luna se fijó en la rubia y hermosa Miriam y a los pocos meses se fueron a vivir juntos. Entonces, Lina, que en ese momento tenía tres años, tendría en su casa la presencia de un hombre que iba a ejercer una influencia determinante en su carrera.
Su padrastro no sólo la consentía regalándole y hablándole de perritos, que en ese momento era su tema preferido, sino que le inculcó la pasión por la actuación. “Montábamos obras de teatro infantiles que ella escribía, y eso fue a los 5 ó 6 años. Le di las primeras pautas para la lectura y luego discutíamos lo que leía. Es que a pesar de ser tan niñita, tenía niveles intelectuales altos. Ella heredó de mí, gran parte de lo que hace hoy en día, pero ella tenía en su haber las ganas de ser. Eso, yo no se lo impuse”, cuenta Luna.
Así mismo, Carolina Sabino, su hermana mayor, ya había debutado a los seis años en Pequeños Gigantes y ella no demoraría en seguirle los pasos. Con apenas cinco años, la productora Punch le ofrece un papel en la célebre serie de Toni Navia. Allí saltaría a Noti, Tutti, Cuanti y un año después se consolidaría como una pequeña estrella de la televisión nacional en el dramatizado infantil Imaginate. En esos años lo único que ensombreció su felicidad fue la separación de Miriam y Julio César. Aunque no fuera su padre biológico, la niña había creado un lazo bastante fuerte con el actor argentino. La ruptura fue bastante traumática, tal y como lo recuerda el propio Luna en una entrevista dada en 1999 “Se decidió que yo no viera a los niños, aunque no fue determinación mía ni de ellos; pero siempre hubo la ilusión de verlos. Yo les decía a los amigos que cuando tuvieran la facultad de estar al lado mío, lo harían”.
Desde 1989 hasta 1994, Lina deja de actuar en televisión. Su familia estaba cuidando a la niña de todos los problemas que puede acarrear la fama cuando se consume a temprana edad. Después de una larga lista de papeles en donde no tuvo mayor trascendencia, Lina, ahora convertida en una joven bastante guapa, reaparece en el dramatizado Francisco el matemático en donde interpreta a la díscola Marcela. No había un solo adolescente en todo el país que no conociera sus amores con el Chocorramo, uno de los personajes de la novela. Por intermedio de Manuel Cabral, un amigo que tenían en común, Julio César vuelve a encontrarse con su hija putativa. El encuentro fue determinante para que Lina decidiera cambiarse el apellido en el año 2.000, justo cuando llegaba a la mayoría de edad.
Lina, actuando en Casados con hijos
Se podría llegar a pensar que la joven decide ponerse el apellido Luna en retribución a todo el cariño que sintió por ese hombre que supo criarla en su niñez, pero ella da esta escueta explicación en febrero del año 2.000: “hace dos meses me cambié el apellido, lo hablé con mi mamá y, aunque la gente lo malinterpreta, ella está de acuerdo con que sea el de mi papá. Mi mamá es la más feliz. Lo hice porque me gusta y por mi papá. Además es más lindo artísticamente”.
Pero no sólo era más sonoro el nuevo nombre sino que ahora quedaría claro que ella desciende de dos de los actores más emblemáticos de nuestra pobre televisión y así es mucho más fácil conseguir trabajo.
Con el final de Francisco el matemático en el 2002, pareció extinguirse el encanto de Lina Luna y desde ese momento anduvo por ahí, vagando como alma en pena, aceptando papeles menores en series completamente olvidadas como Cómplices y Taxi Libre. La joven que alguna vez soñó con ser escritora y estudiar “Sicología canina”, había cambiado. Ahora había decidido estudiar Marketing Político en Estados Unidos, quedarse unos años allá y después “venir a aportar mi granito de arena por el progreso del país”.
Para hacerlo montó una empresa familiar con su esposo, el hacker Andrés Sepúlveda, un hombre de extrema derecha, uribista de pura sangre, quien tiene en su haber trinos tan macabros como “Matar es una arte que no admite sutilezas” o esta otra belleza “Solo guiño mi ojo izquierdo para apuntar mejor” o lo que escribió cuando murió el líder surafricano “Nelson Mandela: un peligroso comunista menos”.
A su vez, Lina trabajó con el ex alto consejero presidencial, Germán Chica, pero a pesar de no estar contratada, ya que su perfil no daba para el puesto, se paseaba por Palacio con absoluta libertad y pertenecía al círculo íntimo de Chica. Cuando se descubre esta irregularidad ella pasa a la orilla contraria y se vincula, junto con su equipo de trabajo familiar, a la campaña de Óscar Iván Zuluaga.
Lina y su hermana Carolina Sabino
Su mamá, quien dice compartir con sus hijas el gusto por el arte y que está convencida de que Miguel Varoni es el actor más grande que ha dado este país, también consiguió una chambita gracias a su hija menor. El difícil trabajo de la estrella de Corazones de fuego fue darle unos talleres de actuación al inexpresivo candidato del Centro Democrático.
En su Facebook, Lina no esconde su extremismo político y su clara animadversión hacia el proceso de paz en La Habana. En una foto de los años noventa, en donde aparecen Alfonso Cano, Iván Márquez y otros miembros de las Farc junto a Fidel Castro, la ex actriz hace este comentario: “esta foto de estos terroristas conspirando tiene algunos años ya… ahora se reúnen por cuenta de nuestros impuestos y gracias a Juan Manuel Santos. Nos disfrazaron la entrega al Castro-Chavismo en un proceso de paz señores. ¿Hasta cuándo le vamos a seguir la cuerda a Santos y sus camaradas?” y acá nos muestra a la aspirante a dramaturga defendiendo, con encono, los desmanes de la fuerza pública “En este país la Policía no tiene garantías y no puede defenderse. Increíble tanto video reciente de ciudadanos atacando de manera descarada a unos muchachos que en uniforme tratan de poner orden... Y ya sé que me van a decir que lo tienen merecido, que los falsos positivos, que los abusos... a ver gente, ni todos los médicos son rateros, ni todos los abogados son estafadores, ni todas las presentadoras son putas, ni todos los empresarios son corruptos. Aquí a la policía algunos la juzgan por el mal comportamiento de unos pocos... Si eso fuera lo correcto, nadie iría a misa en este país.”
Las malas noticias para la otrora estrella juvenil no paran. Julio César Luna, cansado de la lluvia de mensajes que le llegaban diariamente, a raíz del escándalo de las interceptaciones ilegales en las que se había visto envuelto el esposo de Lina, escribió este lapidario mensaje en su cuenta de twitter “ella no es hija mía, ella adoptó mi apellido como un seudónimo para trabajar como actriz”.
Así que los bonitos recuerdos que evocaba el actor argentino cuando su hijastra estaba en la cresta de la ola de su popularidad, se han disuelto como lágrimas en la lluvia, las mismas lágrimas que debe estar botando Lina Luna en donde quiera que esté.
Video en donde Lina Luna acusa a la Fiscalía de montaje en contra suya publicada por Cablenoticias el 9 de junio de 2014:
