Envigado es un municipio tan rico como tradicional. La denominada Ciudad Señorial figura como el municipio con mejores condiciones de vida. Tiene la segunda línea de pobreza más baja del Valle de Aburrá y su condición de buen vividero se ratifica con un indicador más cualitativo que cuantitativo: el 95% de los envigadeños se siente satisfecho de Envigado (según la encuesta de percepción Aburrá Sur Cómo Vamos). Hablar de Envigado en Antioquia es mencionar un municipio desarrollado donde sus habitantes se sienten tranquilos con sus gobernantes, solo hay que recordar que antes de su captura a finales de 2018, el exalcalde Raúl Cardona gozaba de un 92% de aprobación. Todo un récord. Lo que los indicadores no revelan es que esa ciudad se encuentra controlada por una de las estructuras políticas más sólidas, longevas y cuestionadas del departamento. Una “casa liberal” presidida por un viejo cacique electoral que ha sido alcalde en cuatro oportunidades, que ha puesto alcalde igual cantidad de veces (incluido el recién electo Braulio Espinosa) y que la semana pasada se entregó ante su inminente captura. Sin mucha cobertura en medios locales y casi de agache, Héctor Londoño, uno de los hombres más poderosos del liberalismo en Antioquia, se entregó a la justicia salpicado por un escándalo de corrupción.
El comportamiento del poder político en Envigado es similar al que se registra en otros municipios del Valle de Aburrá, donde caciques tradicionales o emergentes han logrado monopolizar el poder y cada cuatro años se asiste a un referendo sobre su continuidad en cuerpo ajeno. Por ejemplo, Itagüí es el feudo del nuevo barón conservador, el senador Carlos Andrés Trujillo, con ruidos por procesos “dormidos” en Fiscalía y con un impresionante crecimiento electoral que lo ha convertido en el gamonal godo de Antioquia (con la mirada en la Gobernación). En Envigado, el poder político en los últimos 47 años lo ha concentrado el Partido Liberal ¡casi 50 años! y desde que se inició con la elección popular de alcaldes a finales de los 80 todos los alcaldes han sido de la mismo línea, pertenecientes a la tendencia de Héctor Londoño que cuando no es alcalde gobierna a la sombra. Londoño logró sobrevivir al ocaso de los viejos caciques electorales (como Bernardo Guerra Serna) y montó a mediados de los 90 una estructura que se enquistó en la administración de Envigado anulando el voto de opinión o la capacidad de cualquier propuesta independiente. En su equipo también cuenta con los servicios del recién elegido diputado Juan Carlos Palacio (41.395 votos) y el representante Julián Peinado (53.649 votos en 2018).
Con su entrega a las autoridades el pasado jueves 27 de noviembre (ante una inminente orden de captura), ya son tres los exalcaldes de Envigado capturados en el último año. A Londoño se suma su antiguo subalterno Raúl Cardona (capturado en noviembre de 2018 por corrupción y quien cuenta desde febrero con el “privilegio” de la casa por cárcel) y su reemplazo en la administración, Sara Cuervo (quien renunció antes de su entrega aduciendo motivos personales). Londoño y Cuervo deberán responder por hechos de corrupción relacionados con la desaparición de cientos de multas de tránsito. A pesar del golpe de opinión generado tras la captura de Raúl Cardona y la postulación de nuevos actores políticos (como la verde Ana Carolina Arboleda), el candidato al que Londoño le echó la bendición para suceder a Cardona, Braulio Espinosa (quien viene de ser diputado de su grupo), barrió el pasado 27 de octubre con 45.239 votos (el 41.14% de la votación total). En nada afectó al denominado “alcalde eterno” la captura de su pupilo y antes parece que salió fortalecido. ¿Por qué?, ¿a qué se debe que los envigadeños no le pasen factura a su dirigencia política? A pesar que la consulta anticorrupción sacó allí 75.167 votos, a Envigado la sigue controlando una estructura política cada vez mas hundida en la corrupción.
Quise iniciar este texto describiendo las potencias y cualidades que caracterizan a Envigado. Al socializarle a un conocido que escribiría un breve análisis sobre la corrupción en ese municipio me dijo que eso poco le importaba a sus habitantes, me expresó molesto que Envigado no es Bello "donde todo se lo roban y nada se ve", me dijo exaltado que en Envigado sí se ve el progreso y que la calidad de vida es la más alta. Esto me llevó a preguntarme: ¿acaso, la buena calidad de vida de una ciudad le resta importancia al accionar de una cuadrilla de gobernantes corruptos? Para mi conocido no hay lugar a discusión. Seguro fue uno de los que marchó en defensa del exalcalde Cardona tras su captura. Creo que nada cambiará en Envigado con la entrega a la justicia de Londoño, a fin de cuentas, sigue siendo para muchos, el alcalde eterno.