En el día mundial de la libertad de prensa no sobra hacer una reflexión sobre el estado del periodismo en Colombia y la región, donde de hecho, las cifras de ataque en contra de la libertad de prensa aumentan.
Los ataques a la democracia se hacen de forma escalada y sistemática, y en medio de esto, hemos visto como políticos de diferentes banderas ideológicas se ensañan contra los reporteros, encontrando a pesar de las diferencias un punto en común.
Como ha sido el caso del presidente López Obrador en México que en sus discursos ha tachado peligrosamente a periodistas como enemigos de su proyecto político, dejando medios de comunicación y reporteros en un estado de vulnerabilidad bastante alto.
Según datos de la organización Reporteros sin fronteras, México se posiciona como el país más mortífero del mundo para la prensa, con al menos siete periodistas asesinados en 2021.
Pero los ataques a la libertad de prensa no solo se concentran en este país, al contrario, parece ser una tendencia que se esparce por toda la región de forma progresiva.
En El Salvador, Nayib Bukele, también se ha sumado a la estrategia peligrosa de atacar toda persona que cuestione de alguna forma su Gobierno, y no satisfecho con esto se ha ido de forma directa contra el ejercicio periodístico.
Colombia se suma también a estas prácticas, donde no solo se juzga a través de discursos huecos a reporteros en base a su trabajo de “guerrillero”, “vocero de ideas comunistas” o incluso “nazis” sino que se traspasa a ataques en contra de la integridad física.
Según las organizaciones que hacen parte del proyecto Antonio Nariño, 2021 fue el año con mayor número de ataques contra la prensa en Colombia en toda la década y en los últimos cinco años han asesinado 7 periodistas.
Esto sumado a las amplias dificultades a la hora de acceder a la información pública en el país, y al riesgo inminente que representa el hacer un buen periodismo en Colombia, América Latina e incluso el mundo entero, porque para ningún Gobierno parece ser prioridad defender a cabalidad la libertad de prensa.
Pues siendo realistas es mucho más fácil silenciar las voces críticas que informan a la ciudadanía e incomodan el poder, por esto no hay mucho que celebrar el 3 de mayo día de la libertad de prensa, por el contrario, vemos como la libertad está al acecho.
