He leído un artículo de la revista semana publicado el 25 de enero de este año “Los 200 paras que saldrán de la cárcel”. Es algo aterrador, he quedado muerto del miedo. 268 exparamilitares en libertad, entre ellos los más sanguinarios delincuentes que ha tenido nuestra patria, culpables de más de 30.000 muertes. Y todo esto gracias a la “super ley” 957, Ley de Justicia y Paz sancionada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, que se ha convertido en el trampolín de salida de la cárcel para más de 3.600 exparamilitares. Una cortina de humo que ha servido para ocultar y pasar por alto muchas cosas en las cuales se ven involucrados altas personalidades de la vida política nacional.
¿Estará el Estado colombiano preparado para esto? Y más aún, ¿Está el pueblo en condiciones de afrontar esta realidad? ¿Cómo evitar que estos ex combatientes al margen de la ley se unan al crimen organizado? ¿Qué pasara con los cientos y cientos de exmiembros de estos grupos que no se les ha dictado sentencia aún? ¿Existen reales garantías de no repetición? Estos y muchos más interrogantes deben rondar las mentes de miles de colombianos, que como yo, estoy seguro que les invaden los nervios al tener que enfrentarse a esta cruda realidad.
Montes de María, una de las zonas más golpeadas por el flagelo de la violencia en el país a manos de los Paramilitares, tendrá que afrontar que personas como Úber Márquez, alias Juancho Dique, quien controló la zona de Canal del Dique y Edwar Cobos, alías Diego Vecino, quienes son responsables de más de 2.400 asesinatos, queden en libertad. Y más duro le será afrontar esta situación a los familiares de las cientos de víctimas de estas personas, quienes aún no se recuperan de ese dolor tan horrible de perder a sus seres queridos, a pesar del paso del tiempo.
¿Y qué pasará con quienes pensamos diferentes? ¿Será que volverá a repetirse la época de amenazas, desplazamiento y asesinato de quienes valientemente se atreven a luchar con la injusticia y dan a conocer su pensamiento diferente? Este es otro gran temor que tenemos las personas que luchamos día a día por el respeto a nuestros derechos y nuestras libertades. Que sin necesidad de coger un fusil, trabajamos y entregamos nuestras vidas por la transformación de nuestra sociedad.
De algo debemos estar seguros, y es que el 15 de agosto de 2014 quedara en la historia de nuestro país, y a partir de ese momento una nueva realidad deberemos afrontar, y ojala Dios quiera sea en favor del pueblo.