Se hacía llamar "sultán Bin Khalid Al Saud", vestía trajes de las marcas más caras del mundo, manejaba lujosos automóviles con placa diplomática y mostraba orgulloso un penthouse valuado en casi un millón de dólares… pero Anthony Gignac no es un príncipe saudita, es un estafador colombiano que montó una espectacular farsa durante 27 años. Ahora cayó preso en los EEUU.
Según detalla la periodista Johanna A. Álvarez en El Nuevo Herald, detrás de su vida de opulencia y su falso título nobiliario se ocultaba un esquema de fraude en Miami, que incluyó la quiebra de tiendas de Bal Harbour y Cocowalk, grandes deudas en el prestigioso hotel Grand Bay y llegó a engañar a agentes de American Express.
Gignac dio su primer golpe en 1991, cuando haciéndose pasar por el supuesto príncipe, defraudó a un hotel y a varias empresas por 10.000 dólares.
El Nuevo Herald detalla la "gran vida" a la que el falso príncipe estaba acostumbrado: en 1993 se hospedaba en el hotel Grand Bay, de Coconut Grove, donde solían quedarse celebridades como Michael Jackson, Elizabeth Taylor, Prince y Sophia Loren, cuando visitaban Miami.
Usaba la identidad de un residente de California para pedir nuevas tarjetas de crédito con la excusa de que se le habían perdido y, pese al nombre que aparecía en ella, él se hacía llamar "príncipe Khaled". Se movía en limusinas y su lema era "Póngalo a mi cuenta".
Era ingenioso y muy convincente. Logró que American Express de Coral Gables le diera un tarjeta de crédito Platino, que tenía en ese momento una línea de crédito de 200 millones de dólares. "Los empleados de la compañía dudaron cuando Gignac no pudo dar la fecha de nacimiento del verdadero príncipe de Arabia Saudita, pero le dieron la tarjeta cuando el hombre gritó que su padre, el rey, se enfurecería por el trato que le estaban dando", cuenta el periódico.
De acuerdo con los registros del Departamento de Prisiones de Michigan, Gignac fue detenido y estuvo en una prisión entre 2004 y 2006. Luego permaneció bajo el régimen de libertad condicional hasta 2009. Se desconoce, por el momento, qué hizo desde entonces, hasta que reapareció en Miami-Dade en 2017 buscando hacer un negocio multimillonario.
Según la acusación formal presentada en una corte federal de Miami, Gignac mantuvo reuniones de negocios desde marzo a noviembre del año pasado con representantes de un par de empresas de Miami-Dade con el supuesto propósito de realizar una inversión multimillonaria para comprar un hotel . En realidad, los estaba estafando.
Gignac invitó a los empresarios a su supuesto penthouse en un edificio de Fisher Island, en cuya puerta principal había un letrero con la palabra "sultán". En esa visita, el hombre les mostró, además, una carta del Banco de Dubai con una disponibilidad monetaria de 600 millones.
El 13 de agosto del año pasado empezó a revelarse su último fraude: uno de sus cómplices exigió a un empleado de esa misma empresa un regalo valorado en más de 50.000 dólares "debido a que el honor del 'sultán' había sido cuestionado". El regalo fue comprado y entregado a Gignac ese mismo día, pero no llegó a disfrutarlo porque lo descubrieron.