Bajaba por la Avenida La Prensa de Quito con su esposa cuando dos ladrones en una moto le cerraron el paso. Lenin Voltaire Moreno, el entonces Director Ejecutivo de la Federación Nacional de Cámaras de Turismo, hizo lo que le dijeron: se bajó del auto y entregó las llaves. Al darse la vuelta escuchó el disparo y sintió el quemonazo en la espalda. Cayó debajo del auto. Su esposa, creyendo que los asaltantes tendrían la frialdad de atropellar a Lenin, lo sacó de allí. Los ladrones se fueron, Lenin se quiso levantar pero no pudo: la bala había dañado la médula.
Casi dos décadas después Lenin Moreno, imperturbable en su silla de ruedas, es el nuevo presidente del Ecuador. Su táctica como candidato fue la misma que tuvo como vicepresidente de Rafael Correa, la que le permitió salir del pozo depresivo en que había caído después de esa tarde de abril de 1998: escuchar al otro y, sobre todo, reir. "El humor tiene un efecto terapéutico no solamente alimenta el espíritu, el alma, la mente, sino también el cuerpo mediante la inmunidad que genera. La alegría y el buen humor son poesía que surge de un espíritu sin odio” ha dicho en más de una ocasión quien fuera el contrapeso del usualmente malgeniado Rafael Correa. Sus libros “Filosofía para la vida y el trabajo”, “Teoría y práctica del humor”, “Ser feliz es fácil y divertido”, “Los mejores chistes del mundo”, “Humor de los famosos”, “Trompabulario”, “Ríase, no sea enfermo” y “Cuentos no ecológicos”, se han vendido en el Ecuador como pan caliente y lo han catapultado como un motivador profesional que no se cansa de dar conferencias motivacionales por todo el país.
Nació hace 63 años en la provincia amazónica de Orellana. Para ir a la escuela tenía que desplazarse en bote. Empezó a estudiar con poca suerte Medicina y Psicología y al final encontró su vocación en la administración de empresas, carrera que terminó en la Universidad Central de Quito. Como Vice dejó huella por impulsar la misión solidaria Manuela Espejo, un programa que ayudó a los más de 500 mil discapacitados que tiene Ecuador y que les dejó un subsidio mensual de 240 dólares. Además su campaña Sonríe Ecuador, somos gente amable ayudó a que se le concediera en el 2014 el Premio Humor de la Resistencia que concede anualmente la asociación francesa Casa de la Risa.
Ese año, cansado de la política, decide renunciar a la vicepresidencia y refugiarse en Ginebra, en un chalet muy cerca del Centro Europeo para la Investigación Nuclear (CERN), donde se detectaron indicios de una partícula seis veces más masiva que el bosón de Higgs. Allí conoció al astrofísico Stephen Hawkings con quien dice a compartido varias charlas, invitándolo incluso a participar en La Ciudad del Conocimiento de Yachay al norte del país, uno de los proyectos más ambiciosos del Presidente Rafael Correa y que Moreno aspira a consolidar. Durante varias veces el astrofísico inglés ha intentado visitar Ecuador pero nunca se ha concretado. Sin embargo la cercanía de Moreno con el autor de La historia del tiempo se ha mantenido a lo largo de los años.
Es usual que en sus discursos Moreno cite a Hawkings, Newton o Einstein. Su obsesión por la astrofísica le ha granjeado las más severas críticas de sus detractores. Afirman que sus discursos son pomposos, pretenciosos y no tienen un hilo conductor definido. El pasado 12 de enero el candidato de Alianza País estuvo en la Universidad Tecnológica Equinoccial habló de la Teletransportación, otro de los temas que lo obsesionan. Afirmó que un austriaco llamado Anton Selinger fue capaz de disolverse en átomos y aparecer al otro lado del río Danubio. El hecho, aún no comprobado, despertó las más punzantes burlas.
Hasta finales del 2015 Lenin Moreno estaba feliz en su retiro suizo. Quería empezar a investigar por su cuenta el origen del universo, tener contactos con astrónomos, llenarse de conocimiento. Pero, como él mismo lo dijo en una de sus últimas intervenciones citando al filósofo Epicteto “Si una persona tiene la oportunidad de servir a la colectividad mediante un cargo público, es una falta de ética no hacerlo”. Viendo como el cuarenta por ciento de los ecuatorianos salió a respaldar sus propuestas, Lenin Moreno no tenía otra opción que regresar de Suiza y ponerse al mando de la segunda parte de la Revolución Ciudadana ya sin Rafael Correa, su creador. Ahora ganó, en segunda vuelta, al candidato del Movimiento Creando Oportunidades Guillermo Lasso por un estrecho margen de 200 mil votos que terminó siendo suficiente a pesar de que falta el 6 por ciento de las mesas por escrutarse.
