Facebook cumple 20 años. Las cifras no tienen antecedentes ni en la historia de difusión de la tecnología ni del éxito empresarial.
Más de tres mil millones de usuarios de Facebook en el mundo y de ellos, 32 millones en Colombia.
La gente se siente libre, o cree sentirse libre, chateando de lo que le dé la gana, opinando, hablando bien o mal de los demás, contando acerca de sí mismos, creando todo tipo de contenidos, con frecuencia cayendo en la trampa de las fake new o, también, haciendo negocios.
Las dos más reconocidas aplicaciones, absorbidas por Facebook, son las infaltables Instagram y Whatsapp. La primera tiene 1.500 millones de usuarios mensuales activos y la segunda la bicoca de 2.700 millones…
Facebook y, claro, también Google, lo saben todo de cada uno de nosotros. La pelea por la privacidad de los datos está perdida.
Los políticos buscan llegar a su audiencia por las redes y los que pescan en río revuelto, como el gobierno ruso en aquel año en que fue elegido Trump, el 2016, inundaron la red con toda suerte de contenidos dirigidos a los públicos susceptibles de acoger los prejuicios y las mentiras prefabricadas, con el fin de derrotar a Hillary Clinton.
Pertenecemos a ene grupos literarios, religiosos, ambientalistas, políticos, generacionales, étnicos, de género. Empresa seria que no quiera perder el tren del marketing contemporáneo no puede prescindir de Facebook (hoy Meta) ni de sus aplicaciones famosas. Te habla Sara, en qué te puedo servir, es el saludo de un “bot” usual en whatsapp.
Hace 20 años el señor Zuckerberg, el creador de Facebook, tenía 20 años. Internet se había convertido en una realidad comercial algo más de una década antes, en el 93, año en el que se lanzó el navegador Web Mosaic. Aunque los mayores recordamos que el esplendor comercial, una especie de big-bang, reventó con el navegador Netscape en el 94, del que otro adulto muy joven, Marc Andreessen, 23 años, fue cofundador.
Los usuarios jóvenes de hoy se desesperarían de la lentitud del internet de entonces y de sus permanentes caídas, ya que el que llegaba a los hogares competía, en las líneas de cobre, con las llamadas telefónicas tradicionales. Y el ancho de banda era apenas un débil chorrito al lado de las velocidades que el mercado ofrece hoy. Y de la cobertura, bajísima, ni se diga. Eran épocas en las que la larga distancia era un monopolio de la antigua Telecom y las telefónicas, ETB en Bogotá, EPM en Medellín, Emcali en la capital vallecaucana y las de las demás capitales, eran reinas y señoras en sus predios municipales, sin competencia alguna que les disputara el mercado local. No obstante, acceder a internet vía Netscape, con sus limitaciones, era una magia. Era, es, el acceso al mundo global.
Volviendo a Zuckerberg, en febrero del 2004 lanzó el sitio web que se llamó The Facebook.com. Aunque había unas pocas redes sociales, Facebook fue pionera y su crecimiento no tiene comparación. Más de tres mil millones de personas en el planeta son hoy usuarias de la red. Como ya casi somos 8 mil cien millones de habitantes en el planeta, quiere decir que casi el 40 % de los habitantes están en Facebook… Pero como no todos están conectados, se puede afirmar que 60% de todos los usuarios de internet están en la jaula. No hay en la historia un fenómeno comparable en la velocidad de diseminación de una tecnología y menos en la de afiliación a una sola compañía.
Como no todos están conectados, se puede afirmar que 60 % de todos los usuarios de internet están en la jaula
Gracias a Facebook, el contacto de la mayoría de los usuarios a internet en el mundo y también en Colombia, se da a través de las redes. Nuestra vida, en pocos años, ha cambiado, sin que tengamos conciencia de ello.
Las redes sociales se han convertido, en detrimento y quiebra de muchos de los antiguos medios de comunicación, en la principal fuente de información, incidiendo no solo en el hecho de que la gente se entere, sino en la forma en que se perciben los eventos, en cómo se contextualizan. Hacemos parte de tendencias, contribuimos a ellas y, con frecuencia, sin que lo sepamos, terminamos cargándole ladrillo a algún proyecto comercial o político.
No solo ha aumentado la conectividad gracias a las gigantescas inversiones en infraestructura. Han sido la base para que, a través de las redes, podamos estar en contacto con usuarios, organizaciones y empresas de cualquier parte del globo, compremos y vendamos bienes y servicios, adquiramos nuevos hábitos.
El comportamiento de los individuos, obviamente, se ve afectado por las redes. Las formas de presentarse las personas a sí mismas, el tipo de contenido al que los millones de segmentos de audiencias deben acceder para “estar al día”, lo que resulta “trendy” (de moda, que es tendencia), son casi que normas sociales, cambiantes, que las redes imponen.
Lo trivial convive con lo profundo en las redes. Epa de Colombia se enriquece con argumentos escénicos como la destrucción de una estación de Transmilenio en Youtube (de la familia Google) y los egipcios acudieron a las redes en medio de la ilusión de la primavera árabe.
Ahora ha llegado la inteligencia artificial generativa, la que permite que hablemos con los algoritmos, sean GPT, Pi, Bard, Perplexity… Otro motivo para que el crecimiento exponencial de Facebook tenga un nuevo auge. Una revolución en otra revolución.