El amanecer del 28 de abril fue de rojo encendido. Una de las ciudades que más sufrió la embestida del pueblo fue Cali. La estatua de Sebastián de Belalcazar fue derribada e, inmediatamente, los autodenominados ciudadanos de bien lamentaron la caída del conquistador. Mientras se rasgaban las vestiduras Feliz de Bedout los retó de esta manera:
Si la misma preocupación que algunos tienen por las estatuas, la sintieran por la angustia de la gente, habría menos personas en las calles hoy.
— Félix de Bedout (@fdbedout) April 28, 2021