Líder social: La única forma de sobrevivir al hambre que viene es cultivando

Líder social: La única forma de sobrevivir al hambre que viene es cultivando

En las principales ciudades del país, sus pobladores están en la encrucijada, entre el coronavirus y el hambre. Los pequeños cultivadores ofrecen una solución pronta

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abril 27, 2020
Líder social: La única forma de sobrevivir al hambre que viene es cultivando
Foto: Leonel Correo / Las2orillas

«Si no sembramos desde ahora, va haber una crisis alimentaria tenaz» advierte Martha Álvarez, líder social y artífice de esta propuesta de seguridad alimentaria. Una estrategia de sobrevivencia que surge de la ciudadanía en una de las localidades más vulnerables de Bogotá, escenario de protestas y bloqueos durante la cuarentena.

Para los habitantes de Usme y las otras inmensas barriadas pobres de la capital colombiana, o sea cerca de la mitad de la población total de la ciudad, el hambre es una certeza mientras que el contagio del coronavirus una posibilidad.

Muchos de ellos viven de la economía informal y de los pequeños negocios y prefieren correr el riesgo de ser infectados a una muerte segura por la hambruna derivada de las medidas de seguridad sanitaria contra la pandemia y la ausencia de protección social frente a la parálisis que les implica esta cuarentena.

“La gente está saliendo a bloquear, está saliendo a hacer cacerolazos arriesgándose a un contagio porque no les llegan las ayudas. La situación es desesperante. Hay familias que no han comido nada. No han comido NADA”, dice Martha Álvarez, lideresa social en Usme, una localidad incrustada en las laderas del sur oriente bogotano.

Un millón doscientos cincuenta mil habitantes subsisten en este mundo con ecos de un pasado rural y en donde la vida urbana empieza a extinguirse. Un territorio habitado por cientos de miles de desplazados de la guerra, inmigrantes venezolanos, empleadas del servicio, celadores, vendedores ambulantes, recicladores, pequeños comerciantes; en fin, trabajadores independientes o informales que no saben de salarios dignos, ni de seguridad social, solo del rebusque cotidiano para paliar la pobreza.

Se trata de una población vulnerable que está en la línea de fuego de la tragedia social que se anuncia con esta crisis.  Serán los primeros en recibir la descarga de la hambruna y la contracción económica mundial que organismos internacionales como la FAO y la Cepal pronostican para dentro de poco y con un impacto mayor en los países latinoamericanos

“Aquí hay que mirar hacia el futuro. La crisis apenas está comenzando. No nos podemos quedar esperando que el Estado, que es incapaz por su alto nivel de corrupción, venga a ayudarnos. Las ayudas no van a llegar» asegura Martha Álvarez con la voz curtida tras treinta años de librar batallas para que en estas comunidades el desarrollo y la equidad no sean solo una quimera.

Ante la ausencia de las ayudas prometidas, y con el apoyo de su familia, profesores del sector y del párroco de la comunidad, Martha se ha puesto a la cabeza de una campana de solidaridad para recolectar víveres que entregan a las familias mas urgidas. «Logramos entregar 300 o 400 mercados, eso no es nada ante los cientos de miles de personas que no tienen de qué vivir en estos momentos. Los líderes estamos haciendo lo que tendría que hacer el gobierno y no ha hecho. Aquí la ayuda alimentaria prometida sigue sin llegar.»

Consciente de que ese tipo de acciones apenas mitigan el hambre de algunos y ante la hecatombe económica y social que pronto se ensañará con estas gentes, Martha, guerrera contra el hambre, ha ideado una estrategia de seguridad alimentaria que les permita sobrevivir a la crisis.

« La única forma como podemos sobrevivir a esta crisis es sembrando. Para sobrevivir al hambre hay que cultivar. Cultivar en las terrazas, en las casas, en los lotes, en los patios, en macetas o en canecas. Que se reúnan entre cuatro o cinco familias y empiecen a sembrar papas arvejas, zanahoria, habas porque en seis meses o en un año no va haber comida. Yo le digo a la gente que si no cultivamos desde ahora va haber una crisis alimentaria tenaz”.

El tiempo no es su aliado en esta batalla. Las semillas cultivadas por la población tienen que dar sus frutos antes de que la maleza que resulte de esta crisis arrase con ellos. Y aunque muchos de los habitantes de Usme son parte del éxodo sin fin de colombianos que dejan el campo huyéndole a las guerras, la precaria vida urbana ha tendido un velo en su memoria rural.

La  primera tarea, entonces, es (re) aprender a cultivar. Han  empezado en el lugar indicado: las aulas. Siembra on-line dado que en este período de encierro las clases son virtuales.

« Los profesores de colegio de la zona ya asumieron la propuesta de enseñarle a la gente a cultivar. Les hemos dicho que expliquen a los padres cómo se siembra para que ellos, a su vez, lo hagan con sus hijos. Que cojan un tomate maduro, lo corten por la mitad, lo metan en la tierra o en una maceta, lo tapen y así empiecen su cultivo”.

Los líderes sociales de estas barriadas se encargan de ubicar los terrenos disponibles y organizar a las familias para que se den a la tarea de sembrar, cuenta con entusiasmo Martha y concluye: ”Mire aquí el pueblo se solidariza y el pueblo salva al pueblo, porque aquí el gobierno no nos va a salvar”.

Publicado originalmente en Radio Francia Internacional con el título: Líder social: La única forma de sobrevivir al hambre que viene es cultivando

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