Tenía cinco y Levy Rincon no se perdía a un mechudo de gafas que decía barbaridades por televisión. Su abuela lo odiaba, decía que era el marihuanero; era Martin De Francisco, el hermano de la Mencha. En 1996 La Tele, creada por Carlos Vives, era un referente para la juventud que se alimentaba con Nirvana y Sangre de Lobos, la telenovela protagonizada por Carolina Sabino y Tulio Zuluaga. La actitud rompedora de Martin De Francisco y Santiago Moure, burlándose de la farándula criolla, de los noticieros, marcó a muchos niños como ocurrió con Levy. Era mejor estar pegado al televisor que salir a la calle en Floralia, un barrio duro en el norte de Cali.
Creció oyendo groserías en el barrio. Y se las aprendió todas. Levy dice que por eso hizo del “putazo” su marca personal. Aunque, de todas las palabrotas de alto calibre, la que más le gusta es la de “malparido”. Llegó al mundo marcado por la frustración de sus papás, dos adolescentes que lo tuvieron sin tener con qué. Le tocó guerrear desde abajo y su único contacto con el mundo mas allá del barrio, a los quince años, era el programa de la emisora Superestación en la Cali de comienzos de este siglo, en la que un locutor llamado el Quinny ponía música de los Dire Strairs, Supertramp, Led Zepellin, Los Stones y citas de Bukowsky, Vallejo y máximas de Cioran.
El Quinny había conocido a Jaime Bateman en el monte y en las calles de Cali a Iván Marino Ospina y decía, con orgullo, que alguna vez le había servido al M-19. Levy Rincón se encarretó y cuando caminaba los barrios pudientes como Ciudad Jardín, no entendía por qué habían ricos y pobres. El resentimiento empezó pronto a aflorarle en la piel.
De allí que en su cuenta de Twitter, con 479 mil seguidores, se define como “Mamerto resentido, creador de Notiparaco”. Notiparaco fue el medio en Youtube que lo disparó a la fama. Sacaba al calle la cámara, un micrófono y empezaba a burlarse de todo el mundo. Algunas veces esto le ha traído críticas de sus entrevistados, como cuando fue a Tolú en el 2018 a encontrarse con su opuesto, el uribista Miguel Polo Polo. El sucreño cuenta que se sintió traicionado por Levy ya que jamás pensó que se fuera a burlar de él cuando, amablemente, había aceptado ir a su programa a pesar de estar en las orillas opuestas. La entevista fue un hit que lo disparó en redes sociales.
La transformación de Levy en un twittero influyente y polémico ha crecido de la mano de la ola Gustavo Petro. Aunque dice haber leído a los grandes satíricos de la historia su lenguaje es tan básico y tan burdo como el que podría tener cualquiera de los muchachos que crecieron en su barrio, basta ver el trino del que se siente más orgulloso, el que tiene fijado:
Petro y el batallón de jóvenes de las redes de su campaña se han encargado de engrandecer a Levy a quien el candidato le para tantas bolas que no dudó en incumplirle al director de la FM, Luis Carlos Velez, para asistir al programa de Levy Rincon. El calor de la campaña presidencial en la recta final lo ha desbocado aun y ya sin control ni filtros insulta al que se le atraviese y considere enemigo de su ídolo Gustavo Petro.