Antes de comenzar esta pequeña reflexión sobre la libertad de expresión, es necesario lamentar y rechazar la masacre de la que fue víctima el medio francés Charlie Hebdo, dado que ningún pensamiento y acción, justifica violentar la integridad de un semejante. Recordemos que en la diferencia y en la tolerancia se construye la paz.
Ubicándome en el discurso que promulgamos los comunicadores sociales y periodistas para defender el derecho a la libertad de expresión, reflexiono sobre la responsabilidad que asumimos a la hora de informar, denunciar y validar o invalidar las circunstancias e ideologías que nos rodean, y que precisamente, hacen parte de la libertad ya especificada. Si bien la labor del periodista es evidenciar la realidad en la que los ciudadanos estamos sumergidos y a partir de allí, delatar las contradicciones sociales que atentan contra el desarrollo de los individuos, su trabajo como comunicador no lo exime de respetar y tolerar los símbolos y las tradiciones culturales y religiosas que no representan ningún daño para alguien.
Es aceptable criticar el agresivo y egoísta comportamiento que asumen determinadas personas en defensa de su fe y de su pensamiento (que de por sí ya supone una contradicción), pero no es admisible mofarse ni insultar los elementos simbólicos y tradicionales de una cultura, porque sencillamente no son considerados correctos para un determinado grupo de sujetos. ¿Acaso quiénes son los periodistas para juzgar los pensamientos y las convenciones no dañinas? ¿Son los medios de comunicación los principales artífices de la violencia y la falta de tolerancia a las diferencias entre individuos y sociedades?
Sería interesante poder escuchar el discurso de un destacado periodista que condene la violencia y el irrespeto equilibradamente, y que de igual manera, mencione que la libertad de expresión es un derecho, pero también una responsabilidad. El ser comunicadores no nos debe dar la posibilidad de recriminar las creencias y actuaciones inocentes de los otros, sino denunciar aquellos actos que supongan una agresión contra el progreso de las personas en el respectivo entorno, ya que así como lo promulgó el político mexicano Benito Juárez, “El respeto al derecho ajeno es la paz”
