¡Qué dolor! Qué dolor produce tener que ver a nuestros héroes sometidos a los tribunales del odio y de la venganza, tener que declarar crímenes que jamás cometieron para salvarse de condenas ridículas, mientras los terroristas gozan de total impunidad gracias a este sucio gobierno. Los asesinos caminan de foro en foro, de feria en feria, mientras nuestros militares marchaban por defender la democracia y hoy tienen que estar tras los barrotes de la indiferencia.
¿Cuándo defender al pueblo colombiano se convirtió en el mayor crimen que podía cometer un héroe de la patria? Ellos exponían su vida por salvar al pueblo colombiano, perdían sus días, sus extremidades, hasta su vida por ciudadanos que no conocían pero que sabían que amaban por compartir una misma sangre.
Los terroristas que violaban, asesinaban y torturaban a nuestros compatriotas se dan el lujo de hacer eventos en la plaza de la capital, de estar en foros, de viajar en primera clase, de imponer la agenda de los medios, de caminar seguros por la calle mientras los custodian esos héroes que ellos asesinaban, ¡algo indignante!
Mientras los terroristas gozan de estos y muchos más lujos, nuestros héroes, sí, esos héroes, que daban la vida por nosotros, tienen que estar en la cárcel por crímenes que nunca cometieron, por defender la soberanía de esta tierra, por dar la vida por nuestra tranquilidad y nuestra libertad.
¡Qué dolor! Hasta dónde hemos de llegar para darnos cuenta de que esta dictadura nos ha llevado a que los buenos sean juzgados como los peores, y que los terroristas sea beneficiado como grandes héroes.
Lo advertimos, lo vaticinamos, la JEP sería un tribunal del odio y de la venganza. Hoy nuestros policías y militares deben ceñirse a las reglas del terrorismo para tener la libertad que merecen, mientras los terroristas no tendrán que pagar un día de cárcel. ¿Esta era la paz?, ¿invertir los papeles y hacer ver a la gente de bien como los causantes de los problemas de este país?
¡El pueblo colombiano, el pueblo de bien, exige libertad para nuestros héroes!
Columna dedicada a el General Uscátegui. Creemos en su inocencia.