La innumerable saturación cotidiana a la estamos expuestos los ciudadanos comunes y corrientes -- que solo practicamos el chisme y no sabemos nada o casi nada del sentido común de la vida-- y expuestos a recibir todo tipo de información venida de los “profesionales de la comunicación” que sí estudiaron para buscar la verdad, o por lo menos contar con objetividad y reflexión sensata un acontecimiento que de una u otra manera nos involucra, nos sentimos como en medio de un océano agitado, a punto de naufragar en medio de la confusión de miles y miles de mensajes que pululan en todas partes.
Guzmán Urrero, Doctor en ciencias de la Información, periodista, crítico y escritor español nacido en Bilbao (Vizcaya) en 1968, frente al gran periodismo nos dice lo siguiente:
“Dada la dimensión pública de su oficio, el periodista es susceptible de convertirse con facilidad en una figura popular, digna de ser admirada por el público. En los medios audiovisuales, esa notoriedad se multiplica, las figuras televisivas alcanzan el mismo renombre que los políticos más destacados o las estrellas del espectáculo. Sin embargo, dejando al margen la fama más o menos pasajera que la pequeña pantalla concede a quienes en ella aparecen, los periodistas de mejor reputación son aquellos que, a través de años de experiencia, consiguen aportar a la sociedad una nueva perspectiva de esa realidad que también pretenden mejorar.”
Esto indudablemente suena muy bien, suena hasta bonito. Pero en el Informe 2, publicado en Alerta, publicado por el periódico el Nuevo Siglo, en uno de sus apartes y bajo el titular: “COLOMBIA, UN PAÍS QUE PRODUCE PERIODISTAS POR ‘MONTONES’”, se refiriere a la paupérrima situación de los profesionales del periodismo y nos presenta esta situación:
“El panorama de la profesión es cada día más crítico. Pululan los nuevos énfasis y especializaciones en procesos comunicativos, pero el mercado laboral no absorbe suficientemente a los egresados… ANUALMENTE se gradúan de las universidades colombianas cerca de 4.500 comunicadores sociales y periodistas, pese a que el mercado laboral para estos profesionales cada día es más escaso y competido.
A pesar de que el Círculo de Periodistas de Bogotá (CPB) y la Asociación de Facultades de Comunicación Social (Afacom) califican el mercado de trabajo como pobre y en crisis, el número de jóvenes que optan por esta carrera no disminuye, a tal punto que se trata de una de las modalidades más rentables para muchas universidades del país… (El subrayado es nuestro)
‘Alud’ de especializaciones
Debido a que la oferta de empleo para periodistas en los grandes medios es limitada y cíclica, las universidades y otros centros de educación superior están capacitando a sus estudiantes en diferentes ramas y énfasis de la comunicación, con el fin de que los egresados puedan ampliar su espectro laboral, sin que la única opción sea trabajar en radio, prensa, televisión y otros medios alternativos o de nuevas tecnologías. Así, hoy existen comunicadores sociales con énfasis en comunicación organizacional, periodismo comunitario, educación, resolución de conflictos, nuevos medios, Internet…
Sobre la formación del periodista
Varios periodistas de larga trayectoria en los medios ven que la crisis en la profesión nace en la academia, en donde los profesionales egresados no tienen la preparación integral necesaria. "Es pertinente que las universidades hagan reflexión y autocrítica. Tienen que reconocer que preparan periodistas de bajo nivel", señala Norbey Quevedo, editor del semanario El Espectador.
Además de la academia, es lamentable que los grandes emporios económicos que son mayormente los dueños de los medios (prensa escrita, radio y televisión), para mantener sus imágenes al día, tienen en sus filas a un cartel de “periodistas”, gente que porque fue o es actriz o actor ya tiene el derecho de ejercer de informador o presentador, o reinas que “conducen” las sesiones de entretenimiento (o sea noticias de contenidos light que no alimentan el cerebro). Y qué decirle a nuestros profesionales del Periodismo Deportivo, que lo sentimos porque de verdad nos da vergüenza ver y escuchar a exfutbolistas que recién se han quitado la camiseta haciendo de analistas del deporte, ex medallistas olímpicos, (excepciones de uno que otro que estudio por lo menos Educación Deportiva). Sin hablar de los que se la pasan dando conferencias sobre superación personal y que vienen invadiendo los medios con espacios “especiales” en los cuales nos tenemos que aguantar otro sartal de baboserías para llenar rating además con el apoyo de las empresas que encuentran allí la mejor manera de publicitar sus productos.
Pero de aquello nada. ¿Periodismo serio? ¿Dónde?
Que lo hay lo hay, y los pocos que lo ejercen o tratan de ejercerlo con dignidad y ética periodística los van reduciendo a la mínima expresión quitando pautas, cambiando sus parrillas, silenciando periodistas. Esto en la democracia más antigua de Latinoamérica.