Como dice el adagio popular, a los cultivadores de arroz de María la Baja en este primer semestre del año “los dejaron viendo un chispero” y todo porque la administración de la Asociación de Usuarios del Distrito de Adecuación de Tierras de Gran Escala de Marialabaja (Usomaría), decidió que no les entregaría ni una “pizca de agua” bajo el pretexto de la grave situación que presentan los embalses de Playón y Matuya, que tienen hoy los niveles más bajo de su historia como consecuencia del impacto del Cambio Climático, generado por la deforestación indiscriminada generada por campesinos y terratenientes y la quema de suelos.
El problema es que Usumaría no trató con el mismo rasero a los palmicultores y ganaderos, a quienes desde inicio de febrero y hasta principios de marzo le está suministrando agua, mientras los arroceros la ven correr, lo que se puede constituir en una clara violación al derecho a la igualdad y al trabajo, porque como dicen muchos de ellos “O todos en la cama, o todos en el suelo”.
¿De quién es el agua del Distrito de Riego? Una obra que el Gobierno Nacional construyó hace más de 60 años para darle impulso al pequeño y mediano agricultor, es la gran pregunta que se hacen muchos, en medio de esta gran incertidumbre que hoy tiene enfrentados a los empresarios de La Palma, que tienen poco menos de una década en la zona, a los arroceros que lo han explotado por más de medio siglo y la comunidad que última es la gran perjudicada.
Es hora que la administración departamental y nacional le brinden toda la atención a esta situación que está poniendo en peligro la seguridad alimentaria de la zona y que hacia el futuro inmediato pude generar problemas de inseguridad y violencia por la falta de ingresos y empleo para cientos de familias pobres que dependen de este cultivo.
La situación por la falta de agua para los arroceros, quienes representan aproximadamente el 16% de los cultivos sembrados en el Distrito de Riego, tiende agravarse, si a ello se le suman las deudas que tienen con los bancos, prestamistas o pagadiarios, que tienen a muchos quebrados.
Las voces de protesta por esta situación no se han hecho esperar y ojalá que alguien los escuche porque como dicen algunos aquí primero fue el arroz, el plátano, el ñame y la yuca, antes que la palma, que para muchos fue un engaño más de los gobiernos de turno.