¿Qué pasaría si te paras frente al palacio de Justicia de Colombia, gritas arengas de que hay que acabar con el presidente Santos y lanzas una bomba molotov? Seguramente, irías preso y posiblemente una mano invisible te borraría del planeta. Así pues, llama profundamente la atención que ningún medio en Colombia se pregunte ¿por qué metieron a Leopoldo López preso?
Según una investigación del periodista canadiense Jean-Guy Allard, en los años 90 López hizo parte del Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, una institución educativa que se caracteriza por reclutar informantes de la CIA. López, además, encabezó la marcha que llegó a Miraflores y que terminó con el golpe de estado y el posterior secuestro del entonces presidente Hugo Chávez. Aún recuerdo cómo se apostó frente a los manifestantes, siendo alcalde de Baruta, frente a la embajada de Cuba con unas ganas visibles de quemarla.
En el 2011, cuando era precandidato presidencial —ya inhabilitado por un conflicto de intereses, por haber sido en 1999 asesor de PDVSA justo cuando su mamá era directora de Asuntos Públicos de la empresa—se reunió más de una vez con el expresidente Uribe, al que le ha expresado más de una vez su lealtad, para asesorarse en todo lo referente a seguridad. En el 2014, este hijo de alta alcurnia fue apresado por instigar al golpe de estado y conducir irresponsablemente a la población.
Cuando el gobierno de Maduro lo lleva, en un acto de benevolencia, hasta su casa para que purgue ahí su pena, le da por usar de manera irresponsable las redes sociales y hacer una llamada al ejército para que desobedezca a Maduro. Lo mínimo que debe hacer el gobierno es volverlo a meter preso en una cárcel común. Lo mismo para el señor Ledezma. Acá los medios repiten hasta la saciedad lo que les dictan. Párense frente al palacio de Nariño y tiren una granada a ver qué les hacen. Estoy seguro de que ni siquiera llegan a juicio.
