El pasado 30 de octubre el teatro Jorge Isaacs de la ciudad de Cali, se preparaba para realizar el show de los Siameses, incluido el soldado Micolta. Este último interpretado por Roberto Lozano, quien se pinta la cara y parte de su cuerpo de color exageradamente negro. Haciendo uso del Black Face, práctica racista que inició hace unos 200 años y paulatinamente ha sido prohibida en casi todo el mundo menos en Colombia, y por eso se inició una manifestación.
No se presentaron disturbios ni atropellos: algún medio de comunicación y periodistas desinformados y mal intencionados están diciendo que resultaron personas agredidas físicamente, lo cual es totalmente falso. Nadie tiene pruebas sobre ello, ya que la manifestación fue pacífica; además, los miembros de la policía siempre estuvieron presentes desde el inicio de la protesta y no reportaron ningún incidente. La música: el sonido de los tambores, las trompetas y los discursos llamando a la reflexión, forjaron a que el evento se cancelara.
La libre expresión debe tener límites. Algunas personas, incluyendo periodistas, se niegan a hacer un análisis serio sobre el asunto defienden el Black Face, argumentando que no se puede eliminar, debido a que se coarta la libre expresión de quienes hacen uso de él. Es preponderante darse cuenta que cuando la libre expresión agrede a determinada persona o comunidad debe ser prohibida, pues las comunidades agredidas también tienen derecho a ejercer la libre expresión, en este caso, haciendo uso de las denuncias pertinentes. En casi todos los lugares del mundo y en Colombia, la libertad de expresión la ejercen abiertamente quienes tienen el poder.
No somos extremistas: rechazamos de forma contundente los múltiples comentarios que se han hecho alrededor del término extremista y cuestionamos al señor Valverde quien sostiene que una de las personas que lucha contra el racismo, como muchas otras, es como el Hitler de los negros. Con este comentario se refleja el profundo desconocimiento de la historia y poca seriedad de Valverde como profesional. Sumado a ello, agudiza la tensión racial que está presente.
No hay un líder ni lideresa: la protesta del pasado 30 de octubre contó con la participación de estudiantes de varias ciudades del país, defensores de los Derechos Humanos a nivel nacional e internacional, activistas de varios sectores de la ciudad de Cali, incluso personas mestizas y europeas. Esto demuestra que Cali le está diciendo no al racismo. Además se repartieron volantes para sensibilizar contra el racismo.
No habrá cabida para la politiquería: no permitiremos que persona alguna u organización asuma la vocería de la comunidad afrocolombiana y menos para hacer politiquería. Este es un proceso que data desde hace varias décadas, que ha tenido varias y varios forjadores, no un sujeto en particular que se asuma como pionero y líder.
No es contra Roberto Lozano. La lucha del pueblo afro se ha extendido en todos los escenarios: el derecho a la educación, que ha dejado como resultado la Universidad del Pacífico, la Universidad Tecnológica del Chocó, los cupos para población afro en algunas universidades públicas y privadas del país, los créditos condonables del Icetex, la lucha contra el racismo dentro de las universidades y colegios. Hemos exigido derecho a una atención digna en salud, derecho al territorio, a participar en la mesa de diálogos de paz en La Habana y otros espacios de interlocución. Muchas personas creen que el Movimiento Afro es solo contra el soldado Micolta, lo que sucede es que se tocó a un emblema de la mayoría de colombianos, el que les hace reír…casi nunca la comunidad mestiza y afro en general se pronuncia cuando se tratan otros temas, como el robo de las curules afro, por ejemplo, o cuando denunciamos la decadente educación y demás.
El presidente Santos, ministros, congresistas y demás estamentos deben proteger los derechos y peticiones justas de las comunidades afrocolombianas: ¿por qué la presentación de cinco minutos de la humorista chilena fue ofensiva para casi toda Colombia y no la presentación de 12 años de los Siameses?
La polémica por la parodia interpretada por la actriz Belén Mora en el canal de televisión chilena ‘Mega’, donde la humorista personifica a una colombiana como prostituta y narcotraficante, pasó a instancias diplomáticas.
La Cancillería le solicitó al Embajador de Colombia en Chile “enviar una nota con queja formal al canal de Televisión” por la emisión del programa en el que la actriz aparecía vestida con prendas alusivas a la bandera colombiana, con una cafetera y utilizando lo que parecía un bloque de cocaína para agregarlo al café.
La Canciller colombiana, María Ángela Holguín, afirmó al respecto: "Vi que la señora (Belén Mora) pidió excusas, eso también en la vía cuenta, pero le pido al embajador (de Colombia en Chile) que envíe una nota al canal con nuestra queja formal en relación con esa descripción tan desafortunada que hizo esa periodista".
En medio del escándalo, el canal emitió un comunicado afirmando que ya habían recibido 75 denuncias ─37 de ellas de extranjeros─, por la emisión del sábado 27 de junio de 2015 que relaciona a la caricaturización de una colombiana con la prostitución y las drogas.
Este martes, Belén Mora ofreció disculpas a través de un video publicado en YouTube.
“Me siento pésimo. Estoy muy triste. Nunca fue mi intención que el pueblo colombiano residente en Chile y los extranjeros se sintieran mal. La idea era hacer una parodia exagerada, como yo siempre lo he hecho… Y agarrarme de ciertas cosas. Pero en ningún caso quise decir que todas las colombianas o colombianos sean prostitutas y narcotraficantes”, dijo.
“Entiendo la molestia, me siento mal y les ofrezco disculpas a los que se sintieron ofendidos. Soy una persona que siento que tengo que hacer reír y esta vez no fue así. Reconozco humildemente el error que cometí, perdónenme, no fue mi intención. El libreto lo escribo yo, yo fui la libretista despedida, me comprometo a que no vuelva a suceder”, agregó.
“Los principales motivos de las denuncias tienen que ver con la dignidad de las personas, la democracia y la paz social. El CNTV analizará las denuncias recibidas y verá la viabilidad de éstas, para presentar cargos en caso de infracción a la normativa”, dice el comunicado.
Entonces es válido que la comunidad afrocolombiana y demás personas que están en contra de programas con contenido racista protesten y denuncien. ¿O es que la denuncia de los diplomáticos colombianos solo se llevó a cabo por que la burla fue contra una mujer mestiza colombiana? Estamos seguros de que si una persona afrocolombiana se pinta de blanco y elabora un libreto para burlarse y ridiculizar a las personas mestizas, la mayoría de la población protestaría.
Antecedente de denuncia internacional contra el racismo en la televisión: El botón que le apagó la tele al popular programa de la Paisana Jacinta en Perú parece haber sido el rechazo de las Naciones Unidas al tinte humorístico del show, que calificaron de “ofensivo” por reforzar estereotipos negativos sobre los indígenas.
La ONU se pronunció sobre esta serie en una sesión pública de su Comité Contra la Eliminación de la Discriminación Racial (Cerd) el pasado 20 de agosto de 2015 en Ginebra. Hasta este comité habían llegado días antes representantes de la ONG Centro de Culturas Indígenas del Perú (Chirapaq), para presentar una denuncia contra La Paisana Jacinta, por considerarlo un programa racista y discriminatorio contra la mujer indígena andina.
Tarcila Rivera, directora de Chirapaq, explica que su organización agotó todos los esfuerzos en Perú por lograr que el programa dejara de representar a las indígenas andinas de una forma negativa, sin obtener resultados.
“La respuesta del canal fue simplemente cuestionarnos que con qué derecho protestábamos contra la libertad de trabajo, de creación, de empresa y de expresión. Incluso consideraban que era un programa cultural que hacía reír a la gente”, cuenta. Entonces decidieron acudir a una instancia internacional como la ONU.
En la sesión del Cerd, los integrantes de este comité respaldaron la denuncia de Chirapaq después de ver el programa por internet y opinar que sí era ofensivo.
Como podemos observar, si las entidades colombianas no hacen algo al respecto, será necesario acudir a instancias internacionales, lo cual está en proceso, ya que sí ofrecen garantías y protegen los derechos de las comunidades agraviadas.
Es necesario la educación: si Colombia desea ser la más educada de la región, debe invertir realmente en educación. Es de vital importancia trabajar conjuntamente con los ministerios, agendar propuestas y programas que contrarresten las diversas formas de discriminación.
Más allá de la simple opinión es necesario que nos eduquemos sobre el tema en cuestión. Es necesario que visitemos bibliotecas, que revisemos investigaciones sobre el asunto para poder tener una visión más amplia.
Sábados felices sí ha hecho humor serio: el humorista santandereano y conferencista en derechos humanos, Heriberto Sandoval, quien fue víctima del conflicto armado y personifica su experiencia a través de Pacífico Cabrera y su cabra Colombianita. Este humorista ha cuestionado el conflicto armado del país, haciendo humor de forma seria, como lo han hecho algunos humoristas afroamericanos y afrofranceses. Entonces sí es posible que se haga humor serio en Colombia, como lo hizo uno de los más grandes; Jaime Garzón. Los humoristas deben replantear sus libretos; más políticos, más educativos, sin arrogancia al cambio, deben comprometerse con el actual momento que atraviesa Colombia: el proceso de paz.
*Miembro de CADHUBEV-Colectivo Afrodescendiente pro Derechos Humanos Benkos Vive Universidad del Valle.
Educador Popular. Universidad del Valle.
Mg. Ciencia Política. IAEE-Instituto de Altos Estudios Europeos sede Bogotá
Docente Universidad del Valle y Universidad Andina.
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