Es innegable que Levy Rincón es un fenómeno, con un fondo blanco, una cámara y un escritorio, sus videos semanales marcan 125.000 visitas a su canal de YouTube en un solo día (más de 300.000 en tres días).
Cada madrazo que pronuncia produce una catarsis, un desahogo colectivo. Es puro sentimiento, cero cabeza fría o análisis. Yo creo que es porque este país piensa con el estómago, no con la cabeza y en estos tiempos con el estómago vacío para ser más exactos. Emberracar a la gente le funciona y se autodenomina “el noticiero del pueblo”, pero no está dando noticias está dando opiniones.
Simplemente replica información de portales como la nueva prensa de Gonzalo Guillén y Julián Martínez y Rincón nos los “traduce” a punta de madrazos para que los indignados que les da pereza (o no conocen) entiendan los artículos de Guillen y Cia.
Hay que tener estilo hasta para echar madrazos y Levy lo tiene, pero ese no puede ser el método: echar mano de la indignación popular para hacerla pensar con las tripas.
Solo hay que recordar que para la votación del plebiscito por la paz se apeló a lo mismo: sacar a votar a la gente emberracada, y ganó el NO, ¿será entonces que Rincón sabe eso y lo aplica?
Por eso pienso que Levy es perfecto para este peladero, es el emputador por excelencia, el que hace que la gente coma menos por comprarse un paquete de datos (internet hogar ¿Qué es eso?) vean sus videos e hijueputeen al unísono contra Uribe, Duque y toda esa manada de hampones en el poder y los haga ver lucecitas en una mezcla de rabia y hambre.
Un poco más al centro político y entre la barriga y el cerebro encontramos al anarco/gomelo/mamerto de Santiago Rivas (así se define el mismo), con su monólogo en Canal Capital los lunes por la noche (yo veo el programa el martes en YouTube) donde comenta con su bienpensantismo chapineruno el acontecer nacional, acá difícilmente se oye una grosería, es agradable entenderlo pero si uno mira las visualizaciones que no pasan de 3.000, concluye que solo lo ven entre la 45 y la 72 con Séptima, es decir no mueve ni la rama de un árbol fuera de Chapinero y Twitter.
Bueno, ese es su nicho y su mensaje va para gente igual a el: gente con educación superior y una que otra especialización, los demás que vean a Levy.
¿Y Pirry? Ay, Pirry, a finales de los noventas todos queríamos ser él, escalaba roca en Suesca, se arrojaba en bungee jumping de todos los puentes, era el más cool. Luego se volvió periodista entrevistó a Garavito, y bueno, todos conocemos la historia.
Pero ahora como youtuber da grima verlo, estoy de acuerdo en sus planteamientos, pero ese tonito de señora tunjana a la salida de misa un domingo, que después de confesarse sale a comer prójimo, es irritante. No aguanto ni tres minutos viéndolo.
La pulla solo merece un renglón: No nos gusta nada ni nadie, por eso hay que votar en blanco.
Voy a terminar esta nota escribiendo la mayor de las obviedades: cuánta falta hace Jaime Garzón, tal vez si no lo hubieran asesinado ya no estaría haciendo humor sino haciendo política, y quien sabe, de pronto traicionando sus principios, ganándose 22 millones de pesos mensuales como representante a la Cámara por tramitar leyes irrelevantes. Estoy especulando. Pero creo que Garzón vive en mucha gente, uno lee tuits u opiniones en Facebook y pareciera estarlo leyendo, son contados los casos, pero ahí está… afortunadamente.