Hasta el 27 de diciembre del año 2002, la ley colombiana reconoció que, para efectos de pago del trabajo nocturno, el día terminaba al ponerse el sol. Es decir, que la jornada diurna de trabajo se extendía desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde.
Esa fecha se convirtió en un hito de la fatalidad para los trabajadores colombianos ya que el entonces presidente Alvaro Uribe Velez sancionó la ley 789 que él mismo había presentado al Congreso de la República, mediante la cual se extendía la jornada diurna hasta las 10 de la noche. El artículo 25 de dicha ley reza:
• Trabajo ordinario es el que se realiza entre las seis horas (6:00 am) y veintidós horas (10:00 pm)
• Trabajo nocturno es el comprendido entre las veintidós horas (10;00 pm) y las seis horas (6:00 am)
A partir de ahí, por obra y gracia del señor presidente Uribe, los trabajadores que laboran ocasional o continuamente en horario nocturno perdieron el recargo al que justamente tenían derecho. La excusa para este robo descarado fue que con esta medida se crearían nuevos puestos de trabajo, ya que las empresas tendrían más dinero para contratar más empleados. Lo anterior, sin contar con la flexibilidad en los horarios para acomodar más turnos. Con estos argumentos se prometió la creación de 640.00 nuevos empleos.
También, se prometió que si en dos años no se producían resultados contundentes, la ley se caería automáticamente. Para ese efecto se conformó una comisión que haría la evaluación; sin embargo, esta se disolvió en 2006. El procurador de entonces, Edgardo Maya Villazón, le dijo a la Revista Semana en un reportaje publicado el 18 de octubre de 2007 que la comisión "no cumplió sus funciones de recuperar espacio para la generación de un empleo digno, aliviar la situación de los desempleados y permitir que accedieran a la seguridad social". Además, señaló que dicha ley violaba la Constitución porque "las medidas adoptadas con base en la norma resultan inadecuadas, van en detrimento de los trabajadores y su aplicación atenta contra la dignidad humana, el derecho al trabajo y las garantías mínimas laborales".
Luego, en el 2007, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT ) contrató a la Universidad Nacional para que estudiara el tema. La conclusión fue que los empresarios se ahorraban cerca de 4 billones de pesos anuales gracias a esa ley y que el efecto en materia de creación de empleo que trajo consigo esta reforma fue nulo.
El año pasado, el representante Óscar Hurtado Pérez presentó un proyecto de ley, el cual la opinión pública ha denominado "Ley de horas extras". Este pretende devolver a los trabajadores el pago del recargo nocturno desde las 6 de la tarde. El Gobierno, por su parte, en cabeza de la ministra de trabajo Clara López lo respaldó, pero no desde las 6:00 p.m. sino desde las 8:00 p.m. Lo anterior, probablemente para facilitar un consenso con los empresarios.
Los empresarios por supuesto la rechazan, argumentan que esta afectará negativamente el empleo. La justificación de la pérdida de empleos se esgrime siempre que sale una propuesta que beneficie a los trabajadores o cada que se plantea que en materia de impuestos paguen más los que más tienen. Además, con el coco de la pérdida de empleos mantienen asustados a los gobiernos para que no les toquen sus intereses.
Los empleos no se perderán, así como reducir los recargos nocturnos en el 2002 no creó más empleos. No se perderán empleos al aumentar los recargos. Los países más desarrollados y con más gente ocupada son los que ofrecen mayores garantías a sus trabajadores y a la población en general. ¡No le tengamos miedo al trabajo decente!
Retomando, el proyecto fue aprobado en los dos debates de Cámara y tiene pendiente su trámite en el Senado. Esperamos que el Gobierno, que hizo esta promesa durante la campaña presidencial, y el Senado hagan justicia con los trabajadores, sobre todo después de una Reforma Tributaria que resultó ser un desastre para ellos. ¡No le tengamos miedo al trabajo decente!