Los nombres de Feliza: La memoria viva de una artista irreverente

Los nombres de Feliza: La memoria viva de una artista irreverente

En su más reciente obra, el escritor Juan Gabriel Vázquez reconstruye la vida de Feliza Bursztyn, la gran artista colombiana que habría muerto de tristeza

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diciembre 19, 2024
Los nombres de Feliza: La memoria viva de una artista irreverente

En Los nombres de Feliza, Juan Gabriel Vásquez recupera del olvido la vida y el legado de Feliza Bursztyn, una de las figuras más audaces y transgresoras del arte colombiano.

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La novela, una reconstrucción precisa que oscila entre la ficción y la realidad, da forma a una mujer que decidió llamarse Feliza, renunciando al nombre Felicia que le impusieron al nacer, como un acto de resistencia contra las convenciones. Hija de inmigrantes judíos que llegaron a Colombia escapando de las sombras de Europa, Feliza heredó la capacidad de reinventarse en medio de la adversidad.

Vásquez dibuja su trayectoria como la de una artista que, desde el despojo y el descarte, encontró belleza y significado. Sus esculturas, hechas con chatarra y metales desechados, desafiaron los cánones estéticos y propusieron un arte profundamente político y crítico, que la llevó a ser reconocida en escenarios internacionales.

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Pero, como bien narra Vásquez, el precio de esa audacia fue alto. En un país marcado por la censura y la represión, Feliza se convirtió en un blanco fácil. Su vinculación con las causas sociales y su rechazo a la hipocresía del poder la enfrentaron al Estatuto de Seguridad del gobierno de Julio César Turbay Ayala, obligándola al exilio en París. Allí, en un restaurante parisino en 1982, encontró la muerte en circunstancias que, hasta hoy, alimentan las leyendas.

Gabriel García Márquez, testigo del momento, diría que “murió de tristeza”, una frase que Vásquez desentraña para mostrar las fisuras de una vida marcada por el exilio y la incomprensión.

A través de una prosa detallada y cautivadora, Vásquez nos invita a transitar por los testimonios de quienes conocieron a Feliza de cerca, como Pablo Leyva, su esposo, que abre las puertas de su memoria para reconstruir no solo a la artista, sino también a la mujer compleja y ferozmente libre que habitaba detrás de cada pieza de chatarra convertida en arte.

Los nombres de Feliza no es simplemente un homenaje; es una interrogación constante sobre la libertad individual, la creatividad y la resistencia frente a las imposiciones de una sociedad que tiende a devorar a quienes se atreven a cuestionarla. La novela no solo restituye la figura de Feliza Bursztyn en el lugar que le corresponde en la historia cultural colombiana, sino que amplifica su voz, haciéndola resonar en el presente.

Con este libro, publicado por la editorial Alfaguara de Penguin Random House, Vásquez confirma su maestría como narrador de la memoria, capaz de explorar las tensiones entre la historia personal y la colectiva. Feliza Bursztyn, en su irreverencia, vive de nuevo a través de cada página, recordándonos que el arte, como la vida, siempre encuentra caminos para sobrevivir a pesar de todo.

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